Capitulo siete

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Deje escapar un ligero suspiros, tratando de alejar los antiguos fantasmas del pasado. Poco a poco, se habían ido desvanecido y con ellos el recuerdo de... Stear.

Siempre sería parte importante en mi vida, sabía que no lo olvidaría. Pero ahora sería con cariño por un buen amigo y nada más.

- Amiga solo serán dos semanas – le volví a repetir a Candy, con una sonrisa en mi rostro, pero por dentro mi alma temblaba. En si, se podría decir; que al que trataba de convencer era a mí subconsciente.

- Vamos pecas, que tienes que descansar y debemos acabar de empacar –dijo Terry, tan cortés y sociable -.  Y tu tímida, dos semanas y si no, ¡vendré por ti y a rastras te llevarte con tu irreverente novia!

- ¡Ah..., si! tu también feliz viaje, Terry –dije sarcásticamente.

Candy, solo agito su mano entre la gente. Terry sin despedirse se abría paso entre la gente, que se encontraba en la recepción de despedida.

-¿Nos vamos? – me preguntó Karen, en bellos ojos se había instalado una terrible tristeza.

-Sí – dije, y le regale la más miserable y hermosa de mis sonrisas.

-¡Cuidado Patricia! – dijo karen, y yo la miré cuestionarte. Mi pensamiento era desconcertante <<¿¡cuidado!?>> Enseguida ella añadió -. aquí la actriz soy yo así que, no poses con sonrisas de reflector.

-¿Entonces tus lágrimas son...?

-No…, ni se te ocurra pensar que este amor es actuación –me replegó contra la baranda, del último peldaño de la escalinata. Los reporteros con camara en mano, estaban listos para obtener la mejor nota –.si lo deseas, aquí frente a todos, te beso y acabamos con el teatro de las amigas.

-¡No! –sabía de lo que me había enamorado, y no quería formar parte de los encabezados amarillistas.

Esa noche no la pasariamos en mi apartamento, su partida era de madrugada y no habría tiempo.

Al entrar a la habitación mis labios buscaron con ansiedad los de Karen, ella me estrujo entre sus labios con ferocidad y comenzó a desprenderme de mi vestido.

- Espera, karen –dije y me separe de ella.

Justo en el momento que quería apagar de luz, ella detuvo mi mano.

-No –susurro a mi oído –.quiero ver tu desnudez mientras hacemos el amor.

La yemas de los dedos de Karen, recorrían con vehemencia mi piel. Cerré mis ojos y gemí cuando mis senos quedaron atrapados por su ahiecadas manos.

-Suaves.., tibios.., rosados.., – abrí mis ojos al escuchar sus palabras. Miraba mis pezones, como si en ellos estuviera plantada la más bellas de las flores. Ella, continuo detallandolos –.Excitantemente frondosos, justos para mi.

Todos los nervios de mi cuerpo se tensaron. Los labios de karen temblaba al igual que los míos.

-¡Paty…! –dijo Karen mi nombré, con la voz adolorida. En ese instante, podía observar su vunerabilidad.

Deslice el zipper del vestido de Karen, este cayó al piso, la punzada en mi bajo vientre llegó, al mirar que solo las bragas eran lo único que había quedado puesto, en su escultural cuerpo. 

El gemido que salió de mis labios fue inevitable, con avidez, Karen jalo de mi y apretó los músculos de mi trasero. Ambas desnudas nos dirigimos a la cama, sin separar nuestro labios hambrientos; una de la otra.

-Te echaré de menos ¡mi tierna Paty! -dijo Karen, fijando su mirada con la mía.

La pierna de karen, se abrió paso entre las mías. Yo, levanté las caderas, deseosa por intensificar el ardiente contacto de nuestra piel. Nuestros labios se encontraron con una insólita ansiedad, cada beso hacía arder más nuestra piel. Perladas gotas de sudor, comenzaba a brillar por nuestros cuerpos.

METAMORFOSISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora