La sensación del mundo

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No recuerda cuando fue que comenzó, pero si el día en el que sus padres lo entendieron. Esa noche había una tormenta, estaba relajado bebiendo algo tibio que ya no recuerda.

De manera normal, como cualquier otro niño recargo su peso en su padre que se hallaba a su lado en el sillón, quien; distraído y con cariño comenzó a acariciar su cabello.

Kouki veía atentamente por la ventana como las hojas de los árboles se movían con el viento, sintiendo sueño incluso por la tranquilidad que le abrumaba, pero la situación pronto cambio

En ese momento no lo supo, pero las lágrimas solo bajaron por sus mejillas.

Fue un desastre.

Entre sus padres sin saber el motivo de sus lágrimas, el mismo porque no entendía la sensación de tristeza en su corazón y el que no se calmara. Y pues como iba a suceder, si su padre en su afán de hacerle sentir mejor seguía acariciando con tranquilidad su cabello. Susurrando palabras eran de aliento, preguntando ¿Te duele algo? ¿Qué Es lo que te hace sentir mal?

Habían notado cosas extrañas en su hijo pequeño. El que no se acercara mucho a los electrodomésticos, o que de alguna manera descartaba ciertos colores en su ropa. La necesidad de tocar ciertas cosas haciéndole sonreír. Mas era solo un niño, siempre pensaron ¿Qué niño no es curioso?

Mas esa noche fue poco lo que la familia Furihata durmiera por la preocupación y las miles de preguntas que rondasen en sus mentes. ¿Qué padre espera algún "mal" en un hijo?

Kouki no tenía problemas al lavarse el cabello. Así que no lo entendían. Fue su hermano mayor el que lo dijo; acariciaban su cabeza como si el peor de los males le hubiera sucedido, pero solo lo veo triste.

Fue con ayuda y comprensión de su familia que le hicieron salir adelante.

Fue con ayuda y comprensión supieron saber e identificar su forma de identificar el mundo y como salir adelante.

Supieron que se pone triste cuando tocan su cabello. Que ver un objeto de metal le causa miedo, debido al frio que transmite al tacto, o que el movimiento de las hojas causado por el viento le casusa tranquilidad, mas no todos los movimientos, ese tranquilo como una caricia e igualmente el azul del cielo, cuando ninguna nuble nubla ese azul.

—No es fácil y estoy cansado, ya no quiero nada mami— le dijo una noche años más tarde cuando descansaba en su cama después de una ducha al volver del colegio —Tengo miedo todo el tiempo, muchos son normales pero con otros no siento lo mismo—

Su madre como otras veces alzo su mano, deteniéndose a sí misma de acariciarle el cabello, la señora Furihata hacia eso con su hijo mayor para tranquilizarlo, Kouki no podía culparla de querer hacer lo mismo para tranquilizarle, mas con el causaba algo distinto.

—No puedes vivir toda la vida desconfiando de las personas a tu alrededor, es malo guiarse por las apariencias— le dijo mientras le cubría mejor con el edredón —Es de mala educación juzgarles por lo que ves o sientes sin conocerlas primero—

Es así como se decidió a vivir, a avanzar.





Es así como se decidió a vivir, a avanzar

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