LLUVIA DE ESTRELLAS (Abraham Mateo) AHORA EN DREAME

4. Encima tendré que darte las gracias.

Novela publicada por Editorial Dreame - APP Sueñovela

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Me encuentro sentada en el suelo. La coreógrafa guía a las chicas y las incita a no tener reparo en bailar sensualmente. Argumenta que somos dueñas de nuestros cuerpos y que sólo nosotras sabemos cómo moverlos. Ander ensaya por si solo mirándose al espejo, sin prestar atención a las chicas y sin la intención de ir al mismo paso que ellas. Supongo que sabe lo que hace y la coreógrafa parece estar conforme con eso, pero creo que es bastante caótico que no ensayen al mismo tiempo. Intento quedarme con los pasos y compás al son de "un, dos, tres, cuatro", y me resulta bastante fácil. Pero no sé si quiero que alguna se niegue a bailar en el videoclip, porque me sentiría muy incómoda teniendo que bailar de ese modo al lado de ese imbécil.

Después de más de una hora y media, la coreógrafa informa a Alberto de que las chicas están listas para empezar las grabaciones. Alberto da una señal y todo en el plató vuelve a revolucionarse.

Sin necesidad de que nadie le diga nada, Ander se posiciona en el decorado, justo en el centro y donde le apuntan todas las cámaras y los focos, como la estrella que supongo que es.

Alberto empieza a colocar a cada chica estratégicamente a lo largo del escenario y yo me quedo a un lado, apartada de todo y de todos. Ander mira hacia el suelo por varios segundos y cierra los ojos. Me pregunto enormemente qué estará pensando. Para él, esto debe de ser una minucia, un simple día más en el trabajo. Entonces, vuelve a abrir los ojos, se besa los dedos índice y corazón y con ellos da un pequeño toque en el suelo. Quizás es una especie de ritual.

La coreógrafa vuelve a señalar a cada chica exactamente qué debe hacer según su posición, aunque los movimientos sigan siendo los mismos que ha enseñado. Es una chica bastante joven, alta y de muy bien ver. Tiene un cuerpo admirable y su cabello rojizo es un detonante. Alberto da unas últimas indicaciones a los cámaras.

Un chico se acerca al escenario y se posiciona justo delante de Ander con una claqueta.

- ¿Listos? Tres, dos, uno... ¡Claqueta! -grita.

La música empieza a sonar y Alberto se lleva la mano a la barbilla. Realizan la primera parte. Ander hace ver que canta y sigue el compás de la música. Hace unos movimientos limpios que se funden con el decorado y hace notarse sus fuertes músculos. Layla se ve increíble: se siente segura de sí misma y baila como si llevara toda una vida haciéndolo. En un momento de la escena, todas las chicas se acercan a él y hacen ver que lo adoran: tocan cada parte de su cuerpo y sus rostros expresan deseo. Layla se queda agachada a su izquierda y roza sus piernas.

Repiten la misma escena una y otra vez, y me parece demasiado repetitivo.

- ¡Corten! -dice Alberto, llegando a cada rincón del plató-. Esta última toma me ha gustado bastante, pero me gustaría que nos centráramos en grabarla desde otro ángulo. Creo que podríamos hacer un conjunto fantástico.

Ander asiente pero con cierto resentimiento. Una chica se acerca corriendo a él para ofrecerle una botella de agua y mientras ella la sujeta ofreciéndosela, Ander me mira. Mantiene su vista en mí tan sólo por cinco segundos. Pero se me han hecho eternos. Luego desvía la mirada hacia la botella y niega con la cabeza. Nuevamente la chica se aparta. Pero en su lugar viene una de las maquilladoras y le retoca el rostro con polvos.