Empezar de cero, Querer de cero | AU

Empezar de cero, Querer de cero

-Raquel cariño, ¿sabes que paula tiene un tutor nuevo? Además es muy guapo... - Dijo Mariví con un tono el cual le sonó raro hasta a Paula.

-Paula cariño, sube a arriba y ve haciendo los deberes que ahora voy yo a ayudarte. - Le dijo Raquel a su hija mientras la colocaba un mechón de pelo detrás de su oreja, sin quitar ojo a su madre.

-¡Vale mami! Pero como son los primeros días es poco. - Dijo la niña mientras se disponía a coger su mochila y subir a su cuarto.

Cuando Raquel pudo escuchar a Paula en su cuarto se giró a mirar a su madre, la cual estaba mirando al trapo muy interesadamente, como si fuera la cosa más interesante del mundo vamos.

-Mamá, ¿enserio? - Resopló Raquel, soltando una risa cansada, del día tan largo que había tenido en la comisaría.

-¿Qué pasa hija? - Contestó Mariví, disimulando lo mejor que podía mientras se iba al área de la sala de estar, a sentarse en el sofá, mientras Raquel la seguía con la mirada.

-Sabes perfectamente lo que pasa. - Raquel odiaba cuando su madre se ponía de casamentera, sabía que no lo hacía a malas, pero después de lo de Alberto no tenía ganas de salir con ningún hombre, joder, si casi se estaba planteando hacerse lesbiana, a su amiga Alicia la iba que te cagas con la bisexualidad, y así no tendría que lidiar con ningún hombre.

-Raquel, hija, es hora de que salgas con alguien, porque aunque Alberto fuera... - Mariví se giro para mirar a su hija a los ojos, y bajó su tono de voz todo lo posible para que, aunque diera la casualidad de que Paula estuviera escuchando, no pudiera. - Fuera un puñetero maltratador... Cariño te mereces ser querida.

-Pero mamá ya te tengo a ti y a Paula, no necesito nada más- Interrumpió Raquel, con un tono de desesperación, y un tanto agitada al escuchar "Alberto" y "maltratador" en la misma frase, todavía la resultaba casi imposible.

-No cariño, no. - Mariví volvió a levantarse y se acerco a su hija la cual estaba apoyada contra la mesa. - No digo el tipo de amor que Paula y yo te podemos dar, digo el tipo de amor... - Suspiró - El tipo de amor que tu padre y yo tuvimos.

-Mamá ese tipo de amor no me fue muy bien ¿recuerdas? - Raquel bajó su mirada hacía sus pies, todavía se sentía indefensa al hablar de todo esto, aunque no supiera ni lo que "todo esto", era exactamente.

Mariví cogió a su hija de la cara y la dio un beso en la frente, recordando como cuando era pequeña, y se caía o la pasaba algo siempre hacía lo mismo, aunque tuviera una herida bastante fea, Raquel siempre se negaba a llorar. Su niña fuerte...

-Raquel, tú y Alberto no tuvisteis el tipo de amor que tu padre y yo tuvimos, y lo sabes... - Raquel miro a su madre y asintió, porque efectivamente desde el primer día, en lo más profundo de su ser Raquel sabía que no era así - El amor que tuvimos tu padre y yo, era uno de respeto, de intentar que el otro fuera y diera lo mejor de él mismo. - Mariví cogió aire, ya que siempre que pensaba en su marido el corazón la seguía yendo a mil. - Tu padre y yo, éramos un pack, juntos contra todo, y eso es lo que quiero yo para ti.

Raquel se sorprendió a si misma llorando, desde el momento en el que decidió pedir el divorcio a su ex, nunca había pensado en volver a encontrar el amor, y escuchar a su madre hablar así del amor... Tal vez el amor no era para ella, siempre la había ido mal, tal vez no era capaz de ser amada, tal vez todo lo que decís Alberto era verdad... ¿Cómo va a ser verdad? Alberto era y es una muy mala persona, que la hizo sentir una puta mierda, claro que ella podía ser amada, al fin y al cabo era muy querida por sus amigos y su familia, ta vez todo era cuestión de tiempo... tal vez...

El resto del día pasó rápido, como cualquier otro día, ayudó a Paula a hacer los deberes y a su madre a hacer la cena. Pero durante todo el día no se podía quitar las palabras de su madre de la cabeza un pack, juntos contra todo, eso era lo que Raquel había estado buscando todo este tiempo, incluso pensó que lo había encontrado al casarse con Alberto.