Sempiterno

Retrospectiva [XiChenxWuXian]

Acostado en la estera dentro de la casa en Receso en las Nubes el sueño le huyó, aunque no es como si hubiera querido dormir. Ni el sueño lo buscó a él, ni él al sueño. La mente de Wei WuXian revuelta y el revoltijo bajándole por la garganta a la boca del estómago, esparciéndose al resto de su cuerpo en un indescifrable cosquilleo.

No entendía cómo terminó así, y menos cómo no se le ocurrió mejor idea a Lan XiChen —el venerado ZeWu-Jun, líder de Gusu Lan!— que, ¡en medio de su condición de fugitivo!, declarársele creando un paralelismo entre la historia de sus padres y ¡ellos! Tan obvio que ni siquiera su lentitud pudo pasarlo desapercibido, tan tierno que le quitó las palabras, tan honesto que le conmovió entero... viéndose oportunamente interrumpidos.

Pensar en la palabra "declaración" lo llevó a taparse el rostro, abrumado y avergonzado.

¡¿Por qué no lo vi venir?!, se reprochó, ¡ahí estuvieron siempre las pistas!, delante de mis narices, y tuve que hacerlo sufrir, ¡por años!, guardándose el sentimiento en secreto hasta que ya no aguantó al verme de nuevo en peligro.

Rodó por la estera, hundiendo la cara en las cobijas.

Pese a ser una obvia molestia para los Lan, a tiempo completo, Lan XiChen lo entendió, disculpó, ¡y hasta lo apoyó!, en cada oportunidad.

Analizando las acciones de los dos jades, no le cabida duda de que Lan WangJi estaba al tanto de los sentimientos del primero, sinceramente fiel a su hermano, al grado de ir tras él para cuidarlo en su nombre, ¡en nombre de un líder recto, amable, atrapado entre el amor y las 4000 y pico fastidiosas reglas de su secta!

¿Y yo?, la interrogante lo paralizó en plena madrugada, luego de repasar sus encuentros, el modo en que fue visto y las expresiones en el elegante líder Lan. Los años sólo reforzando su gentil hermosura, su voz profunda como el eco y su gallardía.

Examinó la vida pasada y la actual, y en el corazón del niño que dijo jamás amaría en serio para no atarse, una chispa surgió con el alba.

—No dormiste —señaló Lan WangJi lo evidente en las pesadas ojeras de Wei WuXian.

—Lo sé —murmuró, sentado en la estera, la vista pegada a los muslos.

Un largo silencio y, cuando Lan WangJi estuvo por retirarse a cumplir sus deberes matinales, lo detuvo sosteniéndolo de la muñeca.

—Lan Zhan, ¿crees que es posible enamorarse de alguien en retrospectiva? —la falta de respuesta del segundo jade le permitió respirar y proseguir, ignorando la realidad en la cual iba a clavar una estaca—, porque creo que —se río de sí mismo, apenado, un ligero sonrojo en las mejillas— podría corresponder los sentimientos de tu hermano —lo soltó, y con ello, una piedra gigante sobre el corazón de quien sí lo amaba, y a quien intentó ayudar Lan XiChen ocasionando (sin quererlo ni imaginarlo) una desastrosa y monumental confusión.