Sanemi Shinazugawa, jamás podrá responder la pregunta de cómo comenzó todo.
Y con todo, nos referimos a su relación con Giyu Tomioka. A quien odiaba en un principio, por todo lo que era él.
Pero, ¿Quién diría que terminaría con él? En una relación.
Todavía se pregunta que los llevó a tener sentimientos el uno por el otro, además del querer estar juntos; mientras se preguntaba eso, abría la puerta de su casa, pronunciando un leve Estoy en casa.
Y aunque no esperaba contestación alguna, ahí estaba él, Giyu, asomándose para verlo. Sanemi lo miró también, frunciendo el ceño.
— Si vas a decir algo sólo dilo.
Odiaba cuando Giyu se le quedaba viendo, como si quisiera decir algo, pero luego se arrepentía y lo dejaba ahí.
Cómo en esta situación, dónde lo miró, asintió y luego se fue a su habitación.
Sanemi bufó. De verdad se preguntaba cómo terminó con alguien como Giyu.
Al rato, cuando terminó de cocinar, tanto sus amados Ohagis como el platillo favorito de Giyu, salmón con rábanos, los sirvió y puso en la mesa de la sala. Dónde Giyu esperaba en silencio, con la mirada más perdida que de costumbre.
Algo tenía el imbécil de su novio, y no quería decirlo.
Ni siquiera dijo algo cuando le sirvió su comida, sólo un mísero Gracias y ya.
Estaba harto.
— ¡Di lo que quieras decir, idiota!
Giyu paró de comer, mirándolo.
— ¿... Y qué es lo que quiero decir?
— ¡No me tomes por idiota, porque sé claramente que quieres decirme algo! ¡Así que dilo, ahora! Me enferma que nada más me mires y no me digas nada, cuando en realidad quieres decirme algo. Estamos juntos en esto, ¿No!
Tomioka lo miró sorprendido. Jamás creyó que Sanemi se preocupase por él realmente; después de todo, las cosas solamente sucedieron, sin explicación o razón.
Para cuándo el albino se vino a dar cuenta, era abrazado con fuerza por el azabache. Bueno, lo abrazaba con el único brazo que poseía. En un torpe y casi desesperado abrazo.
— Perdón... No quería que te enojaras.
— ... Sólo dime lo que quieres decirme. — respondió serio, demandante y tratando de calmarse.
— ... A veces me pregunto, por qué estás conmigo y por qué todavía no te has ido o cansado de mí. — empezó diciendo, enterrando su rostro en su hombro, no queriendo ver su expresión. — ¿No es extraño que dos hombres vivan juntos y... Tengas sentimientos más allá de una amistad o relación cordial?
— ¿De verdad te sigue importando esa mierda, Giyu?
— ... No me da miedo estar contigo, ni el que todos me odien.
— Nadie te odia, imbécil... — dudoso, puso una mano en sus cabellos cortos, en una suave caricia, que conmovió a Tomioka. — Y eres un idiota si crees que te odio o me aburro de ti... Si no quisiera estar aquí, me hubiera ido hace mucho.
Pero, simplemente, no quiero.
— ¿... No me odias?
— No.
— ¿... Tampoco...?
— Te amo, maldito imbécil. — declaró, con un sonrojo en sus pómulos, sintiendo su pulso alterarse. — Y quien debería preguntar sobre si me odias o te aburro o lo que mierdas sea, debería ser yo.
Giyu se separó levemente de él, mirándolo a la cara.
— Bueno... Tu cara da miedo. — una vena le saltó a Sanemi, mientras una sonrisa enojada abordaba sus labios. — Pero, te amo.
Y el sonrojo de su rostro se expandió. Aunque Giyu no estaba mejor.
— Eres un idiota, Giyu.
-Traumada Taisho
Declaro que está es mi OTP gay de todo Kimetsu no Yaiba. ¡Y qué escribiré de ella porque me da la gana!
Gracias al que lo lea.
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Eres un idiota, Giyu [Sanemi/Giyu]
Fanfiction[Short-fic/Semi-AU] Dónde Sanemi y Giyu tienen una relación, luego de la batalla contra Muzan.