Parte 2

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Por primera vez desde que había llegado a Madrid, había dormido del tirón sin pesadillas y el despertador no había sido un  gran problema a la hora de levantarme.

 Mi único némesis esa mañana fue elegir la ropa. Mi madre se había esmerado la primera vez que estuvimos allí ordenándome el armario, la verdad es que era una persona bastante desordenada, siempre discutíamos por ello. Ella acababa dándome una lección moral de la importancia del orden en nuestras vidas y que como psicóloga sabía por experiencia que ayudaba a la paz mental. - suspiré- .

Esa mañana no tenía clase, por lo que me dediqué a terminar de colocar algunas cosas que seguían en cajas, la mayoría eran libros. Los coloqué por orden alfabético, puse algunas fotos que había traído, entonces me fijé en una de ellas. Ahí estaba, Andrés, mi hermano. Mis ojos empezaban a humedecerse, pero alguien llamó a la puerta haciéndome volver a la realidad.

- ¿Si?- pregunté extrañada.

- Maura, soy Teresa, te he llamado muchas veces y como no lo cogías he venido a verte- dijo con franca preocupación.

- Ah..em, si espera te abro.- conseguí decir.

Miré mi teléfono, ahí estaban, cinco llamadas perdidas y  seis mensajes. También me fijé en que tenía un mensaje de Dian.

- Buenos días Nancy Drew- sonreí.

-Buenos días Holmes.

Apagué la pantalla y le abrí la puerta a Teresa.

-Perdona acabo de mirar el móvil, he estado ordenando lo que quedaba en las cajas.- puso los ojos en blanco.

-Ponle volumen al teléfono o pensaré que te han secuestrado.- me reprochó, después me dedicó una amplia sonrisa. -El sábado vamos a una fiesta.

Casi me atraganto con los cereales que me estaba comiendo, ella ignoró mi cara de desagrado frente a la situación.

- ¿Por qué iba a hacer eso?- pregunté molesta.

- Vamos Maura, no puedes encerrarte aquí todo el día escuchando When doves cry o leyendo cumbres borrascosas.- dijo fingiendo enfado.

-Eh más respeto a  Prince y a  Emily Bronte. No creo que en esos eventos sepan lo que es la música y mucho menos lo que es un libro.- arrugué la nariz intentando imaginarme a algún idiota de esos hablando de algo que no fuese el sexo.

- Por favor, no conozco a nadie más. Solo será un rato.- lloriqueó.

Me quedé un rato mirándola a los ojos, no me había dado cuenta hasta ese momento en que tenía los ojos azules más bonitos que había visto en mucho tiempo.

- Está bien.- suspiré el fin. 

-Eres la mejor en serio, entonces vamos a comprar algo decente, no tienes pinta de usar ropa de fiesta.- sonrió triunfante.

Nos pasamos la tarde de tienda en tienda buscando algo para ponernos, después de probarme media tienda entre resoplidos y malas caras, elegí un vestido negro con encaje en la espalda. Me miré al espejo, la verdad es que me quedaba realmente bien, pero por supuesto no pensaba admitirlo delante de ella.  Teresa sin embargo, se decidió por una minifalda demasiado corta y pegada para mi gusto.  

-¿ No crees que eso es demasiado?.- pregunté.

- No has ido a muchas fiestas ¿no?.- preguntó divertida. Por la cara que debí poner, entendió que no.

La semana en general resultó bastante aburrida, Dian no había dado señales de vida desde que le dio los buenos días y Teresa se había tirado toda la semana hablando sobre lo increíble que iba a ser la fiesta. El tema no me entusiasmaba demasiado, pero ella estaba tan contenta que decidí que era  mejor no fastidiarla comentando las pocas ganas que tenía de ir. 

El lugar de los sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora