The Perfect Omega ~MinJoong~

~CHAPTER 18.2~

"MinGi." Arqueé mi espalda cuando sacó sus dedos y luego los volvió a hundir. Él estaba más que hipnotizado en el movimiento cada vez más rápido, mientras sus palabras continuaban retumbando en mi mente. La sensualidad con la que me llamó por mi nombre, con la que me dijo bebé... Ya lo había hecho antes, muchas veces de hecho, pero nada, nada se comparaba con su forma actual de decirlo, con esa enorme carga de deseo. "MinGi... Otro, quiero otro, por favor... Otro." Mis caderas intentaron mover mi cuerpo hacía abajo, deseando más de sus dedos o de una vez sentirlo a él. Por desgracia sabía que mi final estaba tan cerca que, de alguna manera, me reconfortaba no tenerlo dentro o terminaríamos demasiado rápido con algo que yo deseaba que fuera eterno.

"¿Así, bebé?"

"Mierda, sí." Me obedeció e introdujo un cuarto dedo, empujándolos una y otra vez dentro, sacándolos y metiéndolos mientras usaba su otra mano para apoyarse en la cama. Sus labios rozaban constantemente los míos. No podía abrir los ojos, aunque deseara verlo, era imposible para mí no apretar mis párpados ante ese mar de sensaciones. "MinGi... Di-Dios no puedo." Me sentía demasiado impotente entre todos los gemidos y jadeos que soltaba, sabía que no aguantaría. "Voy a..."

No me dejó terminar de hablar. Empujó su lengua entre mis labios y devoró mi boca como antes; lamiendo y succionando para luego follarme con su lengua, tal cual sus dedos estaban encargándose de hacer con mi entrada. Para este punto, quizás la mano entera de MinGi estaba mojada por mi culpa. Entreabrí los ojos para verlo morder su labio inferior apenas liberó mi boca y luego me miró fijamente.

"Córrete, HongJoong. Ahora." Jadeó sobre mis labios.

No hizo falta nada más, sus dedos se empujaron una vez más y llegué. Solté un profundo grito mientras me deshacía en un orgasmo que me hizo temblar por completo, dejando que las gotas de semen mojaran mi pecho y abdomen.

Continuó penetrándome incluso mientras los espasmos terminaban de consumirme. Esperó a que recuperara el aliento y entonces se alejó de mi entrada. Lo vi acariciar la yema de sus dedos con su pulgar antes de llevar los mismos dedos mojados hacía sus labios y degustar mi sabor. Tres segundos de eso o menos y ya estaba tan excitado como antes.

"Sabes delicioso, bebé." Me sonrió con sus ojos cada vez más oscuros, eliminando por completo el ligero marrón anterior cuando llevó sus dedos a mis labios. Abrí mi boca e introdujo dos, gemí apenas sentí el peculiar sabor. "Sabes demasiado bien." Repitió.

MinGi se alejó para quitarse la última molesta prenda que quedaba y gruñó lleno de alivio cuando su pene saltó fuera del material. Estaba duro e hinchado, brillaba en la punta a causa de su líquido preseminal. Separé mis piernas de nuevo, dándole el espacio suficiente en medio de estas, y lo volví a escuchar gruñir cuando su glande se presionó contra mi entrada. Gemí y me tensé hasta que su mano acarició mis cabellos, alejando algunos mechones rebeldes de mis ojos, rozando después su boca contra la mía.

"HongJoong."

Un sonido parecido más a un gruñido escapó de su boca cuando empujó su miembro, invadiéndome y llenándome por completo mientras los largos e irregulares gemidos no dejaban de escapar desde el fondo de mi garganta. Me llenó por completo, Dios, su miembro encajaba tan bien. Se amoldaba a mis paredes como si ese fuera su lugar, creado exclusivamente para él.

"Mierda, MinGi." Mis manos recorrían su espalda mientras empezaba con las embestidas. Ya sin contenerse su cuerpo empezó a empujarse contra el mío con un vaivén tan salvaje que me cortaba la respiración; mi ser completo se contraía mientras embestía una y otra vez. Ambos nos estábamos consumiendo en el salvaje e inestable movimiento, con sus caderas empujándose para poseerme hasta saciarnos, hasta llenarme, hasta marcarme como tanto lo anhelaba.