Capitulo 4

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La voz es un termino que Hércules conoce muy bien.

La uso muchas veces para desconcertar a su enemigo y para tener a todo el que el quisiera a sus pies. 

Fue el primer Alfa en vivir (a pesar de casi morir por esa sangre de centauro) de toda una generación de alfas durante los años de gloria de los dioses. A pesar de haber perdido esa parte de él luego de volverse un dios, Hércules tenia un dominio que los dioses desconocían.

El dominio omega.

Al principio no lo entendía, no tenia idea de que tan útil era ese dominio hasta que ellos llegaron.

Esos semidioses que viajaban en un extraño barco y llegaron a el para cruzar sus dominios. 

Al principio lo ignoro, pero cuando olfateo aquel característico olor que alguna vez lo caracterizo por fin lo comprendió. 

Los podía identificar. 

Su visión estaba hecha para ver aquellos símbolos que tatuaban sus almas, dividiéndolos en simples géneros a sus ojos, y casi sonríe de forma cínica al ver aquel símbolo característico del olimpo tatuado en el cuerpo de aquel chico con orejas de duende. 

Un omega.

Habría empujado a su medio hermano alfa y esa beta de un lado solo para saltar por ese niño de no ser por el otro alfa que protegía la nave. 

Un adolecente de cabello negro como el mar, los ojos verdes como el mar que solo había visto en un dios y la piel bronceada que se perlaba con su sudor. La furia inundaba su mirada y tenia puesta la mano en su bolsillo izquierdo del pantalón. Sus ojos se mantenían fijos en él, como si esperara cualquier movimiento en falso para arrancarle la garganta. 

Se rió levemente ante lo tonto que el chico seria si lo intentara, pero retrocedió. 

Su cuerpo inmortal retrocedió ante el semidiós. 

Hércules podía ser mas cerebro que musculo, pero ni el es tan idiota. Podía ver la marca de alfa ardía con fuerza en el chico, como lentamente su alma pasaba a ser un temible y gigantesco lobo negro que tenia la suficiente fuerza como para derribarlo y el como sus labios se movían con lentitud dando una orden que pudo escuchar a la perfección. 

 —Aléjate.

Y así lo hizo. 

Y temió. 

Por primera vez en años nacía un alfa con una capacidad natural para hacerlo doblegarse y querer huir como un cobarde. 

Eso no le gusto nada. 

Intento moverse, gritar e incluso acabar con esos dos semidioses que estaban frente a el, pero la imponente mirada del alfa en el barco le mantuvo quieto en su lugar hasta que ellos finalmente se fueron dejandole hundido en un mar de comida. 

Capitulo 4: Harry Potter

O del como esto no es lo que todos esperaban.

—Allí, mira.

—¿Dónde?

—A lado tuyo idiota, ¡Pero disimuladamente, no que te tuerzas la cabeza!

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