Suspiros de una chica frágil.

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Capítulo 1 (Por Valary)

Estaba cansada.

Literalmente estaba cansada, llevaba ya tres días sin dormir bien y estaba muerta de aburrimiento.

Extrañaba mi vida de antes en momentos así. Extrañaba tener unos 14 años y vivir en casa de mis padres, de ambos. Antes todo era tan fácil, pero tuve que crecer.

Mamá me dijo, antes de morir, que yo era una chica fuerte  y que sabría llevar mi vida por un buen camino. Ella sabía todo lo que yo había sufrido, después de esa noche, yo se lo conté. Y aunque ella no me creyó la historia de mi relación con un vampiro, me apoyó, pues vio lo mal que estaba: llegué a casa en un pésimo estado, manchada de sangre, llorando y con mi honra y mis sentimientos por el suelo.

Mamá era mala, hasta que yo me volví frágil.

Intenté llamar a Evey, para distraer mis pensamientos por un momento, así que tomé el móvil y marqué.

—¿Hola? –se escuchó al otro lado de la linea.

—¡Evey! Llevo días sin verte, ¿salimos a tomar un café o algo...? –pregunté, no tenía muchas ganas de dar explicaciones, pero hablar con Evey siempre resultaba bien. Era mi mejor amiga, siempre lo había sido.

—¡Nena, claro que si!

—Genial, nos vemos en media hora en el Bloody Coffee. Bye.

Ah, sería una tarde bastante calmada a pesar de mi extremo aburrimiento. Pero a pesar de eso, no quería que cambiara, no otra vez.

No quiero volver a tener encuentros sobrenaturales. No quiero sufrir otra vez, ya no. He intentado deshacerme de todos mis recuerdos pero siempre vuelvo a ellos. Cada vez que cierro los ojos  veo la sangre de Matt en mis manos, veo sus ojos, muertos.

Pero lo peor de todo, si es que puede serlo: veo los ojos de ese vampiro, Víctor. Lo odio, y lo odiaré siempre por matar mis sueños. Por asesinar a Matt.

En media hora me encontraba frente al Café de Lily Bloody, la mujer más fresca de la ciudad, conocida por tener el mejor café de la ciudad, por si no era obvio.

Entré y enseguida vi a Evey, en una de las mesas del fondo, ordenando un capuccino y una tarta de moras, como era su costumbre. Me dirigí a ella lentamente, y ella sonrió al verme, a lo cual, yo igual sonreí. Sentí frío de repente. Sentí un escalofrío recorrer mi brazo derecho, y vi la sombra de un sujeto que pasaba a mi lado, un chico alto, frío. Lo vi un par de segundos aunque su rostro lo ocultaba tras sus largos cabellos, y él lo notó. Se volvió a mi  y me ofreció una disculpa, pero su voz sonaba como si el error lo hubiera cometido yo, claramente molesto por tener que disculparse con alguien.

Sorprendida, simplemente asentí y continué hasta la mesa de Evey, quien sólo vio que me había volteado a ver la puerta de la entrada, y habia levantado las cejas.

  Yo solo podía estar preocupada, pues ese pequeño instante, había significado más de lo que creí al principio. Después de tanto tiempo, volvía a revivir el pasado.

Yo había vuelto a ver uno de ellos.

No le temas a los VampirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora