Capítulo 4

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- Buenos días. - dice el chico y en ese momento mi corazón se detiene. Su voz. Es él.

"No, solo le robó la voz a Desconocido y ahora la usa él, como en la Sirenita. "- se burla mi sarcástica voz interior. A veces me odio a mi misma. De seguro a alguien más le sucede.

¿No?¿Solo a mí? Ok.

- Tú, ¿Eres psicóloga? - pregunta sorprendido Desconocido.

- En realidad aún no. Recién terminé el cuarto año. Solo soy una practicante.- digo ruborizada.-  ¿Tú eres mi paciente?- pregunto asombrada.

- Supongo. - responde inseguro y se quita las gafas de sol y la gorra.

- Puedes tomar asiento. -digo aún roja como tomate indicándole el sofá frente al escritorio.

    Desconocido se sienta y yo hago lo mismo junto a él. Estoy insegura por como se lo tomará si le pregunto sobre ayer. Decido comenzar el tema entregándole su teléfono.

- ¿Mi teléfono? Pensé que lo había perdido.- dice mientras lo toma en sus manos.

- Lo encontré en el bolsillo de tu abrigo. Me lo diste antes de ir a buscar las bebidas, igual que el paraguas.- digo pensando las siguientes líneas. - Pero nunca regresaste. Pensé que te había sucedido algo malo. Pero parece que estás bien. - digo agachando la  cabeza. Tengo miedo de su respuesta. ¿Y si de verdad me plantó a propósito?

- Si vas a ser mi psicóloga de todas formas voy a tener que decírtelo. Yo no quise dejarte allí. De verdad. La razón por la que no volví, ni yo mismo la sé. Por eso estoy aquí. - dice preocupado. - De todas formas perdóname por no volver. Al menos mereces una disculpa. No es tu culpa que yo esté loco.

- ¿De qué hablas?¿Por qué dices que estás loco? - pregunto confundida y preocupada a la vez.

- Yo hago cosas...que luego no recuerdo. Me han dicho que actúo diferente a como lo hago normalmente. No sé que me pasa y estoy asustado de hacer algo de lo que luego me arrepienta. Por eso hice la cita con el Doctor Lee. ¿Qué es lo que sucede conmigo?¿Estoy enloqueciendo?  - pregunta mientras me toma por los hombros y me mira profundamente en busca de respuestas. Su mirada es desesperada y parece que ruega.

    En ese momento quise consolarlo y no lo pensé dos veces así que tomé con mis manos sus mejillas, acaricié su rostro y lo abracé cerrando los ojos para transmitirle apoyo con mi contacto.

- Tú no estás loco. Las personas locas no admiten que lo son. Solo tienes algún trauma y juntos podremos resolverlo. Prometo que haré todo, hasta lo imposible, para curarte. - le digo en voz baja para que solo ambos podamos escuchar. El ambiente entre los dos es sumamente íntimo y me sentí feliz y triste a la vez. Feliz porque en realidad no huyó de mí y triste por la situación que lo está lastimando. No quiero ni pensar en el tipo de enfermedad que tenga: ¿esquizofrenia? ¿Alzheimer? Espero con toda mi alma que no.

- ¿No te alejarás de mí cuando comience a actuar diferente? ¿De verdad vas a ayudarme? - pregunta tratando de mantener la calma mientras se hecha hacia atrás para mirarme a los ojos.

- No me alejaré de ti. A partir de hoy seré tu psicóloga y serás mi responsabilidad. Voy a curarte incluso si debo leerme todos los libros del mundo. Confía en mí. - digo tratando de darle seguridad y algo a lo que aferrarse. Si tiene eso no es imposible curarlo, sea lo que sea.

    Siento que pasa sus brazos alrededor de mi cintura y me estrecha contra él. Paso mis brazos alrededor de su cuello y comienzo a acariciar su cabello para darle la sensación de paz. Quisiera que estuviésemos así para siempre. Se siente demasiado bien para ser verdad. Tengo miedo de que sea tan solo un sueño.

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⏰ Última actualización: Mar 07, 2021 ⏰

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