Senpai

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AVISO: ESTA HISTORIA ES HENTAI (CHICA X CHICO)

Mi nombre es Dagda, soy una chica de 22 años, aunque mi físico no ayuda a que la gente me crea cuando hablo de mi edad, pues soy bajita, no tengo mucho pecho ni trasero, soy delgada y no tengo mucha cadera, sin embargo soy de tez pálida, ojos negros y cabello corto, negro con mechas verdes, me acabo de mudar con mi Senpai... El chico que me roba el sueño y... Que invade todos mis pensamientos, Cristian.
Él es mayor que yo por dos años, es alto, está algo musculosado pero tampoco tanto, por otro lado él es de tez morena, con el cabello largo y negro y los ojos con heterocromía; su ojo derecho es castaño claro, mientras que el izquierdo es verde.
Llegamos a mi habitación con un par de cajas, yo me agacho para colocar una en el suelo, mientras él coloca otra en la entrada, me siento algo observada por él y me giro, pillandole dirigiendo su mirada a mi corta falda y mis calcetines negros hasta la rodilla.

-Si quieres me tomo una foto, que te durará más.-Parezco segura de la pequeña broma pero estoy algo sonrojada y mi palidez lo exagera.

-Anda, calla que tenemos que poner las cosas en su sitio, necesitas que te ayude enana?

Yo hago un puchero cuando él me llama así y me cruzo de brazos.

-No, ahora te vas a tu habitación, jum.

-Oye... Oye, seguro que puedes poner tu sola la ropa ahí.-señala la parte alta del armario abierto, donde ya había decidido colocar la ropa de invierno.

-Bueno, pues...-Agarro algunas prendas para el frío y lo miro- Álzame por favor...-digo con un hilo de voz y un puchero.

Oigo un gruñido de su parte y me giro hacia el armario, noto como pone sus manos en mi cadera y de golpe me alza.
Mierda, no recordaba cómo era esta sensación de tener sus manos encima de mi, pues cuando éramos más pequeños él tomaba más contacto físico hacia mi, con abrazos y cosquillas, cosa que dejó de hacer cuando entramos en la adolescencia.
Me tambaleo un poco al subir los brazos y el me agarra más fuerte, haciendo que se me escape un pequeño jadeo que intento disimular tosiendo:

-Acabo de escuchar lo que creo que he escuchado?

Coloco la ropa en su sitio:

-S-solo b-bajame, ya me subiré a una silla.-estoy muy sonrojada y seguro que parezco un maldito tomate, no me puedo creer que él lo haya escuchado, creia que había sabido disimular bien.

Cristian me baja, aún agarrándome de las caderas, con una mano me rodea, me pega hacia el y con la otra cierra las puertas del armario, para girarme y ponerme en contra de éste.

-Dag... -él me llama así- Te suplico... Que no vuelvas a hacer eso... -Dice con la voz ronca, y la respiración entrecortada.

-E-el q-que to-toser...?-Me sale una voz muy fina, y en sus ojos parece haberse provocado un incendio.

-Por favor Dag... No me hagas esto, me estás torturando.-Esta vez su voz es más ronca y autoritaria.

Eso hace que me muerda el labio y apriete un poco las piernas, no puedo evitarlo.

-En que te estoy torturando C-cris s-si no hice nada...-ahora empiezo a entenderlo y finjo una falsa inocencia, para provocarlo.

-Dagda... Me estás vacilando no?- me agarra de la barbilla y hace que mire hacia abajo, viendo a través de sus tejanos ajustados, una erección.

-Quien sabe si te estoy vacilando...-Me vuelvo a morder el labio y esta vez muevo mi mirada hacia sus ojos, a la vez que empiezo a dirigir mi mano hacia su pantalón, directamente al bulto.

-Como me toques te voy a follar sin piedad.

Inmediatamente me pego a él, dejando el suficiente espacio para poder poner mi mano en su erección.
Me pongo de puntillas y le susurro al oído:

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