Era el primer día de clases, Natalie estaba con sus amigas en la puerta principal del instituto mirando las listas de las clases, leyendo cada uno de los nombres que aparecían en ésta. Le eran todos conocidos menos uno, pero tampoco le dio mucha importancia ya que solo sería una persona a la que evitar y no una clase entera.
- Chicas, vamos a por algo de comer, me dio hambre solo de entrar aquí. - Dijo una de ellas.
Se fueron todas a por algo de comer y volvieron al instituto, donde ya habían empezado las primeras clases. Entraron en su aula y se sentaron todas juntas como hacían siempre.
Al fondo de aquella clase había alguien sentado, en una fila de 4 mesas, él solo. A Natalie le dio un escalofrío cuando se giró y lo vio allí.
Vestía una sudadera verde con la capucha puesta, le salían pequeños rizos negros como el azabache por debajo de ésta. Tez morena, ojos negros como la noche.
El profesor pasó lista, nombró a aquel chico justo antes que a Natalie.
"Aiden Lago"
Aquel nombre resonó una y otra vez en la cabeza de Natalie, otro escalofrío la recorrió de arriba a abajo.
Natalie se quedó tan inmersa en sus pensamientos que no escuchó al profesor que la llamaba.
- Señorita Meih, ¿está usted aquí?. - Dijo el profesor.
- ¿Eh? Si, si, perdón profesor, si estoy aquí. - Dijo Natalie.
Roja por la vergüenza, Natalie agachó la cabeza hacia sus apuntes, una de sus amigas que estaba sentada a su lado le preguntó:
- ¿Estás bien? Se te veía un poco distraída. - Le dijo.
- S-si si, solo estaba pensando en otra cosa.
Terminó la primera hora, y cuando el profesor ya se fue, Natalie se giró hacía atrás, y allí se encontró con la mirada penetrante de Aiden. La estaba observando desde hacía un buen rato, pero ella por vergüenza no se había girado hasta ahora.
Un gran escalofrío seguido de un calor abrumante le subió a Natalie por la espalda hacía la cara. Se quedaron inmersos el uno en el otro durante unos minutos, hasta que Aiden giró la mirada hacia el lado de Natalie, la volvió a mirar, se levantó rápido y se fue hacia la puerta de la clase.
Natalie giró la mirada hacía la puerta, lo que vio la quedó petrificada. Aiden se estaba besando con una chica. No podía dejar de mirarlos, con envidia de la chica, con celos, con una confusión porque no sabía que acababa de pasar hacía unos minutos.
Durante el resto de las clases, Natalie no volvió a mirar a Aiden, ni siquiera sabía porqué estaba tan molesta, acababa de conocerlo, no era nada suyo, no tenía nada con él.
Al día siguiente la misma acción, en cada cambio de clase aparecía la novia de Aiden y éste salía a recibirla.
Así pasaron los días, Natalie observaba a Aiden cuando él no se daba cuenta, o eso pensaba ella.
Un día, Aiden pilló a Natalie mirándolo a él y a su novia muy descaradamente, ésta al darse cuenta bajó la mirada rápido pero ya era demasiado tarde.
Aiden volvió a su sitio pero esta vez se puso justo en el puesto de detrás de ella, pegado a la pared.
- ¿Me estabas espiando? - Susurró Aiden a la espalda de Natalie.
Natalie se estremeció por aquella voz ronca, tanto que dió un salto en el sitio, lo que hizo que su amiga se diera cuenta.
- ¿Qué te pasa? - Le preguntó a Natalie.
- Nna-nada, nada, me ha dado un poco de frío por la corriente. - Intentó decir disimulando aquella pregunta de Aiden.
Natalie se giró hacia Aiden y éste estaba mirándola con una sonrisa maliciosa. Volvió la vista hacia el profesor y siguió con la clase sin dejar de pensar en aquella voz ronca, tan provocativa. Terminó la clase y ella siguió en sus pensamientos.
Volvió en sí al escuchar de nuevo aquella voz, era la hora del descanso y casi todos se había ido ya.
- ¿Piensas quedarte aquí en la hora de descanso? - Dijo Aiden detrás de ella.
- ¿Como? Ah, si, no me apetece salir al patio. - Dijo Natalie.
- Como quieras, a mi tampoco me apetece salir mucho, la verdad. - Aclaró Aiden.
Natalie se quedó en su sitio sentada mientras Aiden se sentó en el resquicio de la ventana de aquel tercer piso mirando hacia el patio. Se sacó un cigarro y lo encendió.
- ¿Por qué me miras siempre que viene Naya a la puerta? - Preguntó Aiden sin apartar la mirada de la ventana.
- Y-yo... yo no te miro a ti... - Contestó Natalie bastante colorada.
- Ah ¿no? Yo pensaba que me mirabas a mí, entonces... la miras a ella, ¿no?. - Soltó Aiden riendo.
- ¿QUÉ? ¡NO!. O sea, que no os miro a ninguno, no seas egocéntrico. - Se molestó Natalie.
Aiden se giró a mirarla y se acercó a ella para sentarse detrás. Empezaron a hablar de cosas normales, se contaron un poco de cada uno, y así pasó la media hora muy rápido. Todos volvieron a clase, hasta que volvió a aparecer Naya por la puerta de la clase con cara de pocos amigos en busca de Aiden.
Natalie se quedó mirándola y Naya le puso mala cara y cuando Aiden salió se puso a discutir con él de algo que no podía llegar a escuchar, solo la miraba y la señalaba.
Aiden volvió dentro de clase y se sentó en su sitio. Rompió un pedazo de hoja de la libreta y se puso a escribir algo en él. Lo dobló varias veces y se lo dió a Natalie con disimulo para que nadie se diese cuenta. Ésta lo abrió y leyó lo que ponía.
"Naya se ha molestado porque estábamos los dos hablando, es bastante celosa. Tenemos que dejar de hablar. Lo siento. Aiden."
Natalie se enfadó tanto que cogió y escribió en él: "Me da igual, tu veras si quieres que ella te diga con quien puedes hablar y con quien no. Chao. Natalie." Arrugó el papel y se lo puso encima de la mesa.
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Destino de Besos
Romance"Cuando salieron a la puerta del instituto Natalie corrió hacia Aiden, lo abrazó como si fuera a desaparecer en cualquier momento, ni siquiera se fijó que la novia de Aiden estaba allí a pocos metros de ellos. Él se dejó llevar por lo que sentía, la...