𝓰𝓸𝓸𝓭𝓷𝓲𝓰𝓱𝓽 𝓷 𝓰𝓸 【𝓳𝓸𝓱𝓷 𝓼𝓱𝓮𝓵𝓫𝔂】1

𝓬𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓭𝓸𝓼

Luego de cerrar el trato con los Shelby, acordaron mil libras y un máximo de una encomienda al mes por protección, además de un puesto de trabajo en el Garrison.

Ese mismo día empezaría, rotando turnos con Grace. Harry, el dueño del pub, las había presentado y les pidió que organizaran el horario en que trabajarían. Decidieron que Grace iría por la mañana, Carla por la tarde y Grace volvería para compartir el turno de la noche.

Carla, a pesar de ser tan amable como ella sola, se empezó a irritar con las constantes preguntas de Grace sobre su vida privada y sus negocios con los Peaky Blinders -se sentía en un interrogatorio.

"Creo que voy a poder manejar las siguientes horas, Grace. Ve a casa y vuelve para las nueve, como acordamos" Le pidió la más joven con una sonrisa y un tono amable, no queriendo tener a la mayor en su contra. Grace se había quedado para instruirla en las cosas básicas, por ser su primer día, eso fue lo que le dijo, la verdad era otra -buscaba saber qué hacía en Small Heath, si sus negocios con los Shelby tenían algo que ver con las armas robadas,

"¿Segura? No me molestaría quedarme, sé lo difícil que puede ser el primer día" Respondió, queriendo hacerle un par de preguntas más.

"Si, si, voy a estar perfectamente. Tengo experiencia con los borrachos, no te preocupes" Insistió la española, queriendo deshacerse de la irlandesa.

"Está bien, supongo" Se rindió ". Por cualquier inconveniente, Harry debe estar desmontando alcohol, solo llámalo" Le dijo, como si fuese una niña.

Carla aceptó y se despidieron.

Una hora y media luego de que Grace se fuera, al Garrison ingresó una morocha aún más baja que Carla, con grandes ojos marrones y su cabello, más largo que el de la rubia, atado en una coleta alta. Usaba una falda tubo, una camisa impecablemente blanca, el mismo sombrero que Andrew, una pistolera de hombros y unos zapatos de quince centímetros, que le aportaban más altura.

Sus zapatos resonaban por todo el lugar. Todas las conversaciones terminaron en cuanto ella puso un pie en el piso de madera del pub, la atmósfera cambio inmediatamente, justo como con los Shelby. 

Se acercó a la mitad de la barra, donde se encontraba la rubia. La miró de arriba a abajo, como si estuviese asegurándose de algo. Miró por arriba de su propio hombro y espantó las curiosas miradas de los demás clientes. 

"¿Qué carajos ven, eh?" Todos volvieron a sus conversaciones, inmediatamente. La morocha volvió su vista a la rubia frente a ella. "Mierda, John y Arthur no exageraban cuando dijeron que eras hermosa" Recitó, como si estuviera pensando en voz alta, dejando un leve rubor en las mejillas de la mujer frente suyo. Sacó su sombrero y lo dejó sobre la barra ". Arabella Piccola" Extendió la mano derecha, la ahora nombrada, Arabella. Sin dudarlo la sacudió, regalandole una sonrisa.

"Carla Nunier, aunque ya lo debes saber"