Wemsphiere, 12 de noviembre del 2022
Anabel Miller:
El edificio volvió a sacudirse, el humo de los incendios provocados en la ciudad comenzaron a revolver mi estómago, afuera el mundo comenzaba a caerse a pedazos. Me senté junto a la ventana y usé mi pequeña cámara para ver lo que estaba ocurriendo en el exterior, el ejercito se había movilizado hasta este punto para persuadir a los mercenarios, caza recompensas, traficantes y demás grupos armados que concentraron en la misma ciudad en busca de un grupo que se hacía llamar: "Los Eternos".
¿Pero qué estaba pasando?
Nadie lo sabe con exactitud, la poca información que recibimos fue que hace unas semanas un mortal virus atacó a la población de Wemsphiere y la ciudad fue cerrada e incomunicada, desde entonces miles de personas han denunciado desapariciones y mortales ataques de personas que fueron reportadas como fallecidas, así que el gobierno intentó ocultar los hechos y silenciar a la población. Los rumores de que un arma biológica fue liberada en la ciudad llamó la atención de los grupos más poderosos del mundo y la expectativa y presión se incrementó cuando se supo que la cura se hallaba escondida en la zona 0. Ya que las fuerzas armadas se dedicaron a exterminar a las personas que padecen la enfermedad y no han logrado encontrar el supuesto antídoto, se nos contrató para hallar a Los Eternos y la cura que está bajo su custodia.
– Es una completa locura – dijo Hegel viendo como un camión de militares arremetía contra los civiles que habían contraído la enfermedad – No saldremos de esta...
Tenía miedo, todos estábamos aterrados, mi pierna y mis manos no dejaban de temblar y no quería emitir una sola palabra para no delatar más mis nervios.
– Tenemos que salir de aquí – susurró cerrando la pantalla de mi pequeño ordenador.
Pero Conan lo escuchó y no tardó en lanzarnos una mirada amenazante y llena de rabia.
– Pueden largarse si quieren – dijo en tono neutral, aunque su tono neutral era más amenazante que el que emplea cuando está furioso.
Respiré profundo para controlar mi ansiedad y negué con la cabeza.
– Mi lealtad está con D'mond – dije pronunciando cada palabra con sinceridad.
– ¿Y tú? – le preguntó a Hegel.
– Mi vida le pertenece a D'mond – dijo, pero sin poder ocultar su miedo.
– Eso creí – volvió a la mesa junto a Patch, para reestablecer la señal del satélite que habíamos perdido y cerré los ojos intentando tranquilizarme y meditar.
– ¿Ahí está bien? – preguntó Blair por la radio, lo habíamos enviado a la azotea del edificio para que acomode la antena y ver si la señal mejoraba.
– Intenta subir más – respondió Patch.
– ¿Más? Ya... no hay ma... arr... – su radio comenzó a descomponerse.
De inmediato me puse de pie y Conan me pidió que fuera a buscarlo.
Nos encontrábamos en el hotel más alto de la ciudad, necesitábamos posicionar la antena para recibir la señal y Blair se rehusó a ser acompañado a la azotea.
– ¿Blair? – preguntaba intentando recibir alguna respuesta.
Llegué hasta las escaleras y comencé a subir lo más pronto posible, mientras avanzaba no podía ignorar las enormes manchas de sangre que decoraban las paredes y el suelo. Cuando faltaban 3 pisos para llegar a la azotea perdí la conexión con Blair.
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Apocalipsis: Infección
Ciencia FicciónMuchas cosas extrañas ocurrieron antes de que el mundo llegara a su fin, pero en resumen los muertos regresaron y se apoderaron del planeta. Tenía solo 24 años cuando todo ocurrió. La vida me había preparado para golpes fuertes, pero nunca para alg...