Episodio V : Instintos

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Antonio y su maestro trataban de alejarse de la escena y volver a su hogar, pero sabían que era posible que hubiese más hombres a los alrededores, así que decidieron dirigirse hacia el reino de Griggas para analizar la previa situación. Sin embardo, se presentó un nuevo problema. No tenían idea de cómo llegar.

Luego de darse cuenta que no se podían ubicar, terminaron volviendo a su casa para ver si podrían obtener indicaciones de cómo llegar a ese susodicho reino y de paso escuchar si alguien se había enterado de lo que pasó.

2 horas después…
Cuando llegaron su casa se dieron con la sorpresa que efectivamente había dos hombres, pero que eran los exploradores que ellos habían rescatado. Decididos a pedirles una explicación, se acercaron de manera sigilosa para no asustarlos.
– Hey! – levantó un poco la voz Antonio para llamar la atención de los exploradores
– ¿Qué tal? – le respondió uno mientras que el otro parecía que no iba a pronunciar ninguna palabra.
– ¡Esperen! Los notos bastante calmados para haber sobrevivido a esa situación – comentó el dragón – atento a que hubiera alguna trampa.
– Pues…- respondió pausadamente - la verdad si nos enteramos que nos iban a matar, definitivamente estábamos muy asustados.
– Y como están ahora tan tranquilos…
– Miren, la verdad no disponemos de mucho tiempo, solo vinimos a buscarlos y para nuestra buena suerte los encontramos…
– ¿Qué desean? – respondió Antonio muy preocupado
– En pocas palabras lo que pasó hace unas horas… Los hombres no asumirán ninguna represaría contra los dragones pues los encontró un caballero con dos soldados más, así que no se preocupen.
– ¿Cómo quieres que te creamos? – respondió el dragón sintiendo que había una pequeña perturbación en el ambiente.
– No nos creas si deseas… tampoco me interesa, pero no quería estar debiendo un favor a un dragón – diciéndolo con un tono de desprecio que no se había notado antes.
– Parece que hay algo más en todo esto… – respondió el dragón
– En fin, solo venimos a agradecerles por las plantas y ya sabemos del cómo encontrarlas así que nos iremos retirando… – dichas estas palabras ambos exploradores comenzaron a retirarse lentamente.
– ¡Esperen un momento, por favor! – grito Antonio
– ¿Qué deseas? – respondiendo de forma bastante molesta.
– Podrían decirnos exactamente… ¿Dónde queda el reino de Griggas?
– ¡Por allá! – señalando con su dedo hacia el sur – el reino de Griggas queda a 1 semana a caballo, por eso es que nosotros los exploradores estamos por todos los extremos del reino para poder conseguir esta bendita yerba.
– Gracias – le dijo en el tono más tranquilo Antonio, demostrando que estaba bastante agradecido con ellos.
– Solo háganos un favor.
– ¿Si? – respondió el dragón
– No crucen el bosque azul no es muy recomendable… – dicho esto empezaron a arrear sus caballos y se fueron alejando lentamente.
– ¿Qué quiso decir con eso? – se preguntó Antonio.
– Lo más probable… – comentando en tono preocupado – es que debamos ir, para saber exactamente que paso.
– Maestro… ¿está seguro?
– Pero lo extraño no fue eso…
– ¿Sino? – respondió preocupado Antonio
– Sentí una clara perturbación en el ambiente, mis instintos estaban al 100 queriendo actuar.
– No le entiendo, maestro – se empezaba a preocupar mucho más Antonio – pero yo no sentí a nadie a los alrededores.
– En fin, Antonio, regresemos a la casa – lo dijo en forma más tranquila el dragón y continuó – Vayamos a prepararnos para salir de este lugar, quizá irnos para el reino de Griggas y asegurarnos de que no tendremos problemas más adelante. De todas maneras, podemos recorrer más rápido a nuestro ritmo, ese camino de 5 días a caballo.
– Sí, lo sé, maestro. Vayamos a alistarnos entonces.
– Mientras que nos preparamos te iré explicando algunas cosas, ya que tu entrenamiento ofensivo ha sido interrumpido.
– ¿En serio, maestro?
– Claro…
– ¡Está bien! – respondió emocionado Antonio, comenzando a alistarse mientras que su maestro comenzó con su explicación:

En la naturaleza existen un montón de tipos de animales que normalmente podemos dividirlos en dos grandes grupos, cazador y presa, no importa como… pero siempre será divido así, pues entre los animales se alimentan para la sobrevivencia del mas apto.
Podemos aprender mucho tanto del cazador como de la presa y más aún de sus instintos. La naturaleza es justa, mantiene su balance. Si eres cazador, siempre tendrás que estar atento a como alimentarte y aprender a atrapar a tus presas. Por el contrario, si eres la presa, tendrás tus alimentos a la mano, como pasto, hojas de los árboles, etc.
Las razas que vivimos en la pirámide de la sociedad, sean hombres o dragones hemos aprendido a canalizar ese aprendizaje y tratar de entrenar nuestros propios instintos para poder mejorar siendo cada vez mejores guerreros, por ejemplo:
De los animales de presa podemos analizar dos instintos, el instinto de supervivencia y el de observación. Por ejemplo, los venados que siempre comemos, míralos detenidamente, ellos no comen cualquier tipo de hojas, previamente las huelen para saber si es seguro comerlas o no, ahí podemos ver el instinto de supervivencia porque ellos saben que deben ser cuidadosos con lo que comen para ver si es o no, beneficioso para ellos.
En el otro instinto, el de observación, podemos apreciar que ciertos venados lo tienen más desarrollado que otros. Si fuéramos a cazar a un venado y somos muy sigilosos, podremos apreciar dos cosas; algunos venados al detectar algún movimiento entran en un estado de alerta, pero no lo demostrarán, en cambio otros, incluso sin necesidad de escuchar algún sonido, sienten que pasará algo malo y entonces huyen con todas sus energías.
Hay muchas más habilidades que no hemos podido categorizar. Por ejemplo, hay una, que sé que es parte del instinto de la presa, que por el bien común una se sacrifica por los demás, esto hace que, si cierta manada está siendo atacada, uno de ellos se aleja y provoca que todos los cazadores lo persigan y su manada se salve.
Estas partes del instinto debes aplicarlas bastante en ti, pues en algún momento las vas a necesitar. La mejor forma de que entiendas las habilidades instintivas es con el ejemplo.
Para ejecutar el instinto de supervivencia en batalla debes aprender a sentir todo a tu alrededor por el camino que estés atravesando no solo con los ojos, sino que sentir que el camino que estés tomando sea el correcto, que las piedras y/o árboles que están a tus alrededores las puedas utilizar siempre a tu beneficio. Debes practicar eso siempre así estés descansando.
El instinto de observación en cambio es un poco más complicado de entrenar, pero no imposible y por lo que vi, cuando detectaste la intervención de esos arqueros, ya lo sabes ejecutar a un nivel básico. Sabías que estaban presentes mas no donde estaban exactamente, eso significa que puedes detectar muy bien la intención de ataque, pero no de donde viene, en perspectiva eres un pobre venado.
Se supone que esto debiste aprenderlo en esos tres años en los que estuviste en el bosque para forjar tu daga, por lo menos la teoría, pero ya veo que no lo entrenaste lo suficiente. Pero ahora ya sabes cuan necesario es aprender estos detalles, porque si estás siento entrenado por un dragón, no puedes ser presa, sino cazador.
Ahora si en la naturaleza eres cazador también puedes aprender dos instintos principales de esta rama que son la perturbación y la amenaza, y esto podemos apreciarlo mejor con un ejemplo. Cuando las hienas intentan enfrentarse a un León, las hienas por naturaleza no pueden atacar solas, así que tienen que ir en manada y aun así si la perturbación que emana el aura del León es mayor a la voluntad de las hienas, por lo que ellas no se atreverán a atacar.
Todo lo contrario, al instinto de amenaza, este permite atacar de tal forma a tu oponente que este se petrifica del miedo. Con el instinto de perturbación solo poder obtener una cierta ventaja contra tu atacante para poder tener tiempo de alejarte, en cambio sí pules bien el de amenaza, tendrás un control total de tu oponente. EL problema con esta habilidad es que, si no sabes controlarla, es posible que termines emanando un aura de amenaza por todos lados y perturbar a todos a tu alrededor sin excepción.
El instinto de perturbación lo puedes usar en batalla si el ambiente se pone pesado y no quieres gasta energía física debes provocar temor a tus enemigos para que estos simplemente teman poder atacar y puedas seguir tu camino. Si las cosas se ponen difíciles usa tu otro instinto, el de amenaza, pero te advierto que hay personas en esta era que sus instintos están sumamente avanzados y no le temen a nada es por eso que nosotros los dragones hemos producido nuestras dagas.
Las dagas dragón son forjadas de un material muy raro que se encuentra en los volcanes, y uno de los detalles altamente importantes es que estas reaccionan mucho con su dueño, claro eso ya lo sabes, pero hay algo más.   Si logras concentrar tu instinto de amenaza con tu daga, este puede cambiar de color, pero créeme, esto no es fácil. No sé si los hombres puedan tener esa habilidad ya que nunca han usado el mineral de los volcanes en sus armas, pero los dragones sí tenemos esa habilidad, claro no muchos, pero la mayoría de guerreros continuos practican y se preparan para tenerla.
Lo que tenemos que averiguar en ese reino es de ¿dónde consiguieron esas dagas? ¿Por qué las necesitaban? y ¿Quiénes más tienen esas dagas?

Sabían que ese viaje traería muchas consecuencias, pero era necesario de hacerse,
Antonio solo pensó en que todo lo que tiene q aprender es mucho, pero debía estar bastante atento para mejorar sus habilidades.
Mientras tanto, los exploradores estaban rumbo al reino…

IMPERIOS MÁGICOS I - el Aprendiz del dragón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora