Capítulo 2: Filofobia

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Kudou Shinichi se frotó las sienes mientras Ran intentaba consolarlo una vez más con un —Shinichi, encontrarás a alguien, no te preocupes— en un tono que probablemente no tenía la intención de ser condescendiente (aunque así es como se vio).

«En serio, dos semanas después de volver a ser Shinichi, y todo ha ido completamente mal» pensó Shinichi con ironía, alzando su taza de té negro a sus labios con un suspiro pensativo.

«Primero Haibara -er, Miyano- se me confesó. Luego la rechacé porque le dije que estaba enamorado de Ran. Y hoy, cuando finalmente logré reunir el coraje para confesármele a Ran, ella me rechaza porque aparentemente ha estado saliendo con ese chico Eisuke por quién sabe cuánto tiempo. Ella dijo tres meses».

«Es extraño que no me diera cuenta de esto a pesar de ser su hermano pequeño».

Así que ahora Shinichi se quedó con un par de opciones: Olvidarse de Ran y seguir adelante, suplicarle a Ran que lo reconsidere, o romperse y llorar en voz alta...

«Es un poco extraño que no me sienta ni un poco triste» se dio cuenta  Shinichi con un sobresalto. «Más bien, solo estoy pensando en la última nota de robo de Kid y a lo que se refiere con... Oh Dios, detente».

«Espera, ¿por qué estoy pensando en ese maldito ladrón cuando debería estar llorando debido a que Ran me rechazó?» Reflexionando en silencio, dejó la taza abajo y le envió a Ran una sonrisa que no llegó cerca de sus ojos.

Ran miró hacia él con preocupación. —Shinichi...— comenzó, pero él lo descartó con un gesto de su mano.

—Por favor. No digas nada. Estoy tratando de aclarar mis sentimientos.

Retrocediendo ligeramente ante su brusquedad, Ran cogió su bizcocho y arrancó un trozo con indiferencia.

«Así que... ya que estoy pensando en Kaitou Kid en lugar de Ran, ¿eso me hace...? Soy... De ninguna manera. No soy...»

«Tiene que ser eso. No puede haber ninguna otra razón» espetó su lado lógico. «No pasas tiempo pensando en las personas a menos que signifiquen algo para ti, ¿no te has dado cuenta?»

«Si estoy realmente enamorado de Kaitou Kid, creo que me suicidare. Eso o declararme asexual y pasar el resto de mi vida disfrazado de árbol» argumentó su lado ilógico. «O tal vez una ardilla. Lo que termine siendo más fácil».

«Entonces eso significa que tienes un caso de filofobia» se burló su otro lado.

«No hay absolutamente nada de malo en eso» declaró el lado irracional con indignación.

—Bueno— dijo la voz de Ran, sacando a Shinichi de su extraña batalla interna —Me iré ahora, ya que parece que ya no te importa. Eisuke dijo que quería reunirse conmigo hoy en la tarde, así que...

—Sí, sí— respondió Shinichi, sintiéndose ligeramente irritado por su interrupción.

—Cuídate, Shinichi— agregó Ran, un tono maternal entrando en su voz. —Y sabré si no lo haces.

—Lo haré. También tú, Ran— respondió diligentemente.

—Y...— comenzó Ran, con los brazos ya metidos en las mangas de su chaqueta. Estudió el rostro de su amigo de la infancia –un rostro famoso y perfecto, aunque en ese momento estaba oscuro y tenso–, un rastro de ansiedad volviendo a entrar en su expresión.

Reprimiendo un suspiro, Shinichi preguntó —¿Sí?— con un tono de voz cansado.

—No renuncies al amor, ¿de acuerdo, Shinichi?

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