ABRAMOS JUNTOS EL TELON

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Arco I: Tierra de Dragones
Episodio I: Un día como cualquiera…

En las lejanías del volcán mayor se encuentra el viejo dragón enseñándole técnicas de combate a un joven aprendiz quién, cabe resaltar, era un hombre, lo cual no era muy común pues las razas en la era medieval no veían tan bien este tipo de trasferencia de conocimientos.
–Oye, Antonio, debes estar más tranquilo para manejar nuestras dagas.
–Disculpe, maestro, es solo que me emociona sentir que luego de tanto entrenamiento logro usar una daga.
–Creo que no estás listo si te ganan las emociones…
–Hey… Está todo bien… diga entonces como proceder.
–Está bien.
El joven aprendiz se movía tanto como su cuerpo de lo permitía. Las dagas de dragones no son compatibles con los hombres pues estas son tan pequeñas que incluso los mismos dragones las usan solo como accesorio de batalla debido a que dependen mucho más del resto de su armamento, fuerza física y habilidades.
–Creo que nos estamos esforzando demasiado – le dijo el maestro a su joven aprendiz – tu cuerpo no está preparado para poder manejar una de éstas dagas, creo que te tendré que enseñar a usar esas molestas espadas humanas ja ja ja.
–No lo creo maestro – levantándose poco a poco del suelo – no me pienso rendir, además me ha criado desde que tengo uso de razón con todas las costumbres de dragón ¡Hasta me siento como uno!
–Sabes que eso es una mentira muy grande. Tú siempre serás un humano y yo siempre un dragón, además recuerdo que te encontré por pura casualidad…
–Eso es verdad, pero no me abandonó.
–Pero a que costo… – dando un breve respiro – olvídalo vamos a comer algo.
–Está bien.
Maestro y aprendiz se encaminaron rumbo al río con la intención de poder tomar un buen sorbo de agua. El dragón, entonces, comenzó a explicarle un poco sobre las tradiciones de los dragones durante la época de Luna negra (Luna Nueva).

En época de Luna negra, los dragones tienen razón para quejarse de la luna, pues esta, cada seis meses, provoca que el cauce de las aguas inunde las orillas de los volcanes y destruya pueblos enteros, situación que ha sido siempre aprovechada por los hombres para invadir sus tierras. Por ese motivo el gran dragón sale a imponer su gran poder y emerge destruyendo todo pueblo humano que encuentre en su camino. El gran dragón es un muy imponente dragón entre nuestras razas, de característico color negro y que junto a sus seguidores arrasa con todo a su paso teniendo como ventaja la protección que le brinda, a él y a sus seguidores, la Luna negra.
A veces los humanos ni siquiera se dan cuenta de que se trata de un ataque, sino que simplemente piensan que es un gran incendio provocado por algún otro factor ajeno al real y migran a otro pueblo. Esto no me era de mucha importancia hasta que me tocó ser guardia al día siguiente de este suceso. Una vez, hace mucho y aún bajo advertencias de oráculos, los hombres construyeron su aldea a los pies del volcán Esther; volcán considerado por los hombres como uno de los volcanes más activos y peligrosos, mientras que, para nosotros, un lugar sagrado pues fue cuna de varios de los más nobles de nuestros guerreros, y llegada la época de Luna negra, el gran dragón apareció para destruir todo y a todos los que estuviesen a su paso.
A la mañana siguiente se me ordenó, como guardia, eliminar a todo sobreviviente de la brazada del gran dragón para evitar que los hombres sepan de su existencia pues de ser así, intentarían enfrentarlo y provocarían un terrible enfado por parte de nuestras deidades.
Mientras caminaba por tan desolada zona en la que se desarrolló la masacre, encontré, junto con otro guardia, un bebé. En otras circunstancias no habría dudado en cumplir la orden de matarlo, sin embargo, cuando me pareció curioso que al verme no lloró, sino que empezó a reír y mostró una actitud de afecto que nunca hemos notado en los humanos.
–Rosther, ¿Qué haces? Debemos matarlo.
–No lo creo, no siento en este niño la malicia de los hombres.
–Es un niño, lo más probable es que la adquiera al crecer. Lo mejor es que lo matemos y nos larguemos de una vez.
–¿Cómo puedes estar tan seguro?
–¿Acaso has visto alianzas de humanos y dragones? ¿Por qué crees que no hay ese tipo de alianzas, Rosther?
–¿quizás porque nunca lo han intentado?
–¿Es que acaso eres estúpido?
–Me lo quedaré, si veo que tiene malicia inmediatamente lo mataré. De todos modos, por más poderosos que se vuelvan los humanos, jamás serán tan fuertes como los dragones.
–¿Eres consciente de que esto no se va a quedar así no?
–Lo sé…
–Entonces dame al niño mientras vas a entregarte al consejo.
–¡Ni loco! Mejor sería matarlo aquí mismo.
–La verdad sí, sería lo mejor ¿no?
–Olvídalo…
Rosther caminó tratando de mantenerse lo más alejado posible del otro guardia. Al llegar al campamento de dragones, sin esperar a su compañero, fue directo al consejo ancestral a conversar con el líder del campamento.
–Joven dragón ¿A qué debemos el atrevimiento de presentarte de esta manera ante el Consejo Dragón? – preguntó el líder al joven dragón.
–Me disculpo por mi comportamiento – respondió temeroso Rosther – vengo a pedirles una autorización.
–Veo que debe ser algo de suma importancia para venir e irrumpir en nuestra sala. Dinos con tranquilidad que es lo que tanto deseas. – habló el sabio.
–Mis señores, en mi última misión encomendada, tras haber asegurado el hare que dejo el gran Dragón en el pueblo, tuve una visión…
–Y supongo que fue algo que no podía esperar ¿no es así? – lo interrumpió molesto el líder.
–¿Pues parece que no? – comentó el sabio – dinos, hijo ¿qué ha pasado?
–Me encontré con un bebe humano…
–¿Qué has dicho? – se levantó el líder muy sorprendido – ¿Un bebe humano sobrevivió al ataque del gran dragón? Eso es imposible.
–Pues parece que este bebe lo logró.
–¿Lo mataste?
–Eso tenía planeado, pero este me ha sonreído.
–¿Cómo dices? – miró fijamente el líder al joven Rosther – ¿Qué has hecho con el niño entonces?
–Lo tengo escondido, pues sé que no puedo traerlo a nuestro pueblo.
–Sería un sacrilegio semejante acto, es más, me dan escalofríos de tan solo pensarlo.
El pánico invadió la sala al escuchar el llanto de un bebe. El niño se encontraba en la espalda de Rosther, y este no sabía cómo calmarlo.
Entonces se dio cuenta que la situación se tornaría algo difícil.
–Perdonen mi mentira…
–¿Es que acaso eres estúpido?
–Tranquilo, joven líder – habló el sabio dragón y mirando a todos comenzó a levantarse – Debes tener una buena razón para haberlo traído aquí, sabes que lo que has hecho es imperdonable, así que más te vale decir algo en tu defensa que te ayude a reducir tu condena.
–No lo proteja, Sabio – dijo con molestia uno de los que se encontraban en la sala – esto es sacrilegio y merece ser asesinado junto con el niño.
–Traerlo después de Luna Negra es como decir que el juicio de nuestro Gran Dragón no ha sido tan contundente y que los hombres tienen siempre una esperanza de vida. Ya sabes que eso es inaceptable – enunció el líder con una dureza en sus palabras tratando de hacer entender la gravedad del asunto.
–Lo entiendo mi señor, solo que este niño… – lo miro a los ojos y este comenzó a sonreír – me ha demostrado que los humanos no son como nos enseñan en las chozas de nuestros hogares.
–Encima ahora criticas nuestras enseñanzas ancestrales. Esto es el colmo – comentó alguien en la sala.
–Mis señores, lo siento, pero yo veo bondad en este niño, y creo que merece una oportunidad, mi petición es la siguiente…- temeroso a lo que dijeran pensó cuidadosamente las palabras que usaría, pero fue inmediatamente interrumpido por el viejo sabio.
–Te lo permito…
–Espera ¿Qué? ¿qué es lo que le permites?... ni siquiera le has dejado plantear su petición – habló el líder.
–Pero es más que obvio… - miro al joven Rosther – quiere criar a ese niño humano.
–Esto es inaceptable – gritó en coro la sala.
–Pues ya lo he decidido – dijo el sabio – pero bajo una condición…

IMPERIOS MÁGICOS I - el Aprendiz del dragón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora