Capítulo 1 DESESPERACIÓN

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Los días pasan, nadie ayuda lo suficiente para distraerme de mi maldito infierno, la tranquilidad muy poco dura en mí.

 Hoy parecía ser un buen día para mi madre Emma, se veía muy radiante y feliz, cosa que constantemente no pasa, algo debía traer entre manos en definitiva pero la cuestión era el averiguar que la tenia de esa manera.

- Victoria acércate, te tengo una grandiosa noticia! .- dijo mi madre, esto ya se me hacia bastante confuso, su actitud no era nada de lo normal. Comencé a acercarme lentamente hacia ella, debería confiar plenamente, pero que no me puedo dejar llevar tanto por la felicidad, ya que vienen los demonios a arrebatármelas de las manos. Mamá se notaba algo nerviosa, pero igual se notaba feliz. Pregunte por fin el porqué de tanto alboroto, en eso papá entra con unos papeles.

- Hija, hemos estado haciendo lo posible por tratar de sobrellevar tu… enfermedad.- Su voz se quebró al final, dio un gran pero áspero suspiro tratando de contener las lágrimas, ya esto se me comenzaba a preocupar, ¿porque papá llora y mamá se ve tan nerviosa pero aun así feliz?

-   No estoy enferma, los demonios son verdaderos, solo que me molestan es a mí.- dije gritando con algo de enojo y temor en tan solo pensar en aquellos seres diabólicos.

-  Vic, por favor cálmate.- dijo mamá mientras su sonrisa iba desvaneciendo poco a poco.

- ¿Recuerdas al doctor Billie? .-

Billie era mi psiquiatra, ha sido bueno conmigo al a veces hacerme pensar en otra cosa que no sea el temor o la muerte. Pero aun así no era lo suficiente para hacer un cambio drástico en mi vida como el hacer que todo fuese como antes, normal, monótono y feliz.

- Hemos estado hablando y al parecer, creemos que lo mejor es que vuelvas a…- mientras iba pronunciando sus últimas palabras sin pensarlo comencé a gritar tirándome al suelo pateando todo a mi alrededor. ¿Cómo carajos es posible que mis propios padres estaban felices y de acuerdo con la idea de llevarme de nuevo a ese encierro, en el cual era forzada a creer en esas personas porque ''me ayudaran a tratar de sobrellevar de mejor manera mi enfermedad'' y la realidad es que son las primeras en maltratarme tanto física como mentalmente.

 De repente todo se detuvo, pude sentir un gran y perturbador silencio, sabía lo que venía, sentía su maldita presencia, me gire a mirar a mis espaldas y allí estaban mirándome, riendo macabramente como si fuese la marioneta defectuosa la cual deberán romper bruscamente, pero con odio y placer, para luego tirarla a la basura.

- ¡ALEJENSE DE MI, DEJENME EN PAZ! .- gritaba cada vez más con dolor, temor y una desgarradora suplica constante para que no me consumieran, ya no quería está vida, no la necesitaba más.

-  Victoria detente! .- escuche los gritos de mi madre que cada vez se hacían más lejanos.

Corrí, mientras veía como todo a mi alrededor se tornaba en un tono vinotinto, sin dejar de observar las manos de esos seres que trataban de alcanzarme mientras corría con todas mis fuerzas.

- ¡matate, no sirves para una mierda en está vida, no vales nada, nadie te salvara de tu infierno, NADIE QUIERE LIDIAR CON UNA LOCA, NADIE .-  escuchaba las voces hablarme tan sucia y malignamente que de un momento a otro tropecé, pero al momento de caer sentí miles de arañas correr en la dirección contraria a la que iba, perdida y sin rumbo. De repente sentí dos manos en mis hombros, mis ojos estaban cerrados, por temor a ver algo que no quería.

-  ¡Chris apresurate con las pastillas! .- entonces supe que era mamá pero el temor seguía dentro de mí, así que solo me digne a gritar con las pocas fuerzas que me quedaban pidiendo ayuda. De repente sentí que mi madre metió bruscamente dos pastillas, dos malditas pastillas que poco a poco harían que me quedase dormida, pero al despertar no sabía que cosa peor podría pasar.

-  Emma ya está despertando, ¡tráele agua!

Mientras iba despertando de un pesado y tormentoso sueño escuche a papá gritándole a mamá, pidiéndole que se apresurará, me aproxime a abrir los ojos lentamente, estaba en un consultorio, era el consultorio de Billie… ¿cómo mierda llegue aquí?

-  Pueden pasar, el doctor Billie los está esperando, me llamo Rosalie soy nueva aquí.

- Muchas gracias Rosalie.- dijo papá con un tono algo ahogado, cuando nos acercamos a la puerta me aproxime a preguntar que había pasado, estaba muy confundida y necesitaba respuestas inmediatas, lo último que recuerdo es que estaba en casa hablando con mis padres, y luego… bueno después de lo que no quiero recordar no lo sé, mágicamente llegue a este sitio.

- Necesito que nos escuches Victoria, no quiero más alborotos de tu parte.- dijo papá mientras mamá se acercaba con ojos rojos y el rostro demacrado, posiblemente debió estar llorando.

-  Aquí tienes hija, ven vamos a ver a Billie.- Dijo mientras me entregaba un vaso de agua fría, tome solo un sorbo y lo deje, no quería estar tan llena como para llegar a vomitar o algo por el estilo.

 Entramos a la habitación, me gustaba estar allí siempre había música que relajaba y un ambiente muy fresco y limpio, pacifico sobre todo. Mis padres saludaron inmediatamente a Billie y viceversa.

-  Hola Victoria, ¿que los trae de nuevo por aquí?

-   Disculpa si te interrumpimos, es solo que tratamos de decirle a Victoria lo de…

- ¡CALLATE!.- No pude evitarlo y grite, ni siquiera podía escuchar o pensar en el nombre de ese sitio, me perturbaba.

- Victoria cálmate, creo que ya se lo que pasa aquí Sr. Chris.- dijo Billie con la cara completamente sería.- Victoria, tus padres han tratado de decirte que sería buena idea el que volvieras… a tratar con más gente, o al menos una con la que te puedas sentir cómoda claro, el que tengas esquizofrenia no implica que el resto de tu vida este basado en vivir con tus padres, además ya estas cerca de tus 18, y es hora de que poco a poco te vuelvas a adaptar a la sociedad.

 Quede completamente en shock, como podría volver a tratar a alguien que no fuesen mis padres? Era algo ilógico, los demonios buscarían mil formas más fáciles de atormentarme.

- Y se lo que tal vez pienses, ¿Cómo puede ser posible esto? ¿Cómo trataras a alguien si te has alejado tanto de los demás? Bueno, he conseguido… llamémoslo grupo de apoyo, este consiste de personas con enfermedades similares, y otras que solo van allí para conocer las expectativas de los enfermos.

-  ¿Entonces los normales nos verán como un daño para la sociedad?

- No, no será así. Comenzaras a ir dentro de 2 días, debes prepararte, y recuerda… sigue bebiendo tus pastillas.

Apenas salimos, trate de correr lo más rápido posible.

- ¡NUNCA ME ATRAPARAN, TENGANLO POR SEGURO! .- les grite a mis padres mientras iba a toda velocidad.

De repente choque con un chico, era alto, pelo negro un poco largo, tenía unos ojos verdes demasiado perfectos para ser reales, piel blanca como la nieve, una sonrisa tierna que hacían formar unos grandes pero lindos pómulos a su alrededor. Me quede como una estatua, tenía unas extrañas ganas de abrazarlo, así que lo hice, el respondió al abrazo. El chico se veía confundido mientras observaba mis actos, me sentía diferente, segura, como si nada malo más volvería a pasar.

-¿hola, te conozco? .- dijo el chico algo confundido, pero con una sonrisa encantadora, mientras tanto seguía abrazandome.

No tan RealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora