El reloj de pared que estaba frente a mí se estaba haciendo la burla. Cada vez que levantaba la cabeza para comprobar cuánto tiempo había pasado, la aguja más larga avanzaba un poquito. Solo me estaban haciendo esperar 15 minutos pero yo sentía que eran como 3 horas. Los siguientes 12 meses de mi vida podía definirse hoy y necesitaba saber si cambiarían o no.
Me rendí, tenía que despejar mis pensamientos del maldito reloj y de lo mucho que me estaban doliendo los pies a causa de mis tacones nuevos. Me arrepentía de no haberlos “ablandado” antes. Saqué mi celular del bolso que tuve que comprar porque una mochila vieja no se vería bien para mi entrevista de trabajo.
Entré a Facebook y me puse a actualizar el inicio para ver si había nuevos chismes o noticias que valieran mis megas. Estaban publicadas las fotos del compromiso de Leslie. Sí, Leslie se comprometió con un chico hace una semana. Aún podía recordar la cantidad de sermones que me dio mamá por no haber asistido a la ceremonia. “Hasta Sam vendrá” me dijo mamá por teléfono. Sam me confesó que iría para ver quién era el chico masoquista que decidía ir al altar con Lesie porque digamos que 6 años no la han cambiado. Podía ver las fotos de mis hermanos y evidenciar lo cambiados que estaban y eso no lo notas a menos que no los hayas visto por mucho tiempo. Y en realidad fue así, evitaba regresar a casa con la excusa de que debía estudiar, tenía trabajos grupales, no me dejarían un día libre en el trabajo, no podía gastar dinero en un pasaje porque estaba ahorrando para un departamento nuevo. En fin, creo que este lugar se volvió en mi nuevo hogar, ya no podía imaginarme viviendo en otro lugar. Además todas estas circunstancias me volvieron independiente porque no tenía otra opción.
Después de 6 meses de vivir en casa de mi tía cuando llegué a esta ciudad, y de escuchar sus gemidos en la noche porque tenía una vida sexual activa, decidí que era momento de ahorrar y buscarme mi propio lugar. Al principio imaginaba un súper departamento amoblado, con una súper cama y una cocina grande. Pero lo que conseguí era una habitación, una pequeña cocina, un baño al que debía entrar de lado. Sin embargo no me molestó porque ese era mi inicio. El inicio de una nueva Jaydin. También me corté el cabello, las mujeres solemos hacerlo para representar “un nuevo yo” y conseguí hacerme unos cuantos mechones azul eléctrico. Para mí era un look renovado y hasta me veía bien. Mamá no opinó lo mismo y me amenazó con mandar a Charlotte a vivir conmigo sino lo despintaba, no le creí hasta que Charlotte me envió una foto de su boleto y fue cuando borré toda evidencia, menos un mechó que lo tengo muy bien escondido.
Melissa ya tenía a su pequeño Max. Sí, así le pusieron. Max Junior tenía 5 años y era terrible. Yo aguanto a niños, enserio, incluso trabajo en cosas relacionadas, pero ese niño se merece unas buenas nalgadas.
Charlotte cambiaba de novios así que nunca creíamos que el “actual” era el definitivo. Esteban ya estaba casado, se casó porque dejó, a su ahora esposa, embarazada. Ahora su esposa estaba con su vientre enorme porque resulta que tendrán gemelos.
Sam está igual, solo que ahora se cree un galán porque las chicas de la universidad hacen sus tareas de él. Increíble lo que una chica puede hacer para llamar la atención de un tonto.
Natty ya tiene 9 años y está enorme y, según mamá, es muy inteligente para su edad. Debe serlo porque ella no dice eso de todos sus hijos, por ejemplo yo.
Y Leslie ni siquiera está embarazada para casarse, creo que ella por fin encontró a alguien que la aguantase completamente o que no quisiera asesinarla mientras dormía.
El recordar a mi familia trajo también recuerdos sobre mi amistad con Alex. Fui al buscador de Facebook y tecleé el nombre de Alex.
Ya no éramos amigos en Facebook, yo lo eliminé cuando dejamos de hablar. Nuestra relación siguió bien por al menos 4 semanas, hablábamos todas las noches por skype, dábamos un reporte sobre lo que nos pasó en nuestro día y hacíamos planes para cuando ambos lográramos un espacio en nuestras apretadas agendas. También hablábamos por WhatsApp hasta que me dejó en visto y no asistió a varias de nuestras sesiones de Skype y cuando aparecía como “conectado” no me hablaba. Así que después de una discusión acalorada por teléfono y luego por Skype, decidí borrarlo de todo lado y seguir con mi maravillosa vida que no era tan maravillosa.