Chocolate
Steve por años estuvo enamorado de su mejor amigo Tony, y de igual modo en esos mismos años se había guardado el secreto. Procurando no mirar demasiado al castaño ¿Pero como? Si esos ojos lo derretían, sus labios le gritaban "besame" y el se contenía en no hacerlo. Tratando de no tocarlo más de lo debido, pero la manera en cómo su piel brillaba bajo la luz de la luna y su delicado cuerpo quedaba reflejado en la sombra, solo hacía crecer más sus ansías de hundir sus manos en esas caderas y deslizar sus labios en cada centímetro de su piel.
Reteniendo las dulces palabras en su garganta que quería susurrarle en el oído, mirarlo a los ojos y decirle lo mucho que lo amaba.
Cada noche Tony lo visitaba en sus sueños, y era tan malditamente felíz, porque podía tomar su mano sin miedo a que le soltará y besarlo apasionadamente sin que esté lo insultara. Sueños en los que quiere vivir, pues ahí su Tony le ama.
Con nervios en todo su ser, se había preparado para confesarse, pero cuando estaba ahí enfrente de el, las palabras quedaban atoradas. No quería arruinar su amistad, era lo último que quería, y que por su tonto corazón terminará alejándose, no podría vivir con ello.
Hasta que un día, Steve se trago su miedo y dejo a flote su valentía. Miró directamente aquél par de ojos chocolatosos que le fascinaban y sin ninguna intromisión, lo dijo claro y fuerte, aquellos sentimientos que los tenía guardados en lo más profundo de su corazón que suplicaban ser liberados. Steve se esperaba la inmensa lista de groserías de Tony e inclusibe un fuerte golpe en su rostro, pero aquello que espero no llego. Fue cambiado rotundamente por unos labios que se estamparon con los suyos, que demostraban deseo reprimido.
Desde ese día Steve podía tomar de la mano a su Tony el cuál lo estrechaba a un más. Podía besar esos labios carnosos y el castaño le daba a un más besos.
Simplemente Steve esta loco por Tony y Tony esta loco por Steve.
Su primera cita tenía que ser especial, algo que recordarán pará toda la vida. Steve pensó en una noche mágica, un lugar en donde pudieran disfrutar del cielo nocturno, abrazandose para conseguir calor. Se atormentaba en que lugar sería mejor, dándole vueltas al asunto, consiguiendo que solo se frustrará, y de la nada una idea cruzo por su mente.
Y ahí estaban dentro del automóvil negro, estacionado bajo un árbol, un poco alejados de los demás autos pero alcanzado a ver la gran pantalla que transmitía una película romántica. Un autocinema rodeado de árboles grandes y dejando a la vista las deslumbrantes estrellas.
Steve tenía su brazo derecho por los hombros de Tony, mientras que este recargaba su cabeza en el pecho del rubió, saboreando la barra de chocolate que mordía.
Los dos estaban concentrados en la película desde que llegaron, acurrucándose, por momentos Steve acariciaba el cabello del castaño plantandole besos. El rubio bajó su mirada encontrandose con la imagen de un Tony chupando el chocolate, metiendolo casi todo a su húmeda boca, pasando su lengua por sus labios al tener residuos. Steve respiro ondo, volviendo su vista a la pantalla, esa simple acción le pareció muy erótica, se reprendió por empezar a imaginar cosas, no quería que su pene se levantará en un momento tan romántico.
Miró de reojo de nuevo, notando que Tony tenía los ojos cerrados, miéntras deslizaba la delgada barra hacía adentro de su boca con lentitud. Si, Tony lo hacía a propósito.
En las semanas que llevaban siendo novios, solo habían besos de por medio, uno que otro manoseo, pero nada pasaba de ahí y eso a Tony le fastidiaba un poco, quería experimentar cosas con Steve y el sexo era una de ellas ¿Que si había imaginado hacerlo con Steve? Si, desde que lo vio cruzar por el umbral del salón de clases. Jamás se atrevió el confesar sus sentimientos, pues creía que sería cruelmente rechazado, pero inesperadamente el rubió fue más valiente y dió el primer paso.
El sería está ves el que lo daría.
—Es delicioso— y eso bastó para que Steve sintiera como su pantalón asfixiaba su gran erección que se alzaba gustoso.
Se removió inquieto, pasando su palma por su cara, obligándose a controlarse.
Tony bajó su mirada, observando el pene enorme de su novio bajo ese pantalón negro. Ya no quería el chocolate, ahora necesitaba otra cosa más extravagante.
—Parece que tienes un problema ahí abajo cariño, ¿Quieres que te ayude?—le dijo de forma seductora, mientras pasaba su roja lengua por sus labios y posaba su mano en la erección.
—¿Que? No, claro que no y mucho menos aquí— dió un brincó en su lugar al sentir la mano del castaño apretujar su pene. —Tony, detente— detuvo su mano y la elevó. Miró hacía los lados pará comprobar que nadie les observaba.
El castaño aprovecho la distracción de su novio, para meter su otra mano bajó los bóxers y tomar el falo desde la basé. Liberandose del agarré, giro la cara del rubio hacía su dirección, besandolo vorazmente. Steve se sorprendió por la acción pero se dejó llevar por el placer.
El rubió tomo de la nuca al castaño, atreyendolo hacía el, pará después pasar su lengua por esos labios rosados con sabor a chocolate, presionandolos con su lengua, dándole a entender a Tony que lo dejara entrar y haci lo hizo. Introdujo su lengua hasta la garganta, saboreando su interior, haciendo fricción con la lengua del castaño. Chupando sus labios, mientras su mano izquierda acariciaba esa cintura que tanto le encantaba y le encendía.
El castaño, en movimientos lentos, masajeaba la gran polla, envolviendo en un puño su glande.
Stark se liberó del fuerte agarre en su cabello, dejando salir un gemido ahogado, llevándose saliva mezclada en un desesperado deseo de coger un poco de aire. El gusto no duró mucho pues de inmediato Steve volvió a agarrarlo del cabello, bajando su cabeza hasta su polla, haciendo que su pene presionará la mejilla de Tony.
—chupamela— dijo con una voz llena de exitación y deseo.
Tony se estremeció por el cambio repentino de su novio y joder le prendía. Está sería la mejor cita de su vida.
🍯Honey