Capítulo 1~

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  Era un día soleado, pero eso cambiaría cuando cayera la noche en aquel pueblito de Sevilla. Caería una de las peores tormentas que habían caído en aquella región.

 Los niños y niñas del orfanato correteaban por los alrededores del recinto, felices, pues no tenían obligaciones, ni preocupaciones; salvo estudiar para ser alguien de provecho.

  Los adultos prefieren adoptar a niños pequeños, ya que son más bonitos y tiernos, injusto ¿no? pues eso es lo que siempre pensaba Jessica cuando venían parejas -no siempre- a adoptar, pasaban de los mayores y salían con algún niño de alrededor de 5 años.

  -¡Joder! Que fastidio de verdad- se quejaba la muchacha de cabellos marrones.

- Por favor no empieces ya ¿okay? - le suplicaba un rubiales- Es nuestro deber hacer esto.

- Nuestro deber dice ¡JA! mis ovarios -le contesta tirando la escoba al suelo- No es mi trabajo estar limpiando esto, mientras esas malditas monjas se pasean por ahí con los niñatos estos.       

- Jessica, no digas eso. Como mayores debemos dar ejemplo - le dice una chica pelirroja- Sino, ¿quién lo haría?

- Mira, ustedes no llevan en un maldito orfanato 17 puñeteros años. Tienen entre 15 y 14, además de que son unos problemáticos y han estado en muchas casa de acogida distintas- Jessica frustrada se pasa las manos por la cara - Yo no he salido de aquí nunca, porque soy escoria, así que no me vengas con esas mierdas.

  La muchacha se sienta en el gran sofá de la sala, mirando por la ventana a todos esos niños alegres, corriendo y jugando; juntos, como una familia. Envidia era lo que se veía reflejada en los ojos de la huérfana.

- Ojalá ser una niña y estar ahí- señala con la cabeza la ventana- Y jugar como si nos importara una mierda lo que la vida tiene para nosotros, o tener los 18 ya, de una buena vez y largarme.

- Bueno, deja ese momento de deprimirte para otro momento- dijo el rubio molesto, y le tira la escoba que anteriormente había tirado al suelo la chica- A limpiar.

- Mira que son un fastidio- chasquea la lengua y vuelve a su tarea.

[...]

   20:04 y la lluvia era torrencial, los relámpagos y rayos no eran escasos en aquella tormenta. Aparte de esos ruidos ensordecedores, por el orfanato se oía unos chirridos. El edificio era viejo, por lo que intentar escabullirse por la noche para ver la televisión es mala idea.

  Jessica intentaba, repito, intentaba caminar sigilosamente, técnicamente imposible sobre todo, cuando la mujer que estaba de guardia era esa madre superiora regordeta que tiene un oído supersónico. Como si fuera Superman.

- Jessica eres tú ¿verdad? - dijo susurrando un poco alto para que la oyera.

Aquella señora tenía una voz dulce, no como las otras monjas que tenían unas voces chillonas o asperas.

- Si, soy yo - dijo la pelicastaña entrando por la gran cocina - Hoy me toca a mí la televisión, el mando está...- Jessica buscaba con la mirada donde podría estar escondido ese maravilloso aparato.

- Toma, lo tenía yo. Te estaba esperando- la señora le extendió el mando con una sonrisa que transmitía calidez.

- Gracias Madre Superiora- dijo antes de plantarle un sonoro beso en los regordetes cachetes de la mujer.

  Antes de que alguien más dijera algo, la muchacha salió disparada de la habitación. Cuando llegó a su destino se lanzó hacia aquel sillón antiguo con estampado de florecitas- o de abuelita, como le gustaba decir a Jessica-

- Ahi voy Riverdale - dijo mientras buscaba por Netflix la mejor serie del mundo.

[...]

   - ¡Sweet Pea!- gritaba bajito la chica cada vez que salía su personaje favorito- No puedo creer que me quedan cinco capítulos para acabar la temporada dos.

    De repente una fuerte luz de un rayo iluminó la sala, aparte del pequeño televisor, claro. Seguido de un enorme ruido, la electricidad se fue.

- ¡No!- Jessica se reincorporó exaltada, tirando a su paso algunos cojines con los que se tapaba- ¡¿POR QUÉ?! - chilló.

  Jessica salió corriendo en dirección al aparato electrónico, para ver si con alguna movida de cable y algún que otro zarandeo se volvia a encender. Lo intentó varias veces hasta que de pronto una luz roja iluminó toda la pantalla.

- Que ray...- intento de decir.

La televisión comenzó a absorber mientras ella gritaba pidiendo ayuda.

- ¡Ayudaaa!¡La tele me esta comiendo¡ -y desapareció seguido de una pantalla en negro.

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besos

-adrianuchi

Serpents ♡︎- 𝐒𝐖𝐄𝐄𝐓 𝐏𝐄𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora