Segunda noche: Reina del dolor.

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(Por Valary)

Estaba muy nerviosa mientras esperaba por el café que nos traerían, y estaría nerviosa hasta que estuviera en casa, sola y donde ningún ser me viera llorar.

Evey me miraba con preocupación en el rostro. Sabia lo que pasaba pero no me lo diría, porque sabía también lo mucho que me dolería recordar.

La camarera sirvió el café sobre mi taza, humeante, disolviéndose entre el aire, desapareciendo, y quedándose ahí de manera invisible.

Así eran ellos.

Así también era Matt.

De regreso a casa, y tras contar mi mala fortuna de la semana a Evey, me dispuse a darme una ducha.

Necesitaba pensar con claridad las cosas. ¿Que era él? ¿Que era lo que me acababa de topar esa noche? No era un vampiro, los vampiros son mas orgullosos y no se detendrían a pedir disculpas. Pero su mirada me heló.

Entonces era un Ghoul. Una criatura producto de la mordedura de un vampiro sobre un humano, fiel por obligación a su "creador" según ese viejo libro que leí en la biblioteca. El chico que se disculpó conmigo por un ligero empujón era un ghoul. Y si había un ghoul cerca, había un vampiro cerca que lo manejaba.

No quería esto otra vez. Hacía años que no había visto seres sobrenaturales y ahora volvía a ello. No podría dormir, no podría comer, no podría vivir; no sabiendo de la existencia de un vampiro cerca. Uno de esos monstruos que me habían quitado la vida antes.

De repente entré en un ataque de pánico y salí rápidamente de la bañera en la que estaba, aun con las gotas de agua recorriendo mi cuerpo. Llegué hasta el espejo y miré a través de él.

Yo estaba ahí. Y Matt también, y Víctor.

Todos nosotros, como en esa oscura noche para mí. No podía decir lo desesperada que estaba, ni el dolor que se desprendía de mi pecho, solo podía lamentarme en silencio, presa del pánico que cada vez que hacía mayor y me asfixiaba lentamente.

Poco a poco volví a mí y me vestí en silencio, sin pensar en nada, aún guardando el aire en mis pulmones por miedo a arruinar la calma del ambiente. Llegué hasta la cama y me acosté. Las lágrimas comenzaban a salir pero yo seguía sin pensaren algo en concreto. Y fue así hasta que en algún punto de esa noche me quedé dormida.

La mañana siguiente era fresca, lo suficiente como para permitirme llevar ropa de frío y una linda chaqueta de cuero negro al trabajo a pesar de estar a mitad del verano. El día era tranquilo y las nubes amenazaban con iniciar una fría tormenta.

Algo que yo disfrutaba eran esos días de trabajo en los que tenia que salir después por unas fotografías.

Era editora de una revista -aunque poco conocida en la ciudad- que trataba temas góticos en su mayoría, era algo muy extraño si se le analizaba a fondo en realidad, pero el grupo de trabajo era excelente, pues todos estábamos ahí por placer y entrega genuina.

Mi trabajo consistía en escribir reportajes, historias y sacar fotografías de los mejores paisajes. Amaba mi trabajo, y más en días como esos, sin sol, sin ruido...

—Buen día, Val. ¿Qué tal el descanso?

—Bastante bien, Jake, que tenemos para hoy? –tomé los ejemplares recién impresos de la ultima edición, mientras miraba a mi 'jefe'.

—Déjame ver... –sacó un par de papeles de una carpeta que traía en las manos. –Un par de lugares cerca de la vieja Catedral de Maine, sabes dónde esta, ¿cierto? Y me gustaría que sacaras algo de las afueras de la ciudad, tal vez cerca del antiguo cementerio de Portland... ¿Esta bien?

—... Sí.

Me helé al escucharlo, pues conocía bien el lugar, no hacia falta pensar en ello cuando el nombre palpitaba en mi mente día tras día. ¿Destino? ¿Casualidad? De la manera que fuera, tenía que volver allí. Al lugar donde había perdido al amor de mi vida.

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⏰ Última actualización: Jan 29, 2016 ⏰

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