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Este país es realmente hermoso, aquí todo es lindo, la gente es perfecta, todo es una maravilla, cuando Dios creó este país, sin duda pensaba en el edén, sin embargo yo no encajo aquí, todas las niñas de mi edad ya van a fiestas hasta el amanecer, son lindas, con caras perfectas y cuerpos divinos, visten como toda unas mujeres mientras que yo, por este lado, siempre hago que mi madre me escoja la ropa, nunca voy a la peluquería, no estoy pendiente de mis uñas o de mi cara, nunca he ido a spa, peso 63 kilos, visto siempre ropa ancha, uso frenos desde los 10 años y aún no se ve la diferencia, llevo anteojos desde la primaria y nunca voy a fiestas... En definitiva soy diferente, aunque ese día estaba super segura de que todo iba a cambiar, que aquí me iban a querer e iba a hacer millones de amigos.

Cuando abrí la puerta de mi departamento, me encontré con un bus escolar amarillo, grande y nada destrozado como los de mi país natal, sonreí ante la emoción de saber que esto era perfecto e iba por buen camino, cuando subí, habían muchos niños y niñas lindas, todos altos y flacos, el conductor me mandó a tomar asiento y habían tres sillas desocupadas atrás, tomé una, junto a una niña rubia, ojos azules y delgada, todo una diosa, le sonreí pero pasó por alto mi saludo, miró a otro lado y todos a la vez se rieron, yo también reí sin saber por qué, estaba muy feliz, aunque la felicidad no me duró mucho...

Cuando llegamos intenté hablarle a muchos pero ninguno me peló, todos me ignoraron, me pasaron al frente para leer y cuando lo hice, la niña rubia se rió a carcajadas y murmuró: -"Pero vaya que la gorda sabe leer"

Tomé asiento creyendo que era una broma de bienvenida y hasta le reí y todo pero al escuchar las carcajadas de los demás no pude evitar sentirme mal, deseaba poder ser sociable y caerle bien a todos, en el descanso me la pasé sola, comiéndome una rica ensalada que me preparó mi madre, cuando se acabaron las clases me dirigí hasta la salida y escuché muchos gritos ofensivos, me fui hasta mi casa.

Llegué muy triste, se me notaba hasta en el caminar, recordaba aquellos gritos que solo me llamaban gorda, fea y hueca... Todo un desastre mi primer día en el instituto, estaba dispuesta a cambiar, a dejar la gordura atrás y empezar a lucir como los demás pero... ¿cómo podía lograr eso?

La vida de una adolescente...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora