Ya llevábamos cuatro días caminando por ese bosque desconocido, estábamos perdidos, hambrientos y no nos quedaba mucho dinero.
- ¡Una cuesta! - gritó Ana, una amiga que nos acompañaba. Era la primera desviación de nivel que encontrábamos en todos estos días, pues nos encontramos en un gran valle.
No nos costó mucho esfuerzo alcanzar la cima ya que era pequeña y de tierra dura. A lo lejos se divisaba una gran edificación, no se conseguía leer el letrero, seguramente sería un hotel o una mansión privada...
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Cuando llegamos a la enorme puerta vimos que era un hotel/balneario de lujo, nos miramos. A pesar de llevar esas pintas y tener poco dinero decidimos entrar.
Pagamos la entrada y un hotel para cinco días juntando todo el dinero y nos dirigimos hacia el interior. La arquitectura era preciosa y tenía pinta de haber usado materiales muy caros. Un fotógrafo nos paró y nos pidió que nos colocáramos para una fotografía, nos dijo que nos la entregaría esa noche en la cola para el buffet.
Como estábamos reventados decidimos ir a descansar cada uno a su habitación y encontrarnos a las 18h en la sala principal para escuchar un monólogo de un famoso.
