Uno.

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Oriana

Miré a ambos lados antes de sacar el gloss que había comprado en el chino de abajo de mi casa de mi bolso Louis Vuitton falso y me incliné sobre el lavabo para acercarme más al espejo del baño y aplicarlo sobre mis labios.

Me apresuré a guardar mis cosas cuando escuché la puerta abriéndose y las voces de dos chicas entrando. Me coloqué el pelo y las miré a través del espejo. La primera de las chicas en entrar tenía el pelo rubio y largo, con un bolso de Gucci agarrado de su mano. La segunda era morocha, llevaba unas gafas de sol de marca colocadas en la cabeza y se tocaba el pelo con una mano.

Ambas se frenaron en seco y me miraron de arriba a abajo al verme.

- ¿Sos nueva?- Cuestionó la morocha con una mirada de superioridad. Yo traté de poner mi mejor cara mientras asentía con la cabeza.

- ¿Es original?- Preguntó la rubia señalando mi bolso falso.

- Obvio, mi papá me lo compró en su último viaje a Francia.- Mentí apartándome el pelo del hombro y fingiendo una mirada arrogante. En seguida ambas chicas sonrieron y se mostraron mucho más amables.

- Soy Lucrecia, pero podés decirme Lu.- Se presentó la rubia extendiendo una de sus manos y yo se la estreché, manteniendo la posición más erguida que pude.- Mi amiga es Agustina, Agus.

- Yo soy Oriana, pero me dicen Ori.- Sonreí y ella asintieron.

- ¿En qué salón te tocó?- Inquirió Agustina mientras las dos sacaban su maquillaje de sus respectivos bolsos y se retocaban un poco.

Yo les indiqué lo mismo que el orientador me había comentado y ambas soltaron una exclamación.

- Vamos juntas, entonces.- Chilló Lucrecia saltando y agarrando mis manos. Yo sonreí falsamente y coloqué bien mi pelo.- Nosotras te mostramos dónde es, pero justo ahorita tenemos libre, así que podemos presentarte a la gente.- Se ofreció y yo asentí.

- Yo las sigo.- Afirmé mientras las tres salíamos del baño colocando nuestros bolsos en nuestros hombros. Caminamos por varios pasillos hasta salir por una puerta que daba al exterior. Al parecer habíamos llegado al patio. En el medio del recinto había unas líneas blancas dibujadas sobre el suelo que delimitaban lo que pretendía ser un campo de fútbol, con una portería a cada lado, y alrededor había mesas con bancos donde los alumnos que no jugaban al fútbol se sentaban a hablar o a comer algo.

- Hola, reina.- Saludó un pibe apareciendo detrás de Lu cuando finalmente nos sentamos en un banco y ella sonrió dejando un beso en sus labios. El chico nos miró con una sonrisa a Agus y a mí mientras jadeaba un poco, con la camiseta de fútbol un poco transpirada, así que deduje que jugaba al fútbol.

- Él es mi novio, Camilo. Cami, ella es Oriana.- Nos presentó la rubia con una sonrisa.

- Encantado.- Sonrió el chico y yo le devolví el gesto antes de que se girase a mirar a Lucrecia.- ¿Me puedo sentar con ustedes?

- Obvio, mi amor.- Asintió Lu y le dejó espacio a Camilo en el banco.

- Sos nueva, ¿cierto?- Inquirió el chico apoyando sus codos en sus rodillas y yo asentí con la cabeza.- ¿De donde venís?

- Pues... mi papá es un empresario bastante importante en su ámbito, así que por su trabajo nos tuvimos que ir con mi mamá hasta México por un par de años.- Mentí. En realidad mi papá había fallecido cuando yo era chiquita, y yo llevaba toda la vida estudiando en una escuela pública un par de calles más abajo, donde no acudía gente tan adinerada.- Y recién volvimos a Argentina.

- Y, ¿de que trabaja tu papá?- Preguntó Agustina tratando de profundizar en el tema. Yo tragué saliva. Siempre se me había dado bien mentir, pero aún así me ponía nerviosa haciéndolo.

Mentira; Trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora