Capítulo 7: "Bum bum ciao"

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Una mezcla de emociones invadieron mi pecho

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Una mezcla de emociones invadieron mi pecho. No sabía si era el efecto del alcohol, pero en ese momento, el suelo alfombrado junto a la compañía de Palermo se sentía como todo aquello por lo que estuve buscando.

Una ultima mirada compartimos, hasta que una gran presión se alojo en mi estomago al sentir sus cálidos labios tocando los míos dulcemente. No mentía al decir que era de las sensaciones mas hermosas que pude haber experimentado.

Coloco una de sus manos en mi mejilla, y junto a mis manos por detrás de su cabeza, la distancia entre nosotros paso de ser mínima a inexistente.

Continuamos besándonos pausadamente, pero con el correr de los segundos, y de la necesidad de ambos, el contacto dejo de ser dulce, para convertirse en algo mas voraz y frenético.

No quería que este momento terminase nunca, ojala pudiera congelar el encuentro, y recurrir a el cuantas veces necesite. Porque después de tanto tiempo, me sentía realmente bien, y podía jurar que él debería de sentirse igual.

En el interior de nuestras bocas, nuestras lenguas debatían una insipiente lucha por demostrar quien tenia el control. Ninguno de los dos quería dar el brazo a torcer. Pero un leve gemido mezclado con frustración escapo del interior de mi garganta al sentir que él había ganado. Una diminuta sonrisa asomo sus labios, pero no le dio tiempo a quedarse, porque rápidamente volvió a invadir mi boca con gran voracidad e impaciencia.

Como esta no era una ocasión en la que me rendiría sin una revancha, en un momento de colapso mental y cero reflexión, me distancie de él escasamente, para luego sentarme a horcajadas en sus piernas.

Me dirigió una mirada llena de asombro y deseo, pero siempre adornada con esa picara sonrisa que cada vez que la veía, mas bella se me hacía.

Nos sostuvimos la mirada por unos segundos, hasta que, con la impaciencia de alguien al que ya no le queda nada de tiempo, se lanzó nuevamente a mi boca, y la devoró sin descaro.

Nunca creí que un acto tan apasionado y necesitado pudiera sentirse especial y bello.

Tenia mis piernas rodeando cada lado de su cintura, lo que junto a nuestras manos, generaba mas contacto el uno con el otro. Con cada roce, cada caricia, cada beso, me hacia sentir la gloria misma. Nada a nuestro alrededor importaba ya, solo nosotros.

Y eso si que me encantaba. Realmente me encantaba.

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Comienzo a abrir mis ojos lentamente para acostumbrarme a la claridad que entra desde el exterior. No sabía que hora era, ni mucho menos donde estaba.

-Ay por Dios.- dije e inmediatamente tape mi boca con ambas manos.

Esos segundos de desorientación natural que padecemos al despertar, ya se estaban esparciendo. Una nada sutil lluvia de recuerdos vinieron a mi con ferocidad... tanto como la de sus labios anoche.

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