Hay momentos en tu vida en el que necesitas urgentemente un hombro en el cual llorar, un abrazo acogedor o por lo menos un "estarás bien", pero esos momentos son en los que te das cuenta en lo solo que estás y que nadie te sacará de ahí. De ese lugar oscuro en dónde los pensamientos son tu peor enemigo. Donde comienzas a pensar en todos tus errores, en todos los que te abandonaron en el pasado y los que lo están haciendo ahora.
Recuerda los momentos en que estuviste con ellos cuando tu familia te odiaba. Cuando los aconsejaste mientras tu corazón se rompía en miles de pedazos. Cuando ellos salían y te pateban la cara para que caigas en lugar de ellos. Cuando los abrazaste para poder sentir amor.
Se supone que los malditos somos fuertes (o eso es lo que queremos demostrar), pero en momentos así es cuando ya no puedo más.
