Desde pequeña mi padre se a esforzado demasiado en inculcar me buenos valores. El hecho de ser padre soltero no fue un impedimento para aquel admirable hombre en la crianza de su única hija. Es cierto que contó con ayuda de unas cuantas personas más, pero los créditos sin duda alguna son para él.
Recuerdo que desde los cinco años papá siempre recalcó la importancia de las apariencias, me explicaba pacientemente las circunstancias en la que la sociedad se encontraba haciendo mención que sin importar el lugar o las personas con las que estés ellas siempre te criticarán y tendrán una opinión de tí por cómo luzcas.
Al principio solía parecerme un poco cruel, es decir, sólo era una niña que creía que todo lo que veía en caricaturas como Bob esponja o Las chicas superpoderosas era real y que todos podríamos ser amigos sin problemas, sin embargo cuando salí de casa para asistir a la escuela e interactúe con personas no familiares me dí cuenta que aquello que recalcaba era real.
Los niños de mi salón y de mi escuela en general no solían aceptarme por ser de una clase “diferente” a la de ellos, y sí chicos, crean o no me refiero a clase económica.
Aún no puedo creer cómo es que las madres de aquellos niños solían decirles que yo era una niña desagradable sólo por venir de una familia con un poco más de dinero que ellos.
Los niños siempre se burlaban de mí diciendo que tenía piojos y que ni el shampoo más caro del mundo me los podría quitar. A esa edad realmente no comprendía el porqué se comportaban así conmigo, incluso le pedía a mi niñera Solar que preparara lonche extra para compartir con ellos en un intento desesperado por agradarles, y aún así cada día después del horario escolar mi padre me abrazaba mientras lloraba por culpa de aquellos niños.
El problema se originó exactamente por mi apariencia y por la de mi padre, aunque papá podía pagarme un lugar en una escuela privada o en algún colegio me inscribió en una escuela pública para que no perdiera el punto de vista de la humildad. Resulta que aquellos padres de familia de mis compañeros no les gustaba la idea que una niña “rica” luciera más linda que sus propios hijos, así que de manera consiente o inconscientemente manipulaban la mente de sus hijos haciéndoles creer que era una niña mala para que me trataran mal.
Afortunadamente Solar convenció a papá que estar en aquel lugar no me serviría de nada, que era mejor simplemente evitar aquel tipo de personas y enseñarme a ser humilde desde casa.
Para el siguiente nivel escolar cuando tenía siete años fuí inscrita en un colegio un poco prestigioso, en el que sólo podían asistir chicos con padres influyentes o con mucho dinero.
Papá y Solar me advirtieron que probablemente los niños de esa escuela fueran mal educados y engreídos pero que no por eso yo tenía que comportarme igual que ellos. Realmente no quería hacer a un lado todo lo que mi padre me había enseñado en ese entonces, así que decidí en demostrarle que no quería ser y jamás sería una niña caprichosa más del montón, así que desde ese entonces empeze a cambiar mi forma en la que me vestía, reemplazandola por un estilo más barato pero lindo. (Porque el hecho de que aún era pequeña sabía muy bien qué era el dinero y que costaba conseguirlo).Al entrar por primera vez en aquel colegio sentí gran alivio cuando ningún niño o niña me insultó a pesar de que mi apariencia fuera diferente a la de ellos (al menos en la ropa), tampoco recibí algún halago silmplemente fui ignorada.
Y lejos de desagradarme descubrí que estar solo no es incómodo, ningún niño se acercó a mí ni me preguntó por mi nombre o algo por el estilo, y en la hora del almuerzo nadie de los que estaban en mi misma mesa me dirigió la palabra. Realmente me sentía cómoda por no escuchar insultos, es por eso que en ese momento decidí que así pasaría los siguientes años de escuela hasta entrar a la universidad.
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WHO SAID I WAS AN ANGEL?
Fiksi PenggemarNo te escondas sin conocer mis verdaderos sentimientos y mi corazón. Sabes perfectamente que no podrás escaparte de mí, ¿tienes miedo?.