Cap. 3 Lucas.

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Salí del instituto y me dirigí a la parada del bus, esperé un rato y aguanté mis ganas de mirar el teléfono hasta subir y sentarme, ya que a penas tenía batería, y trataba de mantenerla y así tendría algo que hacer durante el camino.

Esperé unos 5 minutos y el C8 llegó. Me senté como de costumbre en uno de los asientos de la parte de atrás. Me puse los cascos y esta vez dejé que la reproducción aleatoria me sorprendiese. Cómo no, la primera canción que salió fue de Sum41, siempre me sale en el aleatorio.

Puse los datos por si tenía algún mensaje más y entré en WhatsApp

Lucas:
¡Hey Diana! ¿Qué tal va todo? 

La verdad es que era mucho más de lo que esperaba, me sentí halagada porque me abriese chat sólo para el sencillo hecho de hablar conmigo y preguntarme qué tal me iba.
Quise responderle "Esto es lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo" Pero se notaría demasiado mi desesperación y sonaría muy patético.

Enseguida mi mente empezó a maquinar. Sólo está intentando ser amable contigo, en cuanto le contestes te pedirá algo, no te ilusiones idiota. Nadie nunca se fijaría en alguien como tú.

Y en el fondó sé que mi subcosciente tenía toda la razón del mundo, pero qué cruel es a veces conmigo, ¿realmente valgo tan poco?

Tardé unos minutos en decidir qué responderle porque aún albergaba en mi interior algo de esperanza de que no quisiese simplemente pedirme algún favor. Opté por lo tradicional, tampoco me iba a complicar la vida, sólo quería que realmente no hubiese un interés oculto en un gesto que parecía tan desinteresado.

Hola Lucas :) Genial, ¿y tu?

No tardó nada en responderme.

Lucas:
Me alegro mucho, yo muy bien

Continúa la normalidad, si quiere pedirme algo no tardará.

Me alegro de que estés bien

Sigo por lo típico, cruzo los dedos.

Lucas:
Oye... Me da algo de apuro esto pero tenía que pedirte algo

Mierda, tenía que habérmelo imaginado. Era de esperar, pero siempre soy yo la tonta que se ilusiona. Soy un puto globo y él es una de mis miles de alfileres. Ahora me estoy dando cuenta de que me importa más de lo que pensaba.

Él seguía escribiendo.

Lucas:
Me preguntaba si te gustaría ir el sábado por la tarde a algún sitio conmigo.

Al leer esto podéis imaginar la cara de estúpida que se me quedó, tenían que haberme hecho una foto y enmarcarla en el museo de subnormales, estoy segura de que merecía el puesto en ese momento.

Después de 20 minutos el autobús llegó a la parada junto a mi casa así que me bajé, ya contestaría cuando llegase a casa y saldría del estado de shock en el que me encontraba. Necesitaba meditar a cerca de qué pasaría si le decía que sí o... si rechazaba la oferta. Lo sé, siempre pienso las cosas demasiado, debería ser más impulsiva pero creedme que ya lo soy en demasiada ocasiones y esta no será una de esas veces, ya que lo único que consigo es cagarla una y otra vez.

Pensaba que esto era alguna clase de broma de mal gusto y no estaba dispuesta a que me tomasen el pelo.

Al fin puedo llegar a casa, quitarme de una vez la mochila y subir a mi habitación a tumbarme en la cama 10 minutos hasta la hora de la comida... Una mala hora para mí.

Bajo a la cocina en busca de la tortura a la que la gente suele llamar comida, ya que no me queda más remedio, si no bajo yo mi madre subirá a gritarme y la verdad es que paso de oír sus chillidos.

Diario de una adolescente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora