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La historia va dedicada a Andres888, un usuario de FFNet quien me dio la idea de la misma.

El hombre de cabello oscuro dejó escapar una bocanada de humo al mismo tiempo que tiraba el cigarrillo por la ventanilla de su auto. Miró su reloj. Tal vez esa belleza rubia de diecisiete años ya no tardaría en llegar. La había estado acechando silenciosamente durante un par de semanas aprendiendo su rutina. El estacionamiento a esas horas casi siempre estaba despejado y eran más a o menos a esa hora de aquél día cuando ella pasaba. No parecía ser muy lista, por lo que el tipo unos años mayor que el señor Loud sintió podría cometer su delito. Sería una presa realmente deliciosa. No podía contener las ganas de ponerle las manos encima a ese increíble cuerpo.

Salió del coche y sacó de la cajuela la mitad de lo que debió de ser una gran caja, de ahí mismo tomó el pasamontañas que se colocó en la cara para ocultar su identidad. Regresó a su coche y abrió la puerta trasera, colocó la mitad de la caja falsa adentro y se posicionó de tal forma que para cualquiera le parecería que estaba sacando una caja completa teniendo dificultades al hacerlo. No se dio cuenta del enorme aparato semejante a un ascensor que apareció justo encima de él y su auto sino hasta que le cayó encima... si es que llegó a enterarse de lo que le ocurrió.

El estruendo del aterrizaje fue brutal. Las puertas de la invención de Lisa se abrieron y lo primero que sorprendió a los chicos cuando salieron al exterior fue el darse cuenta que aterrizaron sobre un auto.

—Bien, creo que cometí un error al no prever que el lugar de estacionamiento estaría ocupado —mencionó la científica al salir enseguida—. Espero solamente haberme equivocado en eso.

Ronnie Anne se les adelantó para salir cargando a Lulú. Rodeó el tele-transportador para comprobar el daño que le hicieron a aquel coche, cuando de pronto palideció por lo que vio saltando por la impresión.

¡Ay Diosito! ¡Tú TARDIS mató a alguien!

Consternados, los hermanos Loud fueron hasta donde estaba. Ronnie Anne aterrorizada le tapaba los ojos a Lulú en sus brazos, mientras ella no podía apartar la mirada de las piernas inertes de un hombre asomarse del vehículo que quedó prensado cuando el invento de Lisa le cayó encima. La mujer tragó saliva.

—Ah... estas cosas pasan. Quizá no era nadie importante en esta dimensión.

—¡Pero Lisa...!

—Nada, Lincoln —recogió con la punta de lo que parecía ser una varita de metal una pequeña muestra de la sangre ya encharcándose suelo—. Con esto haré un análisis para saber su identidad y después veré el modo de deshacer el daño quizá retrocediendo en el tiempo, aunque resultará complicado de realizar.

A pesar de la impresión de la tragedia sucedida, Ronnie Anne no pudo evitar sentirse fascinada por aquél nuevo artilugio.

—Sabes, el doctor Quién también tiene un destornillador sónico.

—Ronnie Anne, esto no sirve para destornillar nada. Es una herramienta que me permite abrir cerraduras, controlar aparatos y también hacer chequeos médicos entre muchas otras funciones.

—O sea como un destornillador sónico.

—No perderé mi tiempo tratando de entender tus cosas de nerd —la información sobre el registro de aquél individuo llegó a los anteojos de Lisa transmitida por la varita, hizo una mueca de disgusto—. Bien, ya tengo su identidad. Ahora ya vámonos a nuestra misión.

—¿Entonces sí podremos ayudarlo después? —preguntó Lincoln.

—Eso creo, aunque tendré que hacer demasiados cálculos para trazar un esquema longitudimensional temporal, pero eso lo haré más tarde cuando terminemos con nuestra misión y los deje en casa —ambos preocupados la miraron con duda—. Vamos, quedará como nuevo para que siga haciendo su vida como antes.

Tan sólo el plan del caosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora