Dos.

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Oriana

- Ma, me voy a la escuela.- Exclamé desde la sala de estar para que mi vieja llegase a escucharme desde la cocina, donde preparaba el desayuno para mi hermano.

Me miré en el espejo de la sala una vez más, colocando mi pelo mientras ella me contestaba que tuviera cuidado en el camino. Escuché la silla de ruedas de mi hermano acercarse por el pasillo mientras retocaba mi gloss de labios y sonreí cuando el niño frenó la silla a mi lado.

- Pasatelo bien en la escuela, Ori.- Sonrió de oreja a oreja y yo me agaché para dejar un beso en su frente antes de asentir con la cabeza.

- Vos portate bien con mamá y no grites mucho, ya sabes lo que le molesta cuando está con sus dolores de cabeza.- Advertí levantando el dedo índice y él asintió con la cabeza. Despeiné su cabello con una sonrisa antes de agarrar mi bolso y salir por la puerta de casa.

Caminé hasta la escuela dando un rodeo para que pareciera que venía desde la casa que les había mostrado el día anterior a Lucrecia, Agustina y Camilo, pensando en como slair del apuro en que me había metido con la foto de mi supuesto novio.

Por lo que había podido enterarme el día anterior, el pibe se llamaba Mateo y era amigo de Camilo desde chiquitos, así que se la pasaban juntos. Iba a la misma escuela que nosotros, pero habitualmente se saltaba las clases para ir a jugar al balón o para hacer otras cosas fuera, como el día anterior. Al parecer era bastante conocido en el mundo del rap, lo que explicaba por qué me había preguntado si quería un saludo el día anterior, quizás pensaba que yo era una fan suya. 

Planeaba llegar temprano hoy a la escuela para poder hablar con él antes de que se encontrara con Camilo o las chicas, y así intentar que me siguiera la mentira, aunque no tenía muchas esperanzas. Seguro pensaba que era una loca.

Al entrar al edificio, no me crucé con ninguno de los amigos que había hecho el día anterior, así que caminé apresuradamente hasta el patio donde los pibes jugaban al fútbol con la esperanza de encontrarme al tal Mateo. Miré nerviosa a todos lados cuando llegué, colocándome bien el bolso y abrí mucho los ojos cuando le vi dándole botes a un balón en una de las esquinas.

Corrí hasta él y me coloqué bien el pelo al llegar a su lado. Él me miró con una sonrisa que yo le trate de devolver, pero me salió algo más parecido a una mueca.

- Hola, sos la piba de ayer, ¿verdad?- Saludó y yo asentí con la cabeza.

- Oye, necesito tu ayuda.- Hablé yo sin devolverle el saludo y él dejó el balón para centrar toda su atención en mí. Hizo una mueca de preocupación y yo me mordí el labio, temerosa de lo que pudiera pasar.- Vas a pensar que soy una loca.- Suspiré después de unos segundos de silenció y él movió su pierna con urgencia.

- Dale, pedime lo que querás.- Me apuró y yo tomé aire.

- La foto de ayer... Se la mostré a mis amigas diciendo que eras mi novio. Y resulta que te conocen.- Solté hablando muy rápido y notando como mis cachetes se ponían colorados. Él abrió mucho la boca y me miró raro.

- ¿Qué?

- No sé por qué lo hice, yo les dije que tenía novio, pero es mentira. Y me pidieron una foto con él.- Traté de excusarme.- Fuiste el primero al que vi por la calle y te lo pedí, no pensé que te conocieran.

- ¿Y qué pensás hacer ahora?- Se cruzó de brazos y esbozó una media sonrisa burlona que me sacó de mis casillas. No quería preguntarle por nada del mundo lo que estaba a punto de preguntarle, pero no me quedaba más remedio que tragarme mi orgullo si no quería que mis nuevos amigos me descubrieran.

- Me preguntaba si podés ayudarme...- Tomé aire y aparté la mirada del chico.- Fingiendo que sos mi novio.

Susurré lo último mirando al suelo, pero casi podía imaginarme la cara de estupefacción de Mateo.

- ¿Me estás jodiendo?- Rió sarcástico y yo le miré a los ojos para que supiera que hablaba en serio.- Boluda, no se ni cómo te llamás.

- Oriana, me llamo Oriana.- Expliqué.- Y te lo pido por favor, recién ayer llegué a la escuela y no quiero perder a las únicas amigas que tengo acá.- Pedí en tono de súplica, mordiéndome el labio inferior para no llorar. El chico rodó los ojos y se apoyó contra la pared.

- Y, ¿quienes son tus amigas?- Cuestionó.

- Lucrecia y Agustina.- Contesté rápidamente y él me miró casi con pena antes de pasarse las manos por la cara.- Por favor.- Susurré.

- Supongo que tenés tanto dinero como ellas, de lo contrario nunca hubiesen accedido a ser tus amigas.- Observó y en seguida asentí efusivamente con la cabeza.- Está bien, te propongo un trato.

- Lo que sea.

Yo le miré con esperanza y él se inclinó un poco sobre mí para hablarme en voz baja. Ese gesto le hizo parecer mucho más imponente por la diferencia de altura que teníamos.

- Lo haré. Fingiré que soy tu novio para que no joder tu mentira, pero no lo voy a hacer gratis.

Noté como un nudo se formaba en mi garganta en intenté tragar saliva en vano, notando como me ponía cada vez más nerviosa. Me iba a pedir dinero, eso era obvio, pero yo no tenía por mucho que presumiera de que sí. Mi vieja a penas ganaba nada desde la muerte de mi viejo y quitando lo que destinábamos a los tratamientos de mi hermano, apenas nos quedaba para comer.

- Querés dinero.- Me adelanté yo y él sonrió triunfante, asintiendo con la cabeza.- Está bien, no es un problema.- Mentí.- Puedo darte 300 pesos a la semana.- Ofrecí y él negó con la cabeza.

- 500.

- ¿350?

- 400 o les digo a tus amigas que eres una mentirosa.- Amenazó él dando por finalizada la discusión y yo asentí a regañadientes.- Perfecto, Oriana. Mirá allá vienen tus amigas.- Señaló la puerta del patio por la que entraban Lu y Camilo abrazados y Agus mirando su celular y cuando notaron nuestra presencia, los tres caminaron hacia nosotros.

- Como la cagues te corto la pija.- Mascullé entre dientes mirando a Mateo y él solo sonrió mostrando los dientes antes de agarrarme por la cintura y juntarme a él para besar mis labios. Yo me separé lo más rápido posible justo cuando las dos chicas y Camilo se frenaron a nuestro lado.

- Ay, re lindos.- Comentó Lucrecia mirándonos mientras yo fulminaba a Mateo con la mirada.








jeje perdón

Mentira; Trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora