Capitulo 27 {Maratón 1/2}

5.6K 350 27
                                    

Toco un par de veces la puerta de su departamento. Es la primera vez que entro y utilizo la puerta de la manera adecuada, tal vez de la manera a la que ella le gustaría. Vuelvo a tocar, nadie ha abierto todavía. ¿Estará? Claro que sí… son más de las ocho… 

Entonces, siento que sigilosamente me abre la puerta. Y siento además, como quita los miles de seguros que esta traía. 

- Hola… - le saludo. Pero _________________ no responde. – tenía muchas ganas de verte… - cuanto me cuesta decir este tipo de cosas. Pero con ella, solo fluyen. 

- ¿Qué haces aquí? – me pregunta fría.

- Te lo dije… tenía muchas ganas de verte. – abro un poco más la puerta de su departamento con las manos para poder entrar y la abrazo a ella, haciendo que sus pies dejen de tocar el suelo. Acomodo mis manos en sus caderas y le beso la nariz rápidamente. La puerta se cierra sola. - ¿estás bien?

- Me han quitado el trabajo. – susurra. Su mandíbula empieza a temblar. Y reconozco muy bien el matiz de sus ojos. Pocos días… y me he convertido un experto en ella… 

- Jo.der, ¿por qué?

- No lo sé. – sus manos cogen mis brazos y hacen que los baje de sus caderas. Me abstengo. Lo hago. Le hago caso siempre y ahora no será la excepción. – mi jefe fue golpeado brutalmente por alguien que quería que yo recuperara el trabajo cuando no lo tenía. – me mira. Está buscando respuestas y está logrando colocarme nervioso. – hoy… después de días de recuperación, por fin pudo caminar y venir a decirme que nunca más trabajaré en ese jo.dido banco. – cierra los ojos y deja escapar algunas lágrimas. - ¿por qué Luke? 

- Te puedo explicar lo que pasó…

- Max está en el hospital. – continua. Me tiene atrapado. Trago saliva y veo como una lágrima le adorna las mejillas. Y ahí va otra. - ¿se puede saber quién te ha dicho que puedes meterte en mi vida de esta forma?

- Quería defenderte, eso es todo.

- ¿Golpeándolos? – grita. Endurezco la mandíbula y evito que su mirada me debilite más. 

- Yo no quería…

- ¿Tú no querías qué? ¿Meterme en esto? ¿jo.derme más de lo que ya estaba sin ti? 

Me quedo callado. Aquello ha dolido más que un golpe en la mandíbula. Más de lo que yo he podido dar en años. Y ella lo maneja en palabras que golpean fuerte… más fuerte que yo. 

- Las cosas no son así ¿vale? 

- ¿Y cómo van las cosas contigo Luke? – busca mis ojos y yo hago que se encuentren con los suyos. Nos miramos. Quiero besarla. Quiero quitarla ese enojo a base de caricias. Me pone. Me encanta. Es preciosa. - ¿Quién eres y por qué quieres manejar mi vida de esta forma?

- Yo no quiero manejarte.

- Estás haciendo que todo se salga de control.

- Dijiste que necesitabas ese trabajo…yo solo…

- ¿Tú qué? – grita de nuevo.

De sus ojos empiezan a brotar innumerables lágrimas. No sabe cómo mirarme. No sabe si quiera si puede hacerlo. Se tapa el rostro y camina de un lado para otro. 

- Y ahora tengo que conseguir un abogado ¿sabes? Me han denunciado. 
Abro los ojos. ¿De qué otra manera puedo arruinar más la vida de alguien que en verdad ha empezado a importarme? ¿De qué otra manera no puedo dejar de un problema para todos? Es ir. Aparecer. Y dejar una pequeña huella en cada persona que conozco. 

Está de espaldas. La escucho llorar. A la misma vez mis propias manos no pueden controlarse más y se ponen sobre sus hombros. Quiero tocarla. Quiero embriagarme en el perfume de su piel. Acaricio sus hombros y acerco mi boca a su oído… 

- Perdóname.

¿Cuántas veces he dicho la misma palabra? 

- Eso no va a solucionar las cosas Luke… - me dice sin parar de llorar. Mis labios tocan su cuello lentamente. Mi piel se eriza y la de ella también. Puedo sentirlo. Abro un poco más la boca y aprieto su cuello suavemente con ambos labios. 

- Me has vuelto loco…

- ¿Tienes una idea de en cuantos problemas me estás metiendo?

- Yo no quería, te lo juro.

- ¿Por qué? ¿por qué haces estas cosas?

- Viene en mí. No puedo controlarlo… - admito. Jamás nadie ha escuchado decir esas palabras de mi boca. Bueno, ahora sí hay alguien. – no puedo controlarme cuando alguien hace algo injusto contigo.

- ¿Y tengo que seguir soportando lo mismo cada vez que no puedas controlarte?

- Soy así ____________________. – susurro en su oído. Ella cierra los ojos y deja caer algunas lágrimas. 

- ¿Cómo sé que no podrías hacerme lo mismo a mí? 

- Eso es imposible…

La volteo de repente. Se aprieta los labios y contiene las lágrimas. Me quedo sin aliento al notar que ha accedido a acariciar mi rostro con sus manos. Me despeina un poco. Me gusta. Me gusta muchísimo.

- No quiero que vuelvas a hacerlo ¿vale? Prométemelo. – me susurra. 

- Te lo juro. – alcanzo una de sus manos con mis labios. Acabo de jurar la primera cosa en mi vida. Y mi corazón late fuerte. Abrazo un poco más sus caderas con mis brazos y la cargo un poco más. Observo sus ojos, ese bonito color _____________(co) le asienta perfecto. Y miro sus labios. Rosados. Míos. Los he comido más de una vez. Y quiero hacerlo ahora. Tumbarla y comérmela sin ningún temor. Hacer eso… eso que llaman: “hacer el amor”. Saber que se siente, aunque probablemente ya lo he hecho con ella. Aunque probablemente ella haya sido la primera en hacerme sentir aquello. 
Mis labios se acercan a los suyos e intento besarla.

- Tienes que irte… - me dice sonriéndome ligeramente. – yo… solo quiero pensar las cosas ¿sí? 

Me lo pienso dos veces. Es lo mínimo que merezco. 

- Sí… - asiento con la cabeza y despego mis brazos de ella. Se me hace difícil. Tanto, que se me queda un vacío en el cuerpo. Intento irme y avanzar hasta la puerta. Pero algo no me deja. Algo me obstruye y me dice que no puedo hacerlo sin antes habérselo dicho. Hay adrenalina. Hay mucha. Mis manos sudan y mi corazón se sale. Volteo y al mirarla, es aún peor. Siento que jamás he dicho esto con tanta sinceridad. Que jamás… se lo he dicho a alguien. Trago saliva. Me está mirando y no sabe por qué no me he ido todavía. 

- ¿Estás bien? – me pregunta. Tal vez ha visto mi aspecto. Debo lucir tan ridículo. 

- Quiero decirte algo. – le digo y respiro hondo. _________________ enarca una ceja. 

- ¿Qué cosa? – me pregunta inocente. 

- Yo… - suelto el aire. Vamos, ¿por qué co.ño esto tiene que ser tan difícil? - yo… yo te quiero. – muerdo mi labio y siento que el corazón se me sale. Abro más los ojos. ¿Qué cosa acabo de decirle? Mi piel se eriza y trato de parecer frío ante mis últimas palabras. Pero no lo logro. Estoy más nervioso que nunca en mi puta vida. 
- ¿Qué? – me pregunta divertida.

- Que te quiero. Te quiero para mí… te necesito para mí… - aquello me ha costado menos. Y me besa. Se acerca a mi tanto que apenas y puedo seguir respirando. Su labio inferior toca el superior mío. Abro la boca. Su lengua entra. Moja la mía. Mis ojos se abren un poco y puedo mirarla besándome. Aprieto sus caderas. Qué bonita es esta puta sensación. 

- Te quiero Luke. – me responde en medio del beso. La aprieto un poco más. Sí…sí… me muero por hacerle el amor. Por desnudarla. Por contar los lunares de su cuerpo. ¿Por qué alguien no me dijo que existían este tipo de sentimientos? ¿era por ella, verdad? Seguramente querían que me la encuentre en el camino. 
Y bajo mis manos, tocando sin discreción sus bonitas nalgas. Me ponen. Y ella hace lo mismo. Toca mi trasera sin piedad alguna y aprieta aún más nuestros cuerpos. 

- ¿Quieres estar conmigo? – una nueva pregunta atraviesa nuestras miradas. Cuando reacciono, no sé muy bien si ha entendido mi pregunta. Ni siquiera yo sé si he entendido lo que he dicho. Jo.der, ¿Cómo se preguntan estas cosas? 

- ¿Estar… juntos? - __________________ abre más los ojos. 

- Juntos…sí…sí, juntos. – le respondo. Y pienso un poco más. Lo tengo. Es aquí donde formulo por primera vez esta pregunta. – quieres…¿Quieres ser mi novia, gatita? 

Y sonríe. No se ha creído la pregunta. Pero me besa de nuevo. Me besa y hace que nuestros alientos se unan por última vez en esa noche. 

- Sí. – me dice. Aprieta mis labios de nuevo. – quiero ser tuya… tu novia, tu todo… 

Y entonces... es ahí, justo en ese momento… donde hay una sola pregunta que ronda tu cabeza y no tiene respuesta. Las demás, se han ido muy lejos. Solo hay una. Te la formulas. Y aunque nadie puede escucharte… piensas… ¿habrá alguien en otro lugar que te haga sentir lo mismo? Y al final de la pregunta, obtienes la respuesta. Estas cosas, solo se viven una vez.

Tentation | Luke HemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora