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Cuando Taehyung vió a Jungkook, el terror invadió cada parte de su cuerpo. La sola presencia de el pelinegro era suficiente como para ponerlo nervioso e inquieto.  

Solo quería escapar de una buena vez.

—Jungkook decidirá quien es el afortunado de esta noche. —Namjoon sonrió, mientras retrocedía un poco para que Jungkook quede en medio de el escenario, el público mirando atento, esperando a que el pelinegro escoja a alguien.

Jungkook buscó con la mirada entre una parte de el público, una en específico, ya que el resto del público estaba prohibido, y no eran opciones.

Levantó su mano y señaló con su dedo a una mujer rubia, una chica de apróximadamente 26 años, la cual solo estaba concentrada mientras miraba al escenario. Se removió incómoda en su lugar al ser elegida, pero nunca se quejó, solo bajó a paso lento hasta el escenario, sabiendo que aquellos pasos, serían los últimos que daría en su vida.

El pelinegro hizo un gesto con su mano hacia el chico pálido que había visto Taehyung, y el mismo se apresuró a buscar algo en lo que la mujer llegaba hasta Jungkook.

—¿Cómo se llama, señorita? —Preguntó el presentador, acercando el micrófono hasta la boca de la rubia, la cual lo miró con cierto miedo, pero aún así se quedó en su lugar.

Después de todo, ella tenía un motivo para estar ahí, y no se echaría atrás ahora.

—Haneul. —Contestó, en voz baja, mientras varías lágrimas traicioneras bajaban de sus ojos hasta su mentón.

—Muy bien, señorita Haneul, este aplauso es para usted gracias a su sacrificio —Namjoon hizo un gesto con su mano para que todo el público empiece a aplaudir, y así lo hicieron, llenando el lugar de ruido de puros festejos y aplausos—. Ahora, necesito que me acompañe.

Extendió su mano, fingiendo ser caballeroso, Haneul tomó su mano y agachó la cabeza, siguiéndole el paso.

El chico pálido volvió hacia Jungkook, con algo en mano, un monociclo. El cual le entregó a el pelinegro.

Haneul había sido subida, con ayuda, hasta un montón de sillas apiladas, en una altura alta, tan así que se tenían que extender los brazos para poder tocar la muñeca de la rubia, la cual sollozaba en silencio. Fue amarrada a la última silla, mientras esperaba por su fin.

Jungkook se subió al monociclo, ante la atenta mirada de todos, en especial la de el castaño. Y mientras empezó a andar alrededor de ella, comenzó a hacer malabares con las pelotitas rojas que había visto Taehyung.

Bueno, él creía que eran pelotitas.

—¡Aplausos para Jungkook, damas y caballeros! —Dijo Namjoon, mientras apuntaba con su mano a el mencionado.

Jungkook daba vueltas alrededor de la mujer, sonriendo en grande cuando el público empezó a aplaudir y animarlo a seguir.

Taehyung tenía miedo, aquello era demasiado sencillo comparado con el acto de la hacha o el de la motosierra.

Todo estaba demasiado calmado y no sabía que esperar.

Hasta que se percató de algo, forzó su vista, intentando ver mejor que era lo que tenía Jungkook en mano, y casi grita cuando al fin se dió cuenta.

No eran ningunas pelotitas, eran dos piedras y una granada pintadas de rojo, ¿Qué mierda pensaba hacer el pelinegro con eso?

—¡Hazlo de una maldita vez! —Gritó Haneul de repente, y solo con eso bastó para que Jungkook empiece con su acto, con fastidio ante el grito que pegó la rubia.

Clown | KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora