Escabeche

Séptimo

Brillante y temprano en la mañana siguiente, antes de que Will se despertará, Hannibal lo dejó con una nota escrita a mano que explicaba que había ido de compras y se fue temprano.

Tres horas después, Hannibal regresó en taxi y entró en la casa, luego escuchó las señales del estado de Will.

El hombre más joven estaba en la ducha, tomándose su tiempo sin Hannibal ahí para apresurarlo. Se oía correr la ducha mientras la dejaba caer por la espalda, tibia pero no demasiado.

Hannibal se inclinó para recoger a una pequeña criatura que lo siguió a la casa con una correa de cuero. Era un cachorro caniche rojo cobre, de solo diez semanas de edad, y que ya estaba muy alerta a su entorno.

Vincent bajó trotando las escaleras y ladró una vez al recién llegado, pero Hannibal lo hizo callar arrojando una golosina de su bolsillo, luego llevó al cachorro a la cocina y lo cargó como un bebé.

"¿Hannibal?" exclamó Will, envolviendo una toalla alrededor de sus caderas, desde lo alto de las escaleras. "¿Estás de vuelta?"

"Estoy de vuelta" exclamó Hannibal, dándole la espalda a Will mientras preparaba café en la cocina con una mano.

El cabello de Hannibal se hacía más largo cada día, y unos mechones plateados caían sobre su frente y rozaban la parte superior de sus lentes.

El cachorro tenía demasiada curiosidad acerca de la nueva voz para esperar, y se retorció hasta que se asomó al sonido de la voz de Will con ojos brillantes y redondos sobre el hombro de Hannibal, lo que hizo que el hombre mayor sonriera para sí mismo.

Will se puso un par de boxers y luego bajó las escaleras hacia la cocina para ver qué hacía Hannibal, ya que no volvió a subir las escaleras.

"Hannibal, ¿dónde...?" Will fue interrumpido por los grandes ojos de la pequeña cosa en los brazos de Hannibal. "¿Qué es eso?"

Hannibal se volteo para mostrarle a Will el cachorro de pelo albaricoque de cabello rizado que parecía una nube de rizos de color melocotón con unos ojos brillantes y una nariz de botón.

"Un cachorro, un cachorro caniche estándar del único criador no oficial en el país" dijo Hannibal, y acercó al bebé cachorro a Will. "Parecía particularmente brillante"

"La mayoría de los caniches lo son" dijo Will, extendiendo su mano para que el cachorro lo olfateara. "¿Lo adoptaste?"

"Lo adopte para tí" exclamó Hannibal con una sonrisa suave en sus ojos mientras el cachorro olía la mano de Will y lamió con un rápido movimiento de su lengua.

Hannibal le entregó el suave cachorro a Will, poniéndolo cuidadosamente en sus brazos, y observó su expresión.

"Es hermoso" dijo Will, sosteniendo al cachorro en sus brazos. "Nunca he criado nada de raza pura"

"Una de las primeras novedades" sonrió Hannibal mientras el cachorro, que parecía un oso de peluche, trepó por el pecho de Will para lamerle la barbilla, al instante cariñoso con él.

Will acarició la espalda del cachorro, y luego sobre el collar ahí, y luego se detuvo para mirarlo.

"¿Lo nombraste?"

"No" dijo Hannibal, y observó la mano de Will mientras se movía sobre el collar de cuero del cachorro, donde un anillo había sido atado con una cinta roja. El anillo era de plata brillante y parecía cubierto de escamas de pescado grabadas que captaba la luz sin ser ostentosas. Era el anillo perfecto para un pescador. "Pensé que te dejaría eso a ti"

Los pensamientos de Will se distrajeron cuando vio el anillo y lo sacó del collar.

"¿Y esto?"

"Y esto..." exclamó Hannibal, mientras se acercaba, suavemente, luego tomó el anillo y lo deslizó sobre el dedo de Will, donde encajó. "Es cumplir una promesa"