¿Y si jugamos a ser novios? | Ruggarol |

Habitos.

Los proximos 30 minutos pasan en productos alimenticios y bromas, la lista ridicula de compras que tiene Ruggero, que tiene cosas como cheddar, vino, pero no vino italiano porque me da dolor de cabeza y aunque no deberia estar sorprendida de que el lo recuerde, lo estoy. Lo se porque robe su lista a la mitad de las compras para molestarlo y que tomara lo demas de memoria, mientras yo metía cosas en el carro que obviamente no estaban en la lista. Si, quiza soy un poco resentida.

Pero su lista apestaba, asique fue un bien común.

Es la compra mas divertida que tuve desde que me mude y comence a vivir sola, podría decir que la de Rugge también, si su amplia sonrisa puede ser una pista de ello.

Cuando llegamos a la caja, Ruggero solo ha devuelto una o dos de las cosas mas insensatas que tome, permitiendo que el resto pasara para ser cobrada. Trato de no sentirme satisfecha cuando toma los duraznos y los coloca en la cinta con una sonrisa cariñosa.

Claramente fallo en el intento.

Cuando el ultimo articulo pasa, saco mi billetera para pagar pero solo basta con dos pasos de Ruggero para opacarme completamente y pagar primero.

"De ninguna manera" le digo "tu pagaste ayer, ahora es mi turno, ese era el trato"

"Bien" dice el y levanta un brazo para dejarme pasar, quedo entre la caja y el mientras espero que la cajera cobre. En un acto de absoluta confianza, me apoyo sobre su pecho y el se agacha casi al instante, dejando nuestros rostros a la misma altura y casi frotando nuestras mejillas con suavidad. 

Ruggero aprieta mis caderas suavemente con sus manos antes de abandonarlas para tomar las bolsas de las compras. Cuando terminan de guardan todas nuestras cosas, le sonrio a la señora mayor sin poder evitar notar como nos sonríe de manera afectuosa, incluso por un momento, sus ojos parecían saberlo. 

Ruggero

Cuando al fin salimos de la tienda, hacemos caso omiso a los papparazzis y nos las arreglamos para volver a mi casa sin tener que fingir frente a algun fan. Cuando Karol abre la puerta del departamento, noto que ha terminado y el resto de la noche es solo para nosotros. Me sorprende no haber pensado en los fotografos o el hecho de que todo era un truco publicitario. No se había sentido como eso. Pienso en Candelaria, pienso en como era y noto lo distinto que se sentía con Karol y parece una locura.

"Asique" digo mientras coloco todo en su lugar "¿tus habilidades en la cocina aun no han mejorado desde la ultima vez no?" 

Karol resopla y hace una mueca ofendida "¿Estas insinuando que no se cocinar, que desde que vivo sola solo ingiero comida congelada o hecha? ¿como te atreves?"

Rio y empujo mi hombro suavemente contra el suyo "bien, entonces" sostengo ambos pimientos "corta estos tu, ¿si?"

Karol mira los pimientos que selecciono con tanto cuidado y luego me mira a mi. Alzando su ceja, quita los pimientos de mi mano, uno en cada mano porque, maldita sea, tiene unas manos tan pequeñas.

Estoy muy seguro que las habilidades culinarias de Karol no han mejorado mas alla de hacer un huevo, pero también se que esa cabecita terca que sigue mirando los pimientos jamás lo admitiría, mucho menos a mi.

"Contemplando la vida, ¿eh?" le pregunto sacandola de sus pensmientos.

"¿Que?"

"Estas mirando esos pimientos como Hamblet a su cráneo. Todo lo que debes hacer es cortarlos en rodajas, no es tan dificil, lo prometo." Le entrego una tabla de cortar y un cuchillo, intentando borrar mi tonta y divertida sonrisa, pero fallando en el intento.