DIECISEIS

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"Solo una vez más"

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RECORDAR A MI MADRE MEDICARSE CON TANTA DESESPERACIÓN era sin lugar a dudas algo que prefería borrar de mi mente, cada que algo me lo recordaba e inclusive cuando veía a mamá de aquella manera me rompía el corazón, me hacía sentir impotencia por no poder ayudarla, me hacía desear ser mayor, solo para hacer algo mas.
No recordaba con exactitud como me sentía en aquel momento, solo era aquella sensación de enojo, iba dirigida a una sola persona, mi madre, estaba tan molesta con ella.
Recuerdo preguntarle a papá que era lo que le sucedía a él, siempre llegaba cansado, estresado, y al llegar no descansaba, solo llegaba para cumplir otra tarea, cuidar de mi madre, cuidar que no hiciera nada, cuidar que se mantuviera "limpia" la respuesta de él era seca, solo musitaba un simple <Estoy bien> y cuando presionaba aún mas, solo decía <Es por el trabajo> respuestas cortantes, llegué a creer que estaba molesto conmigo por no ayudarle.
Lo que había sucedido me hizo sentir culpa, me hacía decir "Si tan solo... " pero realmente no estaba en mis manos poder cambiar algo.

Todo había sucedido tan rápido, solo recuerdo que ella cayó por las escaleras golpeandose fuertemente la espalda contra el suelo, esa caída logró más que un dolor físico, desencadenó problemas con ella, problemas que nunca imagine.
Todas las mañanas al ver a mis padres, veía como comenzaban a perder su brillo, por un lado mi padre tuvo problemas para dormir, pasaba horas vigilándo cada paso que daba mamá. Ella se convirtió en una extraña viviendo en casa, se volvió diferente, su actitud cambio, todo en ella cambio, ya no era la persona que recordaba, ella se estaba desmoronando, se había vuelto tan dependiente que suplicaba tomar aquel medicamento.
Cuando fué al médico por la caída, le recetaron analgésicos, al principio los tomaba para el dolor, después para cualquier molestia que sentía y al final se volvió una necesidad, aquella de la que no podía dejar, aquella por la cual suplicaba

Durante ese tiempo las peleas no dejaron de hacer eco en la casa, el motivo era que ya no usaba los medicamentos para aliviar el dolor, los tomaba por una adicción, la cuál no podía, ni quería dejar. Todas las noches me preguntaba porque le era tan difícil, siempre creía que si de verdad nos amaba, lo dejaría, lo haría por el bien de la familia, pero jamás lo hizo, decía que lo dejaría, y durante un tiempo asi sucedía, hasta que volvía a consumirlos, hasta que comenzó a usarlos a escondidas.
Una vez al llegar de la escuela, la encontré, me convenció de no decirle nada a papá, y no lo hice porque me prometió no volver hacerlo, me decía <Solo lo haré esta vez, sera la última, sera nuestro secreto Miroslava> <Solo un vez más, Isabella> eran mentiras, todo era mentira, después de eso no lo dejo, hasta que volví a encontrarla, y me dijo la mismas palabras, suplicando que no dijera nada.
La odie porque nunca la creí capaz de actuar de aquella manera, porque aún después de tantas promesas continuó actuando de la misma forma, porque a pesar de la forma en la que veía a papá, no hizo nada para detenerse.

No fue necesario decirle a mi padre, él se entero por el médico de mamá, el cual le dijo que ella intento que le recetaran nuevamente el mismo medicamento, se la pasaba fingiendo que aún le dolía aquel golpe.
Ese día papa habló con ella, pero fue muy diferente a todas las veces anteriores, ella en vez de entender y saber que estaba actuando mal, me gritó, insinuó que mentia, mintió diciendo que no estaba sucediendo nada malo, me acusó de contarle todo, me dijo que era una mala hija

Después de eso todo cambió, ella cambió, después de aquel año, ella realmente intentó arreglar todo lo malo que había hecho, por papá, por mí y por ella, mamá realmente se enfocó en rehabilitarse, ella hizo lo que estaba en sus manos para cambiar y lo logró.
Ella no era psicótica, lo que él decia no tenía ningún fundamento, eran palabras y oraciones, vacías, quería que me derrumbara, quería lastimarme, no solo físicamente, si no también emocional, para aplastarme, pero no le daría la satisfacción.
Me tomó de ambas muñecas, evitando que siguiera empujándolo, me giro bruscamente de espaldas, pegando su cuerpo por completo con el mío

—¿De verdad te molesta tanto que hable de tu madre?—Preguntó soez—No es mas que una adicta a los medicamentos, una psicótica más—Musitó acercándose aún más—¿Qué crees que este haciendo ahorita Isabella?—Sus manos se colocaron mis costados—Seguramente a de estar mientiendo en algún consultorio, para tener mas medicamento, ¿No lo crees?—Musitó indiferente

Cállate... —Musité molesta

—Antes era por el dolor físico, ahora tal vez sea por el dolor emocional, supongo que no es fácil que una adicta pierda a su hija—Musitó apretando su agarre alrededor de mis muñecas—¿Con qué crees que se vuelva adicta esta vez?—Musitó divertido—Tal vez te conviertas en una excusa, para que tu psicótica madre, pueda drogarse—Musitó tajante

—¡CÁLLATE!—Grité con fuerza

Sentía la irá recorrer con fervor mi cuerpo, odiaba que hablara de aquella manera, odiaba que siguiera refiriendose de esa forma de mi madre, odiaba la manera en la que se comportaba, lo odiaba con cada fibra de mi ser.
Después de unos segundos, me soltó, comenzó alejarse y al llegar al marco de la puerta, se detuvo

—Eso es lo que es Isabella, acéptalo—Musitó girándose hacía mí—Acepta el hecho de que tu madre está tan psicótica como tú, acepta el hecho de que lo mejor sería que muriera de una sobredosis, así no estarías atada a una mujer tan despreciable, que seguramente ni siquiera le importas—Exclamó indiferente

Tara ahogó un gritó, estaba tan sorprendida por lo que Antuan acaba de decir, por otro lado yo estaba en una pelea conmigo misma, mi mente maquinaba a una velocidad impresionante, los pensamientos danzaban con tanto furor.
Sentía mis lágrimas decender por la irá que sentía en aquel momento, mis manos temblaban constantemente, quería gritar, quería correr y salir de ahí.
Lo que mas me hacía enojar era su actitud, al ver mi reacción, sonrió, como si fuera lo que tanto estuviera esperando

—Ahora que todo quedo claro, será mejor que bajes a cenar—Ordenó, dándome la espalda para salir de la habitación—Y no olvides cambiarte, por una vez en tu vida deja de verte tan deprimente—Musito con desprecio

—¡Dije que no bajaré a cenar!—Exclamé

—Cariño, no te estoy preguntando, te lo estoy ordenando—Musitó acercándose—¡Así que solo hazlo!—Exclamó

—¡Dije que no los haré!—Grité con firmeza—¡Porque por si no lo haz notado, no estoy aquí porque quiero!—Exclamé, limpiando las lágrimas que aún decendian por mi rostro

—¡Tú haces lo que yo quiera que hagas!—Exclamó apuntándome—¡Y si quiero que bajes a cenar como mi maldita esposa o ramera, lo harás!—Gritó mientras comenzaba acercarse hasta dónde estaba

—¡Yo no soy tu maldita ramera!—Grité con fuerza—¡Mucho menos tu maldita esposa!—Exclamé acercándome—¡Prefiero morir antes que compartir tu sucio apellido!—Grité con indiferencia

AMORE OSSESSIVO &quot;FINALE&quot;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora