Capítulo IV

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Cinco días más tarde…

Ya llevaban varios días caminando sin encontrar a Naraku así que volver a la aldea de la anciana Kaede era lo más sensato. Mientras el grupo se encontraba en camino el ambiente se sentía tenso por la presencia de la sacerdotisa de barro. Pero Kagome no se percataba de eso, pues no dejaba de repasar en su mente lo que habia pasado con el demonio de cabellos plateados.

.- “Ahora voy asearme, ¿Deseas hacerme compañía?”-

Sacudió su cabeza en un intento de alejar esos pensamientos y se acomodó un audífono que se le habia salido.

“…Pude haber usado mi botiquín o la piedra que me diste.-

-Quería hacerlo…”

Quería gritar, quería hundir la cabeza como si fuera un avestruz en lo más profundo de la tierra y no salir de ahí jamás. Sus amigos pensaban que su comportamiento se debía a la antigua sacerdotisa, nada más alejado de la realidad. Lo cierto era que cada vez más ansiaba esa correspondencia secreta con el de ojos dorados. Sus retos, sus bromas era algo que le atraía. Y sus regalos. Sus regalos cada día la dejaban sin aliento. Esas piedras con propiedades únicas. Y todas hechas con sus colmillos. Si seguía dándole esas piedras se iba a quedar chimuelo. Aunque pensándolo bien, ya le habia regalado 6 y no habia signos de que faltara alguno. Bien, eso no era su problema. Lo que si era su problema eran las ganas que tenía de volverlo a ver. De ver esa sonrisa arrogante y ese brillo malicioso que tenía en los ojos cuando le curó la herida. Una sonrisa quiso escapar de sus labios al recordar  la escena mientras seguía escuchando la música.

Yo lo juré solo un beso una vez
¿Y ahora qué voy a hacer cuando tú ya no estés?🎶🎵

Un beso… ¿Qué se sentirá un beso? ¿Cómo será un beso de Seshomaru? Wow, esto se estaba saliendo de control, ahora si se estaba volviendo loca, mira que soñar con un beso del Daiyoukai más poderoso de la región. Se dio unas cachetadas para entrar en razón. Ok, tal vez no estaba loca, él era demasiado atractivo. Tuvo que hacer uso de todo su auto control para no quedarse cuando le pidió que le hiciera compañía. Un suspiro. Él jamás de los jamases la besaría, ella era una humana, patética, torpe, sin ninguna gracia, pero sobre todo, humana. Pero no podía dejar de pensar en todos esos regalos y cartas. Si no le importara, no la llenaría de atenciones y respondería sus cartas, hasta el mismo parecía divertirse.

Un suspiro.

-¿Por qué todo tiene que ser tan complicado?- Murmuró sacándose los audífonos y recostándose en la fogata.

-Kagome sé que debe ser difícil para ti ver al tonto de Inuyasha con Kikyo-  Le dio una mirada de odio al hanyo.- Y más cuando le da ese tipo de regalos,Pero una palabra y su excelencia y yo nos iremos contigo a buscar los fragmentos.- Apretó su mano.

¿Regalos? ¿Sentirse mal? ¿De qué rayos hablaba Sango?

-¿A qué te refieres con regalos Sango?- Preguntó confundida.

-Me refiero a lo que Inuyasha le acaba de dar a Kikyo.- Kagome volteo a ver qué era lo que Kikyo sostenía con tanto entusiasmo plantándole un beso al medio demonio. Era una piedra. Como las que ella tenía. ¿Por qué? ¿Qué significa eso?  Sango seguramente lo sabría, de lo contrario no habría mostrado esa preocupación por ella.

-¿Qué significan esas piedras Sango? ¿Tienen algún significado especial? Digo, de lo contrario Kikyo no se mostraría tan entusiasmada.- Añadió con interés.

-Pues varia el significado dependiendo el tipo de piedra. Van desde la buena salud hasta la protección o cosas como mantenerse joven, ¿Por qué lo preguntas?- Dijo curiosa ladeando su cabeza. 

Tal vez no era nada.

- Oh, pero ¿Qué significa esa piedra?- Señaló a Kikyo que la sostenía contra su pecho y miraba con anhelo a Inuyasha.

-Esa no tiene nada de especial, pero el hecho de que él le de esa piedra, en el lenguaje Inu significa que la ha escogido como su hembra y si ella acepta su piedra quiere decir que acepta el cortejo hasta que complete el ciclo.-

O tal vez sí.

No estaba segura si seguía respirando.

Seshomaru la estaba cortejando. 

A ella. 

Una humana.

Y no se lo dijo.

Se levantó de golpe y arrastró a exterminadora lejos del campamento. 

-¿Qué clase de ciclo?- Preguntó sin color en la cara y con manos temblorosas.

-Pues el macho en cuestión le dará cierta cantidad de piedras y luego la hembra decidirá si quiere la unión o no. Kagome, ¿Por qué preguntas todo esto?- Sango entrecerró sus ojos y los abrió de golpe- ¿No me digas que Inuyasha ya te habia dado unas piedras?- Agregó con rabia.-Ahora si lo voy a matar- Empezó a caminar en dirección donde estaba el aludido pero Kagome la detuvo sujetándola de un brazo.

-¡No! El no, el no… hizo eso- Dejó escapar el aire que no sabía que retenía- Pero digamos que hipotéticamente hablando, HIPOTETICAMENTE, me dieran unas piedras parecidas. ¿Crees que sigue significando lo mismo?-

Sango se encoge de hombros.

-Por supuesto. Por lo general los machos no dicen abiertamente, “Empezaré a cortejarte”- Hizo gestos con los dedos y rodo los ojos- Solo dan esas piedras y si la hembra le da regalos en respuesta quiere decir que decide aceptar el cortejo. Qué bien que aprendí cultura Inu durante mi entrenamiento- Sonrío orgullosa de su conocimiento.

Kagome por otro lado. Las rodillas le fallaban, su respiración era agitada. Ella le habia dado regalos, cartas…

Era demasiado, simplemente demasiado. Necesitaba estar sola para ordenar sus pensamientos antes de que le diera un infarto.

-Sango necesito estar sola por unos minutos, ¿Puedes adelantarte al campamento?- Le rogó a mami que por favor la entendiera y no le hiciera más preguntas.

-Está bien. Sabes que puedes contar conmigo y decirme lo que sea, ¿Verdad?- Sango la abrazó y se alejó.

-Lo sé Sango- La vio alejarse y se desplomó en el suelo respirando agitadamente.

Ella se sentía como lo peor del mundo porque una vez más sería rechazada. O eso pensaba. Él la estaba cortejando. El. No sabía si sentirse feliz por ser correspondida. Enojada por haber sido engañada. Ya más calmada se levantó apoyándose en un árbol y la otra mano en el pecho en un intento de calmar su alocado corazón. Iría hasta la cueva y lo esperaría toda la noche hasta el amanecer de ser necesario. Estaba segura de que vendría. La piedra en su bolsillo empezó a brillar.

“…tiene el poder de guiarte hacia lo que más deseas.”

Levanto su mirada y dio un paso hacia el camino donde estaba la cueva volvió la vista a la piedra y esta pareció palpitar empezó a caminar y a medida que avanzaba el resplandor crecía hasta que llegó frente a la cueva sostenía la piedra sobre su pecho y el resplandor se apagó.

-Miko- Ella se tensó al oír esa voz y se dio vuelta.

-…Seshomaru-

Sé que pensante a corto plazo
Y que tu viaje ya llegó a su fin, a si fin
Pero pasamos un buen rato
Al menos llévame de suvenir
Suvenir, suvenir🎶🎵

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