Capítulo II

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  Pasaron dos semanas y no hubo rastros de Naraku por ningún lado. Habían estado persiguiendo un rastro durante todo el día y ya estaban exhaustos de tanto caminar. Gracias a Dios habían encontrado unas aguas termales para poder descansar sus adoloridos huesos. Mientras las mujeres se bañaban escucharon un ruido entre los arbusto y Sango estuvo a punto de lanzar su Hiraikotsu, Kagome tenía una flecha apuntando y Shippo tenía encendió su fuego mágico.

-¿En serio piensan vencerme con esos ataques tan débiles?- Agrego el mononoke con sarcasmo.

Entonces cayeron en cuenta de un pequeño detalle. Estaban desnudas, frente a Sesshomaru.

Al percatarse de su estado de zambulleron en el agua nuevamente. 

-¿Qué haces aquí? No sabía que eras un pervertido como Miroku-Dijo una muy sonrojada Kagome.

-No tengo ningún interés en las mujeres humanas.- Dijo volteando el rostro a un lado mirando el suelo como buscando algo. 

-¿En serio? ¿Entonces que hacías espiándonos?- Argumentó Kagome con tono acusador

-Kagome no le hables así, podría matarnos con una mano.- Murmuró Sango a su amiga.

-Eso no es de tu incumbencia Miko.-Dijo retirándose. 

-¿Dónde está Rin? Siempre te sigue a todas partes. Quiero entregarle algo desde hace varios días.- Miró hacia los alrededores a ver si tenía suerte.

-Está enferma desde hace varios días- Eso explicaba que hacia el Daiyoukai ahí, cerca de las aguas termales habia una planta que servía para bajar la fiebre.

Aprovechando que el mononoke estaba distraído arrancando las plantas, aprovecho para salir del agua y vestirse, lo mismo Sango y Shippo.

-¿Tanto tiempo? ¿Dónde está? Puedo ayudar, se preparar unas hierbas medicinales y tengo otras cosas que le pueden ayudar a que mejore mucho más rápido.- Dijo ya vestida sosteniendo su mochila.

El aludido dejo de recortar las hiervas y se puso de pie cuando tuvo su mano llena. 

-Haz lo que quieras- Y empezó a caminar.

-Sango dile a Inuyasha que volveré pronto. Que no se lo ocurra ir a buscarme.- Kagome lo siguió pero se giró y dijo

-Está bien Kagome.- Dijo Sango.

Y así se fueron dónde estaba la pequeña tiritando de fiebre. Luego de administrar las hierbas y medicina de la época actual, la pequeña dejo de temblar y la fiebre bajo considerablemente.

-Debes darle esta medicina todos los días antes de dormir hasta que se acabe.- Le dijo a Jaken, quien solo asintió.

Se dispuso a salir de la cueva donde estaban pero empezó a llover.

-Bueno, será mejor apresurarme antes de que la lluvia sea más fuerte.- Le dio una sonrisa y empezó a caminar.

-Espera.- Sesshomaru se acercó a Ah-Un y sacó un sombrero para la lluvia se lo colocó y amarró. 

(N/A): Aquí él tiene ambos brazos.

-Gracias, por lo que hiciste por Rin.- Agradeció.

Ella notablemente sorprendida por la acción, un color carmín tiñó sus mejillas.

-N-no fue nada.- Y con pasos rápidos salió despavorida de ahí. ¿Que había sido eso? ¿Porque su corazón latía tan rápido?

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