METAMORFOSIS

capitulo cinco

Un par de semanas habían trascurrido, desde la llegada de la compañía teatral "Stanford" a la ciudad de Florida.

Mientras Terry, se mantenía en los ensayos de la obra teatral "sueños de una Noche de Verano" Candy, me hacía compañía en la biblioteca. En ocasiones me parecía extraña la manera en la que mi amiga insistía hablar de Karen, era como si deseara que el hermoso  rostro de aquella joven; se mantuviera vivido en mi memoria.

¡¡¡Pero en verdad que está mañana!!! en lugar de ver a mi amiga como una coherente futura madre, la miraba como una niñita caprichosa suplicando por un dulce.

-Paty, ¡por favor! – suplicaba tras de mi Candy, y yo...  maratonicamente la ignoraba.

 – ¡Patricia O'Brien! – gritó Terry con exaltación. Él castaño mantenía un cansino semblante, mirar como su pecosa rogaba sin conseguir un “sí” de mi parte. Eso lo comenzaba a fastidiar -. Ya no te rogara más ¡ahora es una orden! vendrás a la cena aunque tenga que robar – Terry tomó el ejemplar que estaba restaurando – hem…, este libro. Sí... este deshojado.

- ¡No te atrevas Terry! – grité, sin tener consideración por mis clientes, perturbando su lectura  <<eso es Terry,  ya tienes el arma con la que me obligaras>> pensé, mientras anhelaba desintegrar a Terry –. Por favor Terry...,  suelta ese libro ¡Pero con mucho cuidado! Colócalo sobre la mesilla.

- ¿Qué ¡está dinamitado¡. ?- dijo Terry con su desquiciante ironía, agitando las hojas al aire.

- No..., es solo que... <<si le digo, es un gañan y me tendrá más en sus manos>> pensé con rapidez una buena razón – es de Martha –. dije entre dientes casi inaudible. Con toda paciencia se lo quite de las mano <<perdón abuela, pero este es un asno>>

- Mentira, Martha no leía eso – dijo Candy, tomando asiento, en uno de los sofás de la linda salita que mi abuela Martha, había decorado para que sus clientes tomarán una taza de café, y disfrutarán de su lectura. Al instante miramos despavoridos  como la rubia, le encajaba sus dientes a una pobre manzana.

- ¡Candy! – mi voz iba cargada de reproche. Como era ya mi costumbre tire dos palmadas al aire. Con eso sentía que liberaba todo mi frustración.

Veloz mente, Terry tomó el libro que restauraba y leyó el título de este. Con todo dramatismo se llevó una mano a la boca y con la muñeca, de su otra mano se tapo los ojos. Mi cuerpo tembló, al mirar como jugueteaba en su mano, doscientas páginas del libro.

- ¡Ay! ¡¡Pecas!! ¿no me digas que tu veias esto cuando llegue?

- No tiene numero de paginas y Paty lo tuvo que leer, para poderlo restaurar y …

- ¡Ya!  ya, que si voy a la cena. Ahora salgan de aquí – dije con el rostro enrojecido, tanto como la manzana que Candy mordía.

- ¡Ah! no, si ya lo leíste, queremos una reseña de este gran y bien detallado ejemplar –me canturreo Terry, relamiéndose lo labios, mientras pasaba las paginas.

- ¡No seas morboso Grandchester! – le rete con seriedad – se te mira grotesco y soez, haciendo esa muecas. Ya dije que sí iré y ahora fuera los dos. Debo terminar de restaurar el empaste de esta novela.

- ¿¡Novela!? – al mismo tiempo, chillaron el par de tortolos.

- Paty..., yo digo que es… una guía muy explícita. Déjame ver una vez más su nombre, su temática llamó mucho mi atención Kam... - al instante coloque mi mano sobre el nombre de la novela

- ¡Fuera! – ordene furica a ambos –los veré a las ochos en el restaurante.

- ¡No! Nos acompañarás desde el teatro – Terry me miró con el ceño cortado – no confio en ti timida gordita.