Tu recuerdo acaricia mis labios adustos, en el son del invierno. En mi reflejo noto el vacío, me noto gris, abrigado por la indigencia y callado por la penuria. ¿Algo falta?, me pregunto anheloso, con incertidumbre y vehemencia veo el mundo con ojos de poca esperanza, y es que o soy parte de él o el es parte de mi. Lo cierto es, que hoy en día, limito con el infierno frigido, en mi oscuro limbo. Bienvenida, aquí yacen mis alegrías condecoradas y mis penas sin vacío, te desafío a entenderlas y a la vez entenderme....
Encadenado en esta oscuridad, la luz que conocía solo era ilusión, lo que ilumina mi rostro son solo estrellas fugaces, que cuando el sol se esconde, me anhelan y visitan con vivacidad, cometiendo vil infidelidad ante su gran estrella cálida. Estrellas amantes y pasajeras que brindan compañía vana, que haría sin ellas, al fin y al cabo me hacen sentir como si estuviese allá arriba, en ese edén donde vive lo hermoso, donde espero encontrarte y amarte. Pero sigo estando aquí, donde desaparezco gota a gota, brindándole un poco de vida a estas flores marchitas que logran entenderme, y por eso están aquí, por que ellos y ellas también fueron como yo, esperando a que alguien las comprendiera, solo espero no cumplir el mismo destino y no marchitarme.