único capítulo

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Fue un momento dulce y lleno de libido en la pareja hace solo unas semanas atrás.
Los gemidos de ambos inundaban la habitación; el cuello de Judai estaba descubierto, era su oportunidad y el mismo castaño le pidió que lo marcara. Johan abrió su boca pero no podía hacerlo, así que solo le entregó un beso en la zona mientras el nipón olvidó la confusión mientras llegaba al clímax.

Mientras terminaba de secar su rostro con aquella toalla de manos de color durazno.
Unos delgados brazos rodearon su cintura, entonces sonrió para luego ver a sus espaldas.

–Buenos días.

Respondió alegre mientras el castaño seguía somnoliento apoyado en su espalda y aferrado a su cintura.

–Buenos días.

Susurró mientras el europeo alejaba las manos de éste.

–Estoy emocionado por la cita de hoy.

–Pero yo aún no me ducho siquiera... Y tú ya estás vestido.-Examinó el nipón mientras una sonrisa coqueta se formaba en sus labios.–¿Por qué no entras conmigo a la bañera?

–Se nos haría tarde.

Respondió sin más mientras abandonaba el cuarto.
Judai sólo suspiró mientras trataba de entender a su pareja, pero aún así seguía decepcionado por su rechazo.

Ambos se encontraban caminando por un extenso parque; lleno de familias jugando, parejas en picnics, y solitarios paseando a sus mascotas o solo haciendo alguna actividad deportiva.

El castaño estaba entusiasmado explicándole una anécdota que había tenido el día anterior con Sho y Kenzan, cuando Johan notó como a su alrededor algunos alfas parecían hambrientos y algunos optaban por salir del lugar.

–Judai... ¿Tomaste tus supresores?

–¿Mis supresores? ¿Por qué lo haría? Faltan algunos días para mí celo.

–Ya veo.-Suspiró aliviado.–Continúa.

–Bueno... ¿Dónde me quedé? ¡Ah sí! Entonces Kenzan dijo...

La mente de Johan se nubló por algunos minutos. No podía dejar de pensar en lo inservible que fue en ese momento; si Judai hubiera olvidado tomar sus píldoras, ahora estaría enfrentando a unos desconocidos alfas y sin una marca en el cuello del nipón, no podría reclamarlo como su pareja, y el asunto hubiera arruinado la cita.

–¡Johan!

Gritó Judai mientras el recién nombrado lo observaba.

–¿En qué pensabas esta vez?

–En nada... Tú anécdota fue muy divertida. Ellos dos siempre son así.

–Sí...

Respondió desanimado mientras entrelazaban su diestra con la mano de Johan para guiarlo hasta un mirador.

–¿No quieres mirar?

Indicó Judai mientras se hacía un lado.
Johan asintió mientras comenzaba a observar el enorme paisaje que tenía al frente.

–¿Qué haremos luego?

–Ya sería hora de almorzar. ¿Dónde te gustaría ir?

Preguntó mientras seguía observando.

–Cualquier lugar que tenga camarones empanizados está bien.

Johan sonrió divertido mientras asentía.

–¿Y qué haremos luego?

–No lo sé. Tal vez ver algunas tiendas.

–¿Y luego?

El tiempo en el mirador se acabó.
Johan observó a su novio mientras éste observaba apenado el paisaje.

–¿Qué sucede?

–Solo quería saber... ¿Podríamos volver aquí después?

–De acuerdo.

Respondió en un suspiro.
Luego de eso, la cita no fue la misma.
Johan no dejaba de pensar en que esa sería la última y por su parte, Judai pensaba brevemente lo mismo.
Si ninguno dio la cita por finalizada antes, fue solamente porque se amaban. Aún con el rechazo del europeo por no poseer un olfato como los demás alfas y el nipón por lo testarudo que podría ser a veces, quién confiaba plenamente en Johan.

El parque mostraba sus faroles encendidos mientras el cielo comenzaba a tornarse obscuro.

El europeo estaba sentado en una de las bancas mientras sostenía las manos de Judai, quién estaba al frente de él moviéndose de un lado a otro mientras dejaba uno de sus pies en el suelo y así, sucesivamente.

–¿Fue divertido?

–¡Claro que sí! En verdad te amo, Johan.

–También lo fue para mí, y por supuesto que también te amo.

Sonrió mientras el castaño dejaba su juego y se sentaba al lado de su novio.

–Me alegra que no puedas oler el aroma de otros omegas.

Habló repentinamente mientras cerraba los ojos y buscaba apoyo en el hombro de Johan.

–¿Qué dices tan de repente? No es justo. Yo estoy celoso de los alfas que pueden sentir tu aroma. En cambio yo...

–Eso te hace especial. En verdad mi pareja destinada.

–Pero...

–Muchas veces fui atacado por alfas. Pero en cambio tu siempre fuiste dulce conmigo... Incluso en nuestros encuentros sexuales.

–¿Pero no sería normal que te marcara?

Preguntó preocupado mientras Judai lo observaba.

–En un principio pensé que se debía a que no me amabas.

–¡Eso es imposible!

Interrumpió haciendo que Judai sonriera.

–Lo sé. Entendí que en verdad debo dejar de pensar que soy un omega, y pensar que solo soy tu pareja. Y así comenzar a tener una vida juntos.

–También me esforzaré.

Ambos se observaron mientras prometían con sus dedos meñique, y al finalizar, sellaron su promesa con un beso lleno de ternura.

“…”

Judai se encontraba preparando la cena.
Había llegado antes de su trabajo y decidió esperar a Johan con una sorpresa.
Desde aquel día no podía dejar de sonreír, se encontraba caminando mientras dejaba las cosas en la mesa, se observó en un espejo que se encontraba en el pasillo. Sonrió aún más mientras veía la marca en su cuello, solía tenerla a la vista, como si fuera un trofeo, estaba feliz mientras sentía la puerta abrirse, dejó de observarse para dirigirse hacia la entrada de la casa.

Luego de cenar, ambos se observaron. Judai más feliz que Johan.

–¿De qué se trata?

Preguntó entre risas mientras el castaño no podía dejar de mostrar una radiante sonrisa.

Alfa defectuosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora