NO ME VEAS ASÍ [KAKAIRU]

NO ME VEAS ASÍ

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Finalmente había llegado el día. Luego de tres largos años por fin, Kakashi sería dado de alta.

 Y quién además de él para estar junto al jonin para concluir ése tortuoso episodio de su vida.
Iruka había estado incondicional todos esos meses, incluso cuando el tratamiento de movilidad había empezado a dar frutos y el otro había insistido (casi ordenado) que dejara de ir a verlo, alegando no necesitar más de sus cuidados y atenciones.
Pero Iruka casi tan terco como él, había pasado de su "sugerencia" y al día siguiente se había presentado como de costumbre. Si Kakashi creía que iba a dejarlo solo en mejores momentos como ése, estaba muy equivocado. Aún cuando significara tragarse las lágrimas y la emoción junto a sus burlas por cosas pequeñas como verlo escribir su nombre o caminar tres metros en línea recta; cada letra y cada paso que Kakashi avanzaba, le hacían hervir el corazón de pura felicidad, aunque tuviese que disimularlo frente a él.
Es por eso que nada más informarles que en menos de una semana podría salir de allí, la mente de Iruka empezó a planear una pequeña comida de bienvenida, cómo no, en su pequeño departamento.

Claro que la casa de Kakashi habría sido más cómoda por ser más grande, pero no estaba seguro de si al peliplata le haría gracia que otra gente entrara en su propiedad. Además quería que fuese sorpresa y pedirle permiso para limpiar el lugar echaría abajo su intención de mantenerla como tal.

Tan pronto como amaneció el día posterior a recibir la noticia, empezó a idear todo y pensó que en lugar de ser una comida incómoda solo con ello dos,  podía invitar  también a Gai y a todos los que al igual que él no dejaron de visitarlo en el hospital todo ése tiempo.

Y al fin, ése era el día. Por fortuna el alta había caído en fin de semana así que no tenía clases y su reincorporación a la Torre sería hasta el lunes siguiente, por lo que había tenido tiempo de preparar todo a la perfección: su mejor mantel y sus mejores platos; compró flores para adornar la casa y cocinó su mejor platillo. También se encargó de que su hogar estuviese impecable para cuando Kakashi llegara, quería darle la mejor impresión posible, y si algo en la mirada del jonin delatara una pequeña oportunidad...

Pff, ¿Qué estaba pensando? ''Kakashi jamás accedería a...''

Con rubor en las mejillas, imaginó a Kakashi como un inquilino más en su casa. Le daba muchísima vergüenza, pero incluso había acondicionado una pequeña habitación junto a la suya en caso de que accediera a que le cuidara lo que restaba del tratamiento.

Pero vamos, nunca iba a pasar. Si algo había demostrado el mayor esos años era que aunque le había permitido estar a su lado todo el tiempo, jamás, jamás, iba a considerar tener algo con él, ni siquiera amistad. Aún cuando sabía que no le era  indiferente, Kakashi seguía insistiendo en comportarse hostil y duro con él.

Pero estaba bien, ya se había más o menos resignado y por ahora no pretendía otra cosa que no fuera cuidarlo hasta el final, cuando los doctores les dijeran que estaba sano por completo.

Apagó la estufa y revolvió una vez más el estofado de cerdo, convencido de que lucía perfecto. Se quitó el delantal y fue a acomodarse la coleta al cuarto de baño; ése día no llevaba la bandana y algunos cabellos le caían por la frente, haciéndole lucir mucho más joven.
Con nerviosismo examinó su rostro en el espejo, quería lucir perfecto frente a Kakashi. Incluso había cambiado la escueta camisa del uniforme ninja por una más clara con el símbolo de la hoja bordada en las muñecas de sus mangas. No estaba seguro de si pegaba con su estilo habitual pero ya no tenía tiempo para cambiarse, le había dicho a Kakashi que iría a recogerlo al medio día y no pensaba llegar ni un minuto tarde. Ensayó su sonrisa un par de veces , dio otro rápido vistazo a su ropa y salió en busca del ninja copia. Ése día iba ser estupendo.