Extra

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~ 1945 ~

Howard Stark estaba cansado y se sentía impotente. Ya habían pasado dos semanas desde que empezó la búsqueda del Capitán América, todo el mundo esperaba encontrar su cuerpo sin vida en el fondo del mar, pero él tenía la esperanza de que estuviera vivo, podía parecer una idea tonta, pero tenía el presentimiento de que era así.

Ese día se levantó temprano —un milagro dirían algunos—y es que había soñado con él, con su “amigo”. Cuando despertó de ese sueño no quiso volver a dormirse, al contrario, se cambió y se dirigió a la que era la vivienda de Steve para pasar el rato hasta que vinieran por él para salir a una nueva búsqueda, le fue fácil entrar ya que había diseñado una llave que habría la mayoría de puertas de sus conocidos; sabía que eso no era correcto, que debía respetar la privacidad de sus amigos, pero vamos, era Howard Stark; el no obedecía las reglas.

Estuvo rondando la casa, recordando las veces en que había venido, entró a la que suponía era su habitación, ya que por más amigos que fueran nunca lo había dejado entrar allí —el capitán era reservado—, se sentó en la cama y acarició un poco las cobijas mientras su mente deambulaba en muchas cosas como sucedía solía siceder en las dos últimas semanas.

Mirando la habitación su vista se dirigió al ropero, dónde sobresalia una caja que era un poco grande para caber ahí, la curiosidad le ganó y fue a abrirla, dentro encontró un par de libros de dibujo; unas cuantas fotos y unas cartas, estas últimas llamaron la atención del genio ya que en los sobres se leían tres curiosos títulos: “Mi mejor amigo Bucky", "Mi querida Peggy" —esto hizo que girará los ojos—y "Gracias Howard”. Agarro la carta que contenia su nombre y la abrió para leerla, después de todo era para él.


Después de unos minutos, el inventor no supo que decir, en esa carta se enteraba que Steve también estuvo enamorado de él. Howard siempre supo que le atrajo el rubio, desde el primer momento en que lo vio, además de que a medida que pasaba el tiempo, descubrió en Steve el corazón más puro y noble que había visto en toda su vida, logrando inclusive que Howard se volviera mejor persona, pero nunca hizo nada por pensar que lo que sentía era algo pasajero. Cuando vio a Rogers con la agente Carter ardió en celos, pero una vez más se empeño en mantenerse callado. Ahora que leía está carta no podía quedarse sin hacer nada, si Steve seguía vivo como presentía, haría todo lo posible para que estuvieran juntos, lucharía por su amor...

Rápidamente salió del lugar, no sin antes guardar la carta como estaba. Subió a su auto y fue directamente al muelle donde estaba el submarino donde lo buscarían nuevamente.

Ahora tenía una motivación extra para encontrarlo, había una esperanza de que pudiera ser realmente feliz por primera vez en su vida junto con el hombre que ama.

A TODOS DE LOS QUE ME ENAMORÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora