Gustabo García era una persona muy orgullosa. Antes del 'incidente' había sido alguien respetado, con muchos amigos y un futuro por delante. ¿Cómo había acabado entonces recogiendo basura en una ciudad desconocida?
Horacio y él se conocían desde que eran pequeños. Su relación siempre había sido muy especial, se protegían de todo y de todos. Gustabo era el más calmado de los dos, el adulto; Podía convencer a alguien de cualquier cosa, hacerle enfadar y hacer que le perdonara de nuevo. Pese a ser muy buen negociador siempre le había gustado mucho ver el mundo arder, por lo que se metia en líos a menudo.
Horacio era el más impulsivo e infantil y no dudaba en usar la violencia para proteger a Gustabo ( no como si este último lo necesitara). Siempre había sido muy cariñoso y le gustaba que Gustabo lo mimase. Hacía varios años que había salido del armario y era abiertamente homosexual.
De repente un día todo habia sido destruido y, junto a su amigo de la infancia Horacio, se habían marchado de su ciudad natal. Ambos preferían pensar que no era una huida y que algún día podrían volver si querían, pero todo el mundo sabía que una vez se entraba en Los Santos no había marcha atrás. Al fin y al cabo, si por algo se conocía a esa ciudad era por los crimenes.
Siendo la ciudad con el índice de criminalidad más alto del país Los Santos era un lugar lleno de posibilidades... mayormente delictivas. Si querías conseguir dinero fácilmente y triunfar en la vida este era tu sitio. Además, tenía una peculiaridad que la diferenciaba de todas las demás; en Los Santos tu pasado no importaba. Una vez pasabas la frontera de la ciudad todos tus antecedentes se borraban, eras un hombre nuevo. No era casualidad que la hubiesen elegido para su nueva vida; habían estado planeandolo durante años.
Ambos amigos se lamentaban de no haber podido llegar en otras circunstancias; hubieran estado más preparados, llevarían algo de dinero e incluso podrían haber alquilado un sitio donde quedarse. Sin embargo, el incidente había hecho que tuvieran que tirar todos sus planes a la basura e improvisar (Y la verdad es que siempre habían sido muy malos improvisando).
Por lo tanto, estaban a punto de empezar una nueva vida. Sin una familia que les controlase, nadie que supiera nada sobre ellos, en un mundo lleno de posibilidades... Y estaban aterrados. Era la primera vez que se enfrentaban al mundo real por su cuenta, aunque tenían el consuelo de tenerse el uno al otro.
Sin embargo, ninguno mostraba su miedo o hablaba de él. Confiaban ciegamente el uno en el otro; habían pasado por mucho juntos y se conocían como nadie, pero ambos tenían sus razones para no mostrar aquello que consideraban una debilidad.
Gustabo siempre se había sentido responsable de Horacio y creía que debía proteger a su amigo. No podía permitirse preocupar al otro, sentía que debía llevar esa carga por su cuenta. Debido a todo esto se esforzaba por aparentar que no había nada de lo que preocuparse.
Horacio, por su parte, no podía dejar de pensar que todo lo que había ocurrido era su culpa y, pese a que en que cualquier otra situación no hubiera dudado en comportarse como un niño mimado para que Gustabo lo cuidase, en este caso no se atrevía a quejarse.
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Por encima de la ley (Intendenteplay)
RomanceConway no puede dejar marchar los recuerdos de la guerra, mientras que Gustabo sólo quiere empezar de nuevo