Rª𓄿MÉ

I

Se dirigía tranquilamente hacía el Instituto donde recibía clases extracurriculares, eran las 6:30 de la tarde.

Pasaba por un puente que ya conocía de memoria, tenía un tejado que impedía que la lluvia que estaba cayendo mojara a quien pasará por el.

Pero esta vez algo era diferente, cuado iba por la rampa del puente, se divisaba en frente de ella una chica con bastante porte, tacones altos, un traje para mujer, cabello rocogido, y se podían ver colgar de sus orejas unos pendientes brillantes y elegantes, llevaba consigo también un bolso color azul oscuro que combinaba a la perfección con su outfit.

Se sintió un poco celosa, a comparación de aquella chica ella vestía unos jeans negros rasgados, una blusa blanca con una chaqueta de cuero roja con parches, en sus hombros colgaba una mochila simple café, y su peinado, más bien apenas alcanzó a cepillarselo, ella nisiquiera tenía perforaciones, y no usaba maquillaje, se sentía como una basura al lado de aquel ejemplar de mujer.

Empezó a sentir un poco de respeto por aquella mujer en frente de ella, pero al agilizar el paso y posarse en frente de ella, la chica soltó un bufido como si le hubiese molestado.

Sin embargó nunca lo hizo con malas intenciones, simplemente iba tarde al Instituto.

La chica sin embargo pensó que quería hacerse notar, y agilizó el paso golpeando en el proceso el hombro de la chica, volteo hacia ella y soltó una risa sinica al ver que había logrado su cometido: hacerla enojar.

Sin embargo Konoe no era una chica cualquiera, tenia problemas psicológicos, aunque no se supiera a ciencia cierta que era.

Konoe avanzó y golpeo con más fuerza el hombro de la chica, haciendo que esta cayera al suelo del puente.

Sabía que lo que hacia estaba mal, no puedes ir por la vida golpeando a cualquier persona que la mirase mal, pero no lo podía evitar.

Se agachó intentando ayudarla, pero ella se resistió y apartó la mano que le estaba tendiendo, esto la enojo más, así que le escupió en la cara, se levantó queriendo seguir su camino, sin embargo la chica se levanto y la agarro del cabello queriendo vengarse.

Pero Konoe fue más rápido y se volteo hacia ella golpeando fuertemente su rostro en una cachetada, que rápidamente se volvió roja y su labio inferior empezó a sangrar.

La chica se tiro a Konoe intentando golpearla, pero un chico que estaba viendo lo que pasaba las apartó, llevándose a Konoe de allí.

-¡Sueltame!

-¿Estas loca o que?, ¿porque andas golpeado a la gente por ahí?.- escupió con enojo.

-¡¿A ti que te importa, idiota?! - grito fuerte, haciendo que más de una persona se les quedará viendo. - ¡YO HAGO LO QUE A MI SE ME DE LA PUTA GANA!

-Calmate, calmate. -intento agarrar sus hombros.

-¡QUE ME SUELTES, HIJO DE PUTA!

Su respiración se volvió irregular y empezó a sentir miedo, su cabeza empezó a doler, sus manos temblaron y se dirigieron hacia su cabello intentando arrancancarlo.

-Oye, oye, oye, deja de hacer eso.

Con un fuerte movimiento bajo los brazos de la chica, y está empezó a llorar.

-¿Ahora qu-..

Sus palabras quedaron en el aire al ver que de la nariz de la chica salía un hilo rojo de sangre y su piel se volvía pálida.

-¿E-estas bien?

-Hospital. - dijo con desgano-

-¿Que?.

-Ne-necesito que me lleves a un hospital.

El chico soltó un suspiro y pensó, ¿en que me metí?.

Pero sin más agarro un taxi y pidió que los llevará al hospital más cercano.

Saco de su mochila unos pañuelos y se los tendió a la chica, pero esta ya no tenía fuerzas para nada, así que los acercó rápidamente a su nariz, boca y mentón donde escurria la sangre, cuando termino de limpiar, le puso un pedazo del papel en la fosa que sangraba, a modo de tapón.

-¿Sufres de algo? - pregunto, sin embargo la chica rodo los ojos y no respondió.

-Necesito que me respondas para ayudarte.

-Ni los médicos saben que tengo.