Primera noche: El llanto de una princesa.

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Prólogo

Recostada en la cama de su habitación, jugando con el lápiz que sostenía entre las manos, Valary intentaba terminar sus deberes del día. No prestaba atención a sus apuntes realmente, sino a los detalles de su nueva pintura.

Una chica, de perfil y con uno de los mejores portes de una dama, miraba a Valary desde el cuadro en la pared. Una princesa. Una princesa rumana antigua, tal vez, a juzgar por su mirada y su sobria belleza, que emanaba naturalmente, como la sangre brotando de una herida abierta.

Su nueva pintura le había encantado, esta vez, Matt le había dado el regalo perfecto. Como novio, el chico era genial, como pintor, era excelente, como persona, Matt no existía. Matt era invisible para todos, menos para Val. Porque Matt era un vampiro.

Dejó escapar una pequeña sonrisa al pensar en él, en las condiciones de su noviazgo, en su pasado y en lo que todavía no había ocurrido. Valary tenía secretos que nadie más podría conocer, excepto Matt.

Esa noche de otoño, la pelirroja salia de su casa, cansada de los regalos de su joven madre, que decía que no era capaz de hacer nada en casa. No era cierto, ella era muy responsable, pero nadie notaba sus esfuerzos por ser buena persona. Y es que vivir viendo fantasmas y monstruos no mejoraba las cosas en casa.

Llegó al viejo parque, a unas cuadras del cementerio de la ciudad, donde Matt estaría esperándola esa noche, como todas las demás. Pero no estaba ahí todavía, tal vez había llegado temprano para él, tal vez lo había hecho a propósito.

Caminó hasta una banquita y se sentó, dispuesta ha esperar al chico, mientras examinaba su ropa para saber qué tal estaba esa noche.

Bastante bien, llevaba los vaqueros que tanto amaba, una blusa negra de hombros caídos y un par de Converse que no se le veían nada mal para ser ella. Tenia el cabello suelto, colgando por su espalda hasta caer en pequeñas ondas a la altura de su trasero.

Sonrió para sí misma, intentando no verse demasiado entusiasmada por ver a su chico esa noche, de esa manera.

El viento sopló desde detrás de ella y al voltear, vislumbró una figura fantasmal de entre las sombras, y aunque no se le veía el rostro era lo que ella estaba esperando, al parecer, un encantador joven vampiro.

Dió unos pasos hacia él y la figura retrocedió ligeramente, hasta que se detuvo, y Val pudo verlo bien. Un chico hermoso en más de un sentido. Un vampiro con una sonrisa malvada en el rostro, y alegría al verla. Pero ese no era su vampiro. Matt no estaba ahí.

El desconocido sujeto tomó a Valary por la cintura en un movimiento rápido, atrayéndola a él por la fuerza, mientras que ella no podía ni siquiera gritar.

"¿Dónde está Matt? ¿Que le ha pasado?" sonaba en su cabeza a cada segundo que pasaba, hasta que el vampiro habló.

-Ya no está aquí, linda. Es hora de que lo superes. -Se limitó a decir.

-¡¿Que le has hecho?!

-Tenía una cuenta pendiente conmigo, preciosa, era hora de que pagara. Y pensándolo bien, pudo haberla pagado contigo.

Miraba a Valary de pies a cabeza, con un gesto de deseo en el rostro mientras ella analizaba sus palabras, aun incrédula de lo que acababa de decir. Aun sin creer que el sujeto que tenia enfrente, acabara de asesinar a Matt.

Sabiendo eso, él la llevó a la fuerza a la parte sombría del parque, donde empezaba el bosque que llevaba al cementerio. Quería que se cerciorara del destino que había tenido su querido novio.

-Esto es lo que le pasa a alguien que rompe una promesa a Víctor, ¿lo entiendes? ¡Esto es lo que tu tierno y estúpido noviecito se ha ganado!

Valary no prestaba atención a lo que decía, pues estaba pasmada con la imagen de Matt en medio de un charco de sangre, dando sus últimos alientos, como no-muerto.

-¡Matt! -gritaba, con la esperanza de que se levantara una vez más, como lo había visto hacerlo antes. -No me dejes, ¡no puedes morirte! No tu...

Mientras ella lloraba e imploraba por la vida de su ahora, muerto novio, el vampiro de nombre "Víctor" se alegraba de su suerte.

Y esa noche, la luna no brillaba en el cielo. Para Valary, nunca volvería a brillar.

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