Dos Son Mejor Que Uno

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- ¿Cuánto sería por todo esto pequeña? - me pregunta una señora mientras dejaba frente a mi las compras que había hecho -.

- Haber... - hablo revisando los objetos y anotando sus precios en una calculadora -. Una gaseosa, dos frascos de especias, una funda de cereal, tres latas de atún... Serían 740 yenes...

- Está bien... - dice sacando el dinero y entregándomelo a la vez que tomaba sus compras y se retiraba -. Muchas gracias pequeña...

- No hay de que~ jeje - acotó despidiéndome -.

La mayoría de personas me llamaban así "pequeña". Incluso mi papá me decía así con cariño, no sé si es porque mi estatura es algo baja o porque mis facciones siempre han sido algo infantiles, aunque la verdad no me molestaba para nada.

- Gracias por tu ayuda Saori... - dice la señorita Hiomura, la dueña de la tienda en la que ocasionalmente vengo a ayudar -. No se qué habría hecho con toda la mercancía que debía ordenar si no venías a ayudarme...

- No se preocupe señora Hiomura, sabe que puede contar conmigo *risita*

- Lo se pequeña... - me responde con una sonrisa a la vez que me extiende un sobre -. Ten, aquí está un agradecimiento por tu ayuda...

- ¿Eh? N- no hace falta señora Hiomura... Me sentiría mal recibiendo parte de las ganancias de hoy...

- No te preocupes Saori, vivo sola así que realmente el dinero que ganó los demás días me es más que suficiente... Ten, para que lo puedas seguir ahorrando...

- E- está bien - respondo tomando el sobre -. Muchas gracias señora Hiomura - digo realizando una pequeña reverencia -.

- *risita* No hay de que... Ahora ve a descansar... Mañana tienes clases ¿Verdad?

- Ah... Si, es verdad - digo dejando el delantal y tomando mi maleta -. Nos vemos señora Hiomura...

- Nos vemos pequeña... ¡Ah! ¡Y Saori!

- ¿Hmm? ¿Qué ocurre?

- Trata de hacer amigas ¿Ok?

En ese instante un complicado sentimiento recorrió mi cuerpo, sin embargo trate de esbozar una sonrisa y respondí.

- Si... Lo intentaré...

Desde que me mudé conocí a la señora Hiomura, era una mujer algo mayor y por lo que parecía se encontraba sola; no sabía que ocurrió con su familia y la verdad sentía que era delicado el tema así que prefería no preguntar.
Era una persona muy dulce y generosa, a pesar de que cada vez que iba a ayudarla le dijese que no hacía falta que me pague ella insistía en darme dinero acotando que me lo había ganado, además siempre que me retiraba me decía las misma palabras: "Trata de hacer amigas", se que me lo decía como un consejo para que deje de estar sola pero...

- Aún no creo posible poder conseguir ese objetivo... *Suspiro* - digo para mi misma mientras abría la puerta de mi hogar, dejaba mis zapatos en la entrada y me disponía a ir hacia mi habitación -.

La ciudad en la que vivía era en su mayoría de estilo occidental; la arquitectura de las casas, las costumbres de las personas que aquí viven, los diseños de los cuartos, en fin. Sin embargo, debido a que donde yo vivía de niña era un pueblo pequeño y a que mi padre amaba mantener las costumbres antiguas de Japón terminé quedándome con ese estilo de vida, así que no solo modifiqué el diseño de la pequeña casa y sus cuartos, sino que en general vivía conservando algunas de las costumbres que mi padre me había enseñado.

- *suspiro* No he tenido una amiga desde que estaba en la escuela... - hablo conmigo misma mientras me acomodaba en mi futón con la intención de caer rendida en el sueño -. En verdad quiero dejar de estar sola pero... a- aún no me siento lista para poder entablar una conversación larga con alguien... o tan siquiera para saludarla y decirle mi nombre...

Delirios de EscritorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora