210 19 0
                                    

¿Cómo había terminado así?

Por más que se lo preguntara no hallaba una respuesta concreta.

Hace tan solo unos meses  su vida era lo suficientemente tranquila y aún podía oler los reconfortantes olores de sus padres... y ahora ni siquiera recordaba muy bien sus caras o sus voces.

¿Su madre tenía un lunar en la mejilla derecha? ¿Eran dos o solamente uno?

¿Cómo era la voz con la cual solía llamarlo su padre? ¿Era ronca o solamente un poco grave?

Era como si recordara a su padre llamándolo de manera amorosa sin recordar del todo como lo hacía...

Habían pasado tan poco tiempo pero sus recuerdos se volvían cada vez más y más borrosos conforme este pasaba. Era como si su cerebro y conciencia poco a poco se estuvieran durmiendo a causa de la anestesia, haciéndole olvidar todo sobre sí mismo.

¿Qué pasaría cuando sus recuerdos se esfumaran para siempre? ¿Qué pasaría cuando no sea capaz de recordar quien había sido?
Esas preguntas hicieronque su cuerpo entero temblara y sus pequeñas manos se aferraran fuertemente al collar en su cuello. Estaba algo viejo y deshilachado pero aún servía. ¿Pero hasta cuando?

—¿En qué piensas Jimin? —Tan absorto en sus pensamientos estaba que no se dio cuenta de la presencia del alfa que se estaba des aflojando la corbata suspirando del cansancio. Él tocó su mejilla y Jimin se apartó del dulce tacto como si el mismo quemara. Sus ojos verdes temerosos y sus labios temblorosos.

—Nada que te importe. —Apartó la mirada rápidamente. Se hizo el duro como siempre. Quería dar a entender que en realidad no soportaba su presencia. Que ne realidad no la deseaba.

Pero solo Dios sabía cuánto anhelaba preguntarle como le fue su día en el trabajo, acurrucarse en su gran e imponente pecho para después inhalar el olor tan exquisito que desprendía.

—¿De verdad?—El alfa lo aprisionó contra el sillón con sus fuertes brazos y Jimin dio un pequeño salto intentando retroceder aún más. Aplastando su proprio cuerpo contra el sillón de cuero. —¿Crees que no me importaría mi lindo y tierno omega?—Sus ojos de encontraron y Jimin no pudo evitar ver fijamente lo dilatada que estaban sus pupilas por el deseo que seguramente sentía por él.

No sabría decir si se sintió atraído o ipnotizzando, pero no pudo evitar extender su tímida mano hacia el pecho del alfa.

De todas maneras el omega apartó su mirada algo molesto. No quería caer, no podía caer otra vez.

Cerró sus ojos fuertemente como si eso hiciera que se desconectara de la realidad que estaba viviendo.

Sin previa antelación el aire a su alrededor  se volvió más pesado. Las feromonas se esparcieron alrededor de la sala y el fuerte olor a musgo blanco embriagó al pequeño Jimin que abrió sus ojitos y su boquita con la cara algo sonrojada por el agradable calor que estaba comenzando a sentir en todo su cuerpo.

—No quise decir eso señor YoonGi .— Aún estaba algo consciente de lo que decía, pero su conciencia se iba apagando poco a poco.

Jimin agarró entre sus pequeñas manitos la cara esponjosa de YoonGi mientras le sonreía tiernamente: sus ojos achicándose como alcancías y su tierno diente chueco saliendo a la luz.

YoonGi lo vio entre atontado y enternecido. Su Jimin era tan lindo y por eso era, es y será siempre suyo. Esa tierna imagen no se la dejaría ver a nadie más.

—Te dije que me llamarás mi alfa pequeña ternura

El omega entre la confusión, rabia y deseo siguió mirando los cautivantes ojos de su alfa hasta que sintió como los finos labios del mismo se posaban en los suyos.

Deseaba que le mordiera los labios y chupara su cuello. Lo deseaba tanto que la poca conciencia que aún le quedaba se sintió asqueada.

En ese momento cerró sus ojos y se dejó llevar por el ardiente deseo que le provocaba el contacto con YoonGi.

Pertenencia 【YOONMIN】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora