Drogas Emocionales

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Desde los seis años conocí la soledad, me ahogaba entre mis miedos como si pudiese respirar. Mi demencia es la esencia de lo natural, más esas pastillas mi mente derrite como mantequilla y quedo en estado neutral.
Cada vez que las consumo, mi sensibilidad vuela como humo y detesto eso a decir verdad, cada vez que pasa el efecto soy el perfecto defecto de la tristeza y la oscuridad.
Me pregunto que pasaría de mi vida si un día no consumiera una pastilla, de inmediato sería el suicidio mi mejor medicina ante este mundo nauseabundo que causa mi malestar, soy el poeta sin esperanza, la razón más no la causa, el desdén de los que saben amar. Solo soy un experimento que ni siento, la verdad tras lo que miento, al sentirme rodeado pero divago entre lo ocre; mientras mi alma está en pena, la soledad me quema, y mi mente me dice constantemente la palabra mediocre...
No sé si tengo solución, solo quiero escuchar una explosión... como Cobain con la escopeta, tengo el alma en desolación, la vida vacía y la mente en cuarentena. Desearía ni existir, tomar veneno como elixir ante esta pena ajena, nacer en los campos de concentración, ser otro más en la lista negra.

Y estoy intentando ser amable y sonriente, pero ¿de qué sirve si estás con la existencia hueca?
Vivo 22 años de prisión, deseando la muerte como hippie una canción, anhelando una bala perdida; unos le llaman felicidad, yo lo llamo crueldad, así es mi vida...

Seguramente quedé traumado al ver a mi padre tumbado por una muerte horrorosa.
O quizás solo me vi plasmado como los sesos de mi hermano, pensando que fui poca cosa.

-Indigo-

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⏰ Última actualización: May 09, 2020 ⏰

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